Hartos de tanto show
Tania Díaz Castro, Grupo Decoro
LA HABANA, abril - Que yo recuerde el show del niño náufrago más famoso del mundo comenzó por aquí. No sé si con una tribuna abierta o con una mesa redonda. Un poco antes Juan Miguel González, padre del balserito rescatado de las aguas
milagrosamente después que su madre tratara de llevarlo hacia un país libre, llamó a su familia en Miami y le pidió que recogieran a Elián donde estuviera.
Ahora me quieren convencer de que el show no es cosa nuestra, que las manifestaciones pacíficas ocurridas a diario en Miami en apoyo a que el niño permanezca en esa ciudad con una parte de su familia, no son manifestaciones pacíficas, sino "turba fanática,
gente de espectáculo o populacho".
Me quieren convencer de que los de aquí son impresionantes desfiles de pueblo, gigantescos coros de reafirmación revolucionaria, emotivos actos cargados de combatividad, patriotismo, solidaridad, unidad y justicia. ¡Como si no conociera yo a mi atribulado y manipulado país!
No me convencen. Ni siquiera me convencen de que Elián estará mejor en Cuba, con una ideología impuesta y un pie en su casa y otro en la prisión si se le ocurre seguir las huellas de su madre y resulta apresado, o disentir en algo del gobierno de Castro o
sencillamente ejercer la palabra, o sea, si se le ocurre ingresar al discriminado periodismo independiente.
Mucho menos me convencerán después de anoche, cuando me visitó mi colega Manuel Vázquez Portal en compañía de su hijo Gabriel, quien es dos meses menor que Elián, pues cumplió sus seis años en febrero pasado. Gabriel es un niño
inteligente, decidido, ya con opiniones propias. Basta conversar un rato con él para darnos cuenta de que estamos en presencia de un hombre pequeño, con personalidad, más adulto que muchos seres que he conocido.
Por eso, no dudo de que Elián quiera quedarse donde está. Incluso debemos tomar en cuenta de que es allí, en Estados Unidos, donde ha obtenido ciertos bienes materiales que en seis años jamás pudo poseer y quizás soñaba. ¿Es raro pues que
no quiera regresar al país de la escasez, donde seguramente su madre le dijo en más de una ocasión que al año siguiente perdería su litro de leche diario por disposición gubernamental?
Yo estoy de acuerdo también en que debemos de luchar por preservar la vida en nuestro planeta, siempre y cuando la Patria Potestad de los padres no se use para rejuegos políticos y el machismo no esté a la orden del día.
En fin, que dudar de la inteligencia de Elián y Gabriel, es como dudar del oído del perro, es como dudar de que los cubanos estamos hartos de tanto show, de que los únicos dos canales de televisión conque contamos como única distracción del día
estén al servicio de la política, además de todas las emisoras radiales, la prensa escrita y las poquísimas revistas del país, de tanto liderazgo vetusto, sin renovación.
Tan harta me siento que ya me da lo mismo que Elián termine siendo hijo de Dios o del Diablo, que viva en un país donde se respeta la libertad individual o en este, donde se violan a diario los derechos humanos.
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