MIAMI, Estados Unidos. — El gobierno de Andrés Manuel López Obrador (AMLO), a través de la Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuitos (Conaliteg), financió con recursos públicos la impresión de más de tres millones de libros escolares con contenido ideológico para el sistema educativo de Cuba. Así lo revela una investigación del medio Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI), basada en más de 1.000 documentos oficiales obtenidos por solicitudes de transparencia. 6v4e6y
Los materiales, elaborados por la editorial estatal cubana Pueblo y Educación, fueron impresos en La Habana utilizando insumos proporcionados por México, incluidos al menos 172 toneladas de papel, tintas, placas de impresión, refacciones para maquinaria y asistencia técnica especializada. Los gastos, que alcanzaron al menos 36,7 millones de pesos mexicanos, fueron absorbidos por el Gobierno mexicano sin que el acuerdo fuera anunciado públicamente, aprobado por el Congreso ni comunicado a la ciudadanía.
La evidencia documental —que incluye facturas, órdenes de compra, hojas de trabajo, reportes de viaje y correos electrónicos— demuestra que México no solo aportó materiales y equipos, sino que también envió personal técnico para dar mantenimiento a la maquinaria cubana y supervisar el proceso de impresión.
El entonces director de Conaliteg, Marx Arriaga, justificó el proyecto como parte de una “cooperación técnica entre pueblos”. Afirmó que “no se trata de un regalo”, sino de un gesto de solidaridad con Cuba. El reportaje de MCCI detalla que las autoridades mexicanas facilitaron el traslado aéreo de técnicos y los gastos operativos de la misión.
Contenido ideológico 472q24
Los libros financiados por México promueven una visión del mundo alineada con los principios del régimen cubano. En una de las actividades dirigidas a niños de segundo grado, se lee: “Organicen entre todos una marcha para protestar por una situación que consideren injusta”. Otro texto afirma: “En Cuba se aspira a construir una sociedad comunista, es decir, sin clases sociales ni explotación del hombre por el hombre”.
Además, en una de las lecciones se propone a los niños realizar un cartel con la consigna: “¡Socialismo o muerte!”. Otra actividad promueve la vigilancia entre compañeros: “En tu cuadra un niño bota papeles en la calle y maltrata a los animales. ¿Qué puedes hacer para ayudarlo a mejorar su comportamiento?”.
Asimismo, los libros alientan a los estudiantes a mantener la obediencia dentro del modelo político imperante: “Recordemos que el respeto y la disciplina son fundamentales para construir una patria socialista”.
Los fragmentos citados fueron obtenidos directamente por los reporteros de MCCI al consultar copias físicas en Cuba.
El Observatorio de Libertad Académica (OLA), una organización independiente cubana, evaluó algunos de estos materiales y concluyó que contienen “indicadores de adoctrinamiento político”, como “el culto al comunismo”, la exaltación del “modelo socialista como el único válido” y la “presencia de estereotipos ideológicos”. Según OLA, los libros promueven un pensamiento único que impide el desarrollo del pensamiento crítico.
El reportaje de MCCI califica estos materiales como parte de una estrategia de adoctrinamiento infantil, y resalta que México —mediante Conaliteg— fue responsable de dotar a Cuba del soporte técnico y material necesario para imprimirlos.
Falta de transparencia y opacidad 4xj5d
La Secretaría de Educación Pública (SEP) negó en un inicio la existencia del proyecto, afirmando que “no fue posible localizar ningún documento” sobre la colaboración. No obstante, tras la insistencia en solicitudes de información, MCCI obtuvo archivos que confirmaron la operación en su totalidad.
Los documentos muestran que el convenio se desarrolló sin difusión oficial, sin publicarse en gacetas o sitios institucionales, y sin evidencia de contraprestación por parte del gobierno cubano. No hay registro de que se tratara de un tratado internacional formal, lo cual genera interrogantes sobre la legalidad y legitimidad del uso de recursos públicos mexicanos en un país extranjero para fines de propaganda ideológica.
La operación incluyó el envío de insumos a la Isla y múltiples visitas de técnicos mexicanos a las instalaciones de la editorial Pueblo y Educación. Los informes internos relatan tareas de reparación de equipos, instalación de nuevas piezas, y capacitación al personal cubano. Las bitácoras de viaje revelan que los técnicos mexicanos también participaron en la corrección de pruebas editoriales y la validación del proceso de impresión.
La producción final fue de 3 millones 60.000 libros escolares, entregados al sistema educativo cubano entre mediados y finales de 2023. MCCI subraya que estos ejemplares no se encuentran disponibles para consulta en México y que, hasta la fecha, ni la SEP ni la Conaliteg han rendido cuentas públicas sobre el proyecto.
El reportaje concluye que se trató de una operación ejecutada con recursos públicos mexicanos, sin transparencia y con fines explícitamente ideológicos. Aunque las autoridades mexicanas promovieron la narrativa de cooperación técnica y solidaridad internacionalista, el contenido de los libros sugiere un objetivo de formación política desde la infancia en favor del régimen cubano.