LA HABANA, Cuba. – Si vamos a buscar los orígenes de la actual crisis del sistema educacional cubano tendríamos que remontarnos al momento en que el régimen de la Isla desmanteló la escuela privada y reservó para sí el monopolio de la enseñanza. 385q3a
En lo adelante los maestros y profesores no podrían apelar a su espíritu creativo en las aulas, y tendrían que guiar sus clases por las directivas trazadas por la jerarquía política de la nación. Una situación que se hizo más evidente en las asignaturas humanísticas.
En esas condiciones la figura del maestro fue perdiendo importancia en la sociedad. Ni los estudiantes ni sus familias deseaban optar por las carreras pedagógicas, y en consecuencia serían los alumnos menos aventajados de la enseñanza preuniversitaria ―muchos de ellos sin otras opciones de carreras― los que finalmente estudiarían para convertirse en profesores.
Gradualmente fue disminuyendo la cifra de profesores en todos los niveles y tipos de educación. A tal extremo que en los últimos tiempos las autoridades educacionales han debido apelar al contrato por tiempo de personas con determinado nivel cultural para enfrentar las necesidades docentes en las aulas.
Actualmente, según declaró en entrevista para el periódico Juventud Rebelde la ministra de Educación Naima Ariatne Trujillo Barreto, hay un déficit de 24.000 maestros en el país, y las enseñanzas con más carencias de docentes son la secundaria básica y los Institutos Vocacionales de Ciencias Exactas. Los territorios más afectados por la falta de maestros son La Habana, Mayabeque, Artemisa, Matanzas, Sancti Spíritus, Ciego de Ávila y Camagüey.
A todo lo anterior se unen las malas condiciones de trabajo que deben afrontar los maestros en nuestro país. Carentes de recursos materiales para desarrollar su labor, y con salarios que no cubren la galopante inflación que depreda sus bolsillos, muchos educadores han abandonado las aulas en los últimos años para incursionar en labores que reporten mayores ingresos.
A propósito de los salarios de los profesores, la ministra, en la citada entrevista, mencionó algunas de las medidas adoptadas recientemente en pos de mejorar la situación financiera de los docentes. Se han flexibilizado normas que permitan pagar la sobrecarga docente que afrontan muchos educadores. Se comenzó a pagar la antigüedad a los profesores con más tiempo en la enseñanza, y también se les orientó a los municipios que pudieran mover sus presupuestos para incrementar el pago a los docentes.
Después de enterarnos de estas flexibilizaciones istrativas que últimamente se están implementando, cabría preguntar el porqué de su puesta en práctica tan tardíamente. Quién sabe cuántas trabas burocráticas más existan en el engranaje del Ministerio de Educación, y que estarían impidiendo una retribución mayor para los docentes. En este sentido la titular del sector se cuestionaba “qué hay de malo en remunerar más a compañeros valiosos”.
Trujillo, al referirse a las prioridades de su organismo, habló de fomentar una cultura del diálogo en las aulas, y de incrementar la lectura, no solo entre los educandos, sino también por parte de los profesores.
En lo relativo a la cultura del diálogo, la ministra no especificó los temas que serían objeto de los debates. Mas, no hay que hacerse muchas ilusiones. No habrá una apertura para discutir acerca de los asuntos que más interesan a los cubanos, y que incomodan al régimen.
Después de todo, no hay que olvidar que a los niños se les seguirá conminando a que sean como el Che.