junio 10, 2025 5s2f6q

El lado más oscuro del apagón: sin plantas eléctricas ni ventiladores recargables 161o5u

¿Qué cubano puede destinar cientos de dólares para comprar ventiladores recargables y plantas eléctricas?
Una calle de Santa Clara, durante un apagón
Una calle de Santa Clara, durante un apagón (Foto de la autora)

SANTA CLARA, Cuba. – A finales de la semana pasada, justo cuando la empresa eléctrica en Villa Clara anunció un “escenario extremo” de 19 horas sin servicio y solo cinco horas con electricidad por bloque, Yosvany, un padre santaclareño, puso en venta su bicicleta para comprarle a su hijo de siete meses un ventilador recargable. A pesar de que el vehículo representaba el medio de sustento de su pequeña familia por su trabajo como mensajero a domicilio, no lo pensó dos veces: “Prefiero ir a pie que ver a mi niño llorar encharcado en sudor”. 6p1q6x

El circuito en el que reside Yosvany, perteneciente al reparto América Latina y casi colindante con la Circunvalación, es uno de los más críticos en esta ciudad junto a otros de las zonas José Martí y Virginia, donde los cortes eléctricos han sobrepasado desde hace un buen tiempo el total de horas programadas por la UNE. “Pero la felicidad dura poco en casa del pobre”, lamenta el muchacho, que tras haber gastado más de 20.000 pesos en el ventilador, que incluía dos bombillos y un pequeño solar, resultó que la carga apenas le dura unas cuatro horas en su máxima velocidad. “No resolví nada; hasta me dio por llorar”.

Las largas horas de apagón en horario nocturno junto al calor de estos meses de verano y la proliferación de mosquitos ha disparado la demanda de este tipo de equipos recargables, sobre todo de los que funcionan también con energía solar, al menos en el reducido sector poblacional que puede permitirse sus elevados precios de reventa. En Facebook no pocos anuncios de envíos a la Isla proponen “la solución para los apagones”. “Luz para tu gente en Cuba, aunque se vaya la corriente. Hazle la vida más fácil a los tuyos”, se detalla en un video de la plataforma DimeCuba, que promociona los productos EcoFlow con entregas a todas las provincias. En otros muchos reels de creadores de contenido patrocinados por agencias, aparecen clientes entusiasmados con sus nuevos convertidores o generadores solares comprados por sus familiares en el exterior. 

Por una de estas vías, el hermano mayor de Laritza Rodríguez, una madre a cargo de un niño con diagnóstico de parálisis cerebral infantil, le envió desde Estados Unidos un convertidor de 1.500 watts (W) que se conecta a una batería de auto y que le proporciona la energía indispensable para licuarle los alimentos a su hijo. “En mi caso esto no es un lujo, pero se de muchas madres con una situación igual a la mía que la están pasando terrible, sin poderse ni comprar un ventilador para que sus angelitos no pasen calor”, cuenta la entrevistada.

Laritza recuerda que las cuidadoras como ellas no tienen la posibilidad de trabajar, por lo que sin ayuda económica jamás pudieran permitirse ningún equipo recargable. “Es muy duro ver a tu hijo sentado en una silla de ruedas sin poder dormir y estar echándole aire con un pedazo de cartón”.

Las familias cuidadoras de menores con este tipo de padecimientos o de ancianos y enfermos encamados se hallan en una situación mucho más desfavorable. Esta semana trascendió en grupos de Matanzas el caso de Lesdian Hernández, un niño de nueve años diagnosticado con hipoxia isquémica cerebral, una condición que le impide caminar, hablar o valerse por sí mismo y que reside en un “hogar humilde donde las noches se han convertido en una verdadera tortura”, según indica la publicación citada.

Mediante la petición de ayuda, su madre solicita cualquier apoyo monetario, aunque sea pequeño, para adquirir un convertidor eléctrico que proporcione energía al ventilador del niño y cuyo costo total es de más de 300 dólares: “No pedimos lujos. Solo un respiro. Una noche sin lágrimas para esta madre que lo ha dado todo”.

“Unos estamos peor que otros“ 5r4sc

Basta un recorrido por la mayoría de los barrios apagados de cualquier ciudad cubana para percatarse de las condiciones desiguales latentes en una misma aciaga realidad. Si de algunas casas emanan halos luminosos provenientes de baterías y equipos recargables, otras muchas permanecen en total oscuridad apenas alumbradas por velas o mechones. Si unos pocos negocios como bares, cafeterías y restaurantes se mantienen abiertos gracias a sus ruidosas plantas eléctricas, otros deben cerrar temprano o simplemente reducir la plantilla de trabajadores para evitar pérdidas en las pocas horas que logran prestar servicio.

Cocinando a la luz de una vela (Foto de la autora)

Tras el anuncio de la UNE en Villa Clara, en los grupos en línea de compraventa se dispararon como nunca antes tanto las propuestas de ventiladores recargables, baterías, convertidores y plantas eléctricas. Los ventiladores que comercializa Adrián, un gestor de este tipo de artículos en Santa Clara, oscilan entre los 40 y 100 USD, mientras que los generadores superan los 600.

A pesar del alto precio de sus equipos, asegura haber vendido en pocos días más de 50: “A algunos se los pagan desde el extranjero sus propios familiares y otros empeñan hasta sus prendas de oro. ¿De qué vale lucir si no puedes dormir ni comer caliente?”, razona. La filosofía de vida de Adrián, a sus cortos 22 años, es esta: “Aquí sí hay gente con dinero. Que los compre el que pueda y el que no… bueno”.

Sobre la “policrisis” de Cuba y las condiciones desiguales de la población, tres sociólogos oficialistas cubanos advirtieron en mayo pasado que mientras unos se hallan en total desventaja, otros han logrado acceder “al más dinámico y mejor remunerado sector privado”, por lo que sí pueden “permitirse un generador” para enfrentar los apagones. Del otro lado, los que no cuentan con ayuda fuera del país y que perciben míseros salarios aun siendo profesionales, ni siquiera evalúan la posibilidad de tener algún día un ventilador recargable para hacerles más llevadera a sus hijos la dura existencia que les imponen. 

“Aquí se cocina casi todo con leña”, asegura Yadira, residente en un pueblo que paradójicamente se nombra La Luz, cercano a Camajuaní. “La gente aquí vive del campo. Casi nadie puede comprarse equipos de esos recargables. Por las noches llevo a la niña a dormir a la casa de la vecina que tiene una plantica que su hijo le mandó de afuera. Todos la pasamos mal en apagón, pero unos estamos peor que otros”.

En Facebook abundan las ofertas de plantas eléctricas a precios que la mayoría de los cubanos no pueden permitirse.
En Facebook abundan las ofertas de plantas eléctricas a precios que la mayoría de los cubanos no pueden permitirse.

Ciertamente el escenario más crítico de esta y otras provincias se sitúa hacia los municipios donde los “alumbrones” duran apenas tres o cuatro horas al día. Esta semana, en el grupo “Mipymes Villa Clara”, una madre cubana de una zona rural de la provincia imploró por ayuda económica para adquirir un ventilador recargable “al menos pequeño” para su hijo de dos años: “Me da vergüenza pedir, pero ya no puedo más, mi salud mental se está viendo afectada”. 

Aunque en los barrios apartados suele ser común que los vecinos instalen catres y colchones en las aceras para poder descansar a intervalos, en las ciudades cabeceras resulta impensable debido a los altos índices de robos. Justo el mes pasado un padre cubano compartió de manera pública tres imágenes de su pequeña hija durmiendo sobre un colchón en el piso al lado de la puerta: “Esto es criminal; todos los días los apagones estos sin solución. Las noches y los días enteros sin corriente, solo dos o tres horas con fluido eléctrico después de 20 o más horas de apagón. Somos seres humanos, no ganado en potrero. Mi niña no sabe nada, pero me pregunta. ¿Cómo le explico esto?”.

“Hemos caído en la decadencia y esto no tiene un pare. ¿Hasta cuándo es este abuso?”, protestó recientemente en “Revolico Sagua” otra madre identificada como Roxana, además cuidadora de una anciana convaleciente. “¿Cuántas de las madres cubanas están en estos momentos al borde de un colapso? No todas tenemos la posibilidad de tener para nuestros hijos un ventilador recargable para que puedan dormir… Nos están matando lentamente”.

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Laura Rodríguez Fuentes 652u6d

Periodista. Ha escrito para OnCuba, La Jiribilla y El Toque. Corresponsal de Cubanet en Villa Clara.

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