Morir acá es todo un delirio, la peor de las ofuscaciones. Morir en Cuba es, de entre todas las disyuntivas posibles, la peor odisea. 5j1244
Grande es la historia del huevo en Cuba. El huevo es ara y pedestal, es muerte y vida, odio y también amor, deseos.
Cierto hombre solo “tiene” un banco del Parque Central, un banco y su desvencijada colchoneta que solo extiende en la altísima noche.
Se fue “la mayor Lucía”, y desconozco si recibió la venia de los compañeros del MININT, esos que regentan ‘Día y noche’ y los aeropuertos.
La Habana podría estar hoy entre las ciudades más sucias y enfermas de la historia, y el poder no hace nada para salvarla.
Las “íntimas”, que así son llamadas en Cuba, son esenciales, pero conseguirlas acarrea infinitos dolores de cabeza.
Le entregaron esa distinción sin que sepamos por qué se la entregaron, sin saber qué hizo ella para merecer eso.
¿Me baño? ¿Descargo el inodoro? ¿Y si se va la luz en ese instante, en ese preciso momento en el que creía haber conciliado el sueño?
Cuba se hunde en el agua que cae del cielo, en su propia agua, pero yo abro la pila que me niega el agua.
¿Nos comeremos los unos a los otros para creer que morimos alimentados? ¿Comeremos piedra?
