Puedo suponer la luz con los ojos muy apretados. Yo aprieto los párpados para no tener que enfrentar la oscuridad. h3m44
En estos tiempos se convoca al baile para no pensar en la comida, se convoca a danzar para no pensar en las muchas disparidades que vive la nación cubana.
Sin dudas el sancocho, al menos en Cuba, es un signo de prosperidad. Las sobras podrían desentrañar la situación económica de una familia cubana.
Los cubanos hemos vivido desde hace más de 60 años bajo una carpa repleta de animales dóciles que sucumben a las ansias de depredadores vestidos de verde olivo.
Lo más seguro es que los “emigrados” que vuelvan a Cuba no se enrolen en protestas. Lo más probable es que las miren desde lejos y a buen resguardo.
Yo creí, cuando vine a vivir al Cerro, que mi relación con el agua sería cordial, que sería tremendamente amable y hasta sustanciosa.
Lo que vi en el Zoológico de 26 me trajo la certeza de que no valió la pena tanta espera para entrar, tantas angustias y sudores bajo aquel resistero.
Es tan contradictorio que un país que presume de tener una “fabulosa” industria editorial termine poniendo a mal resguardo, en un contenedor de basura, un montón de libros.
Mi vecina Magali no quiere de menos; tampoco quiere de más. Ella lo que quiere es decidir, quiere escoger de entre un montón de opciones.
Los matanceros y las matanceras entenderán que todos los que lleguen al gobierno o a la dirección del Partido Comunista pondrán distancias con la gente.
