El buscapleito
Ramón Díaz-Marzo
HABANA VIEJA, enero - El buscapleito es un tipo que jamás te demostrará lo peligroso que es en su naturaleza. Su cualidad más importante será la memoria, sin la cual no podría mentirte tan bien como lo hace. Por la mentira y con la mentira logra sostener el
camuflaje que oculta su verdadera personalidad.
La Historia registra la existencia de buscapleitos geniales que han incidido en el curso de los acontecimientos. En su momento han sido vistos como hombres superiores por las masas de pueblos aplastados y sometidos por los condicionamientos de sus respectivas épocas. También las élites
intelectuales en momentos de profunda estupidez los han vislumbrado como seres dotados de una voluntad superior a la media; y es cierto. Pero recientes estudios mancomunados de la biología, la sociología y la historia de la guerra secreta demuestran que estos personajes simplemente han
sido máquinas altamente subordinadas a las complejas fuerzas sociales de sus respectivas épocas. Y la magistralidad de sus comportamientos se la deben a una alta dosis de sometimiento a las leyes ciegas del Destino, que, por otra parte, de divinas y geniales nada superior han tenido
cuando se las ha comparado con épocas posteriores.
Si el buscapleito es de marca mayor, es decir, auténtico, nunca descubrirás la violencia natural que esconde en su corazón. Ante sus contemporáneos siempre pasará por ser hombre de bien que busca la paz.
Pero el buscapleito, como registra la Historia, ha sido capaz de traicionar a todos los que en él depositaron su confianza; y al final de su vida, viendo que ya no tiene en torno suyo a nadie digno de su engaño, termina por traicionarse a sí mismo, como le ocurrió, en
su momento, al enigmático José Fouché.
Algunas teorías plantean que el buscapleito es un engendro del subconsciente colectivo, y que todo ese lío de dominación absoluta comenzó con Julio César, allá por la antigua Roma, antes de que Jesucristo permitiera que le arrebataran el Poder.
En fin, y para no extenderme demasiado en lo que harto es sabido: el buscapleito es, por naturaleza, un abogado sin trabajo. Necesita de todos los pleitos posibles para ganarse los frijoles. Cuando sale de un pleito, buscará otros pleitos. Es como alguien que se graduó de Derecho
y, si un día reinara la paz y la sabiduría sobre la faz de la tierra, no tendría un enemigo para ejercer su profesión de abogado y fiscal a un mismo tiempo, y no sólo moriría de hambre, sino también de tristeza.
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