LA HABANA, Cuba. – Fuimos muchos los que pensamos que ante el fuerte rechazo popular al tarifazo de ETECSA, y particularmente luego de que se iniciara la protesta de los estudiantes universitarios, el régimen, si no daba marcha atrás a la medida, al menos, atenuaría un poco, solo un poco, los precios, o aumentaría siquiera en un giga la ración mensual de datos, para así simular que escuchaba y atendía los reclamos del pueblo y quitarle presión al malestar social. 2ai71
Pero no: pecamos de ingenuos los que atribuimos una pizca de sensatez e inteligencia política a los mandamases del continuismo castrista. Una vez más, con su terquedad en seguir adelante con el tarifazo, repitiendo argumentos y estupideces que a nadie convencen, han vuelto a demostrar su soberbia, torpeza y falta de visión política.
Ha podido más el miedo de los mandamases a internet. Aunque no ocultan que con las recargas buscan exprimir todavía más los bolsillos de los cubanos en el exterior, posiblemente la jugada les dé perdida. Es evidente que, en realidad, lo que buscan es restringir aún más el de los cubanos a las redes sociales, para que vuelvan a estar a ciegas, como hasta hace unos años, y no puedan expresar su descontento y protestar, aunque sea en el ciberespacio.
Hay veces que uno, con su miedo, lo que hace es atraer las cosas que más teme. Y eso es lo que le puede suceder al régimen.
Los estudiantes universitarios se han mostrado valientes, coherentes y centrados con sus demandas. Y el régimen solo les da evasivas. Azuzar a las ciberclarias, aparentar que no sucede nada grave, hablar de unidad y culpar a “confundidos y manipulados”, como si los cubanos de adentro fuéramos incapaces de pensar con cabeza propia, nada resolverá.
Hay que reconocer que el régimen no la tiene fácil. Con las opciones que tiene, como quiera, pierde. Si reprime la protesta, las cosas se le pueden ir de las manos, aunque no sea un Tiananmén, sí sería un escándalo de proporciones mayúsculas. Si cede a las demandas, algo que no está en su naturaleza soberbia y prepotente, les despertarán el apetito por el queso a los ratones. Entonces podría dar por descontado que vendrán nuevas protestas y más exigencias que inevitablemente irán adquiriendo carácter político.
Los que protestan están siendo presionados por profesores, esquiroles de la FEU y la UJC, funcionarios gubernamentales y segurosos. Tratarán de dividirlos e intimidarlos. La dictadura pretende vencerlos por cansancio.
Contra los estudiantes conspira el hecho de que estamos en el mes de junio. Las autoridades universitarias pudieran adelantar el fin de curso. Y los estudiantes que están al terminar sus carreras pudieran temer no poder graduarse si se suman al paro.
Es probable que la inédita protesta estudiantil, que algunos han comparado con el Motín del Té en Boston o la Rebelión de los Vegueros, no consiga sus objetivos. Pero, pase lo que pase, se ha sentado un precedente muy peligroso para la dictadura. Como cantaba Violeta Parra: “¡Que vivan los estudiantes!”.