MADRID, España.- Desde este 12 de septiembre, el peso del pan diario que se distribuye por persona como parte de la canasta básica en Cuba se ha reducido a 60 gramos, 20 gramos menos de lo habitual. Esta medida, anunciada por el Ministerio de la Industria Alimentaria (Minal), se ha presentado como una “solución” para enfrentar la escasez de harina que afecta al país. 2g4k16
El diario oficialista Granma informó sobre la medida: “A partir de hoy, el pan de la canasta familiar normada tendrá una variación en su gramaje y precio, en función de mantener su producción ante la indisponibilidad de harina en el país”, afirmó Anayra Cabrera Martínez, directora general de Política Industrial del Minal. Cabrera apuntó que el nuevo peso del pan será de 60 gramos y su costo de 75 centavos.
A pesar de las declaraciones que prometen que la reducción en el gramaje no afectará la calidad, los cubanos perciben esta medida como otro intento del régimen de disfrazar su incapacidad para resolver la profunda crisis económica que atraviesa el país. La escasez de harina, las dificultades logísticas y la constante improvisación son síntomas de un sistema que no logra ofrecer soluciones efectivas y que agrava la situación de una población ya agotada por la falta de alimentos, medicinas y recursos básicos.
El anuncio oficial, que afirma que esta modificación no será definitiva pero se mantendrá “para garantizar que el pan llegue a todos”, suena a promesa vacía para muchos cubanos, quienes han visto cómo las condiciones de vida se deterioran sin señales de mejora.
El pan, que tradicionalmente ha sido una de las pocas garantías alimentarias mínimas, no solo es pequeño, sino de una calidad que deja mucho que desear. La textura gomosa, el sabor agrio y la frecuencia con la que se encuentra mal cocido han sido quejas recurrentes en los hogares cubanos.
El pan de la bodega, un reflejo más de la crisis 145h2z
En mayo pasado, surgió una inquietud en Las Tunas debido a la mala calidad del pan de la bodega: algunos pobladores se preguntaban si el producto estaba siendo elaborado con arena. Ante esta duda, la prensa oficialista local solicitó explicaciones a los directivos de la industria alimentaria en el territorio, quienes aseguraron que el problema se debía a un cargamento de trigo procedente de Rusia con “un elevado nivel de impurezas”.
Este lote de harina rusa llegó en ese mes por el puerto de Santiago de Cuba, y las impurezas que contenía son difíciles de eliminar debido a las “características tecnológicas de la industria cubana”. Los funcionarios explicaron que esto provoca que el pan, hecho con la harina resultante de ese proceso de molienda, tenga una textura granulosa o “arenosa” al masticarlo.
En marzo, las autoridades de la provincia de Guantánamo suspendieron la venta de pan a personas entre 13 y 65 años debido a la falta de materia prima. En abril, Villa Clara comenzó el mes sin pan disponible para la distribución entre la población.
En septiembre, la prensa oficialista reconocía que en Pinar del Río el pan que se comercializaba tenía un “color pálido, cenizo, seco y un olor ácido”.
Crisis alimentaria en Cuba 3j4r4x
La gravedad de la situación alimentaria en Cuba ha sido documentada por el Observatorio Cubano de Derechos Humanos (OCDH), que en julio pasado presentó un informe señalando que la crisis alimentaria es el principal problema social en el país. Según el documento, el 72% de los encuestados considera esta situación como la más urgente, destacando que siete de cada diez cubanos han dejado de desayunar, almorzar o cenar debido a la falta de dinero o la escasez de alimentos. Solo el 15% de la población ha logrado realizar las tres comidas diarias sin interrupciones.
En un análisis previo, publicado en abril, el OCDH subrayó que los esclavos en Cuba durante los siglos XVIII y XIX tenían una dieta superior en valor nutritivo y más abundante que la de los cubanos actuales. Basado en investigaciones del historiador Manuel Moreno Fraginals, el estudio señala que los esclavos consumían diariamente media libra de carne de res, tasajo o bacalao, 500 gramos de harina de maíz, boniato, yuca, calabaza y fufú de plátano.
La crítica situación alimentaria en la Isla ha llamado la atención de la comunidad internacional. En junio de 2024, la ONG Food Monitor Program, junto con el OCDH, denunció la gravedad de esta crisis tras la inclusión de Cuba por primera vez en un informe de UNICEF sobre desnutrición infantil.
Asimismo, en mayo, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y su Relatoría Especial sobre Derechos Económicos, Sociales, Culturales y Ambientales (REDESCA) expresaron su alarma por el agravamiento de la inseguridad alimentaria en Cuba. Señalaron que esta situación afecta de manera desproporcionada a grupos vulnerables, como personas mayores, mujeres embarazadas, niños, adolescentes y personas con enfermedades crónicas.
Sin embargo, el régimen no deja de realizar festivales de cocina gourmet y eventos que son percibidos por los cubanos como un insulto, ya que la mayoría de la población debe hacer “malabares” para poner un plato de comida en la mesa.