Arroyo en libertad por cumplimiento de sanción
"Si aceptaba una libertad condicional estaba aceptando que cometí un delito"
LA HABANA, 19 de julio (UPECI) - "Hace una hora y media que salí de la prisión Kilo Cinco y Medio", dijo el prisionero de conciencia Víctor Rolando Arroyo Carmona pasadas las cuatro de la tarde de hoy desde Pinar del Río, lugar donde reside.
"Todavía no me he sacudido el polvo del camino, como dijo nuestro Apóstol", añade refiriéndose a José Martí.
"Hace dos días que oficialmente me avisaron que sería liberado en el día de hoy", precisó el periodista, que en enero de este año fue condenado a seis meses de cárcel por distribuir juguetes legalmente adquiridos a través de compras en
la red de tiendas estatales que venden sus productos en dólares. El dinero para comprar juguetes fue enviado generosamente por los exiliados cubanos. El proyecto para repartirlos fue ideado por la Corriente Martiana. Se nombra "Reyes Magos del Milenio", y el periodista Arroyo es su
principal impulsor en Pinar del Río. De hecho, fue encarcelado por esa actividad humanitaria bajo cargos de "acaparamiento de juguetes".
"Estoy muy contento y agradecidísimo por todo el apoyo y la solidaridad internacional que tuvieron conmigo los cubanos del exilio, las organizaciones defensoras de los derechos humanos, Amnistía Internacional, los medios de prensa, CubaNet, Radio Martí, La Voz de la
Fundación, Radio Mambí... para todos mi gratitud", exclamó emocionado Arroyo.
"Agradezco las llamadas telefónicas de solidaridad a mi casa, a mi madre, a mi familia", subraya el periodista.
Víctor Rolando Arroyo expiró la sanción por cumplimiento. Siempre permaneció confinado en Kilo Cinco y Medio, una de las tantas cárceles de la provincia Pinar del Río.
Refiriéndose a su estancia en ese penal reveló: "Hay muchas formas de maltratar a los seres humanos en la prisiones que no es precisamente con la violencia física. La intimidación, predisponer a determinados presos que son matones e instigarlos a que te agredan,
a que te roben las pocas pertenencias personales son también manifestaciones de la violencia contra los prisioneros políticos cubanos".
"Me propusieron una especie de libertad condicional, pero yo no la acepté en protesta, precisamente, a la injusta condena que me impusieron". Y sentenció: "Si aceptaba una libertad condicional estaba aceptando que cometí un delito".
"Estos fueron seis meses muy importantes en mi vida. Pude apreciar dentro del presidio a reclusos con 40, 50 y hasta con 60 años de sanción de privación de libertad por delitos a los que en verdad no les corresponde esa severidad. Hay un mecanismo al que llaman de
'delito priorizado', que no es más que una extorsión al preso, pues al colocarle ese llamado delito priorizado lo privan de los derechos que se recogen en la misma Constitución y en el Código Penal vigentes, como son los llamados beneficios de libertad condicional al
cumplir la mitad de la sanción", declaró Arroyo.
En cuanto a las condiciones en que viven los presos en las cárceles de la Isla el reportero de la UPECI narró: "Cada día se enrarecen más. Las instalaciones se deterioran; hay un creciente número de presos, lo que causa hacinamiento, promiscuidad; hay un
considerable homosexualismo; se consumen drogas; hay mucha violencia; la alimentación es pésima e insuficiente. La atención médica es lo peor. Por ejemplo, hay personas en Kilo Cinco y Medio que hace dos años están esperando por una operación quirúrgica,
personas con una lesión en la vista que han tenido que esperar casi un mes para que los lleven al médico. En mi caso hace más de veinte y cinco días que me retiraron el medicamento porque supuestamente no lo había. Un día me dijeron no hay más
medicamento para ti porque se acabó".
Arroyo es hipertenso, hace más de dos meses que se le inflaman las extremidades inferiores. Al respecto añade: "Me hicieron un análisis de laboratorio cuyo resultado nunca apareció; pero no es sólo mi caso, decenas de presos sufren esta situación día
a día".
Y prosigue explicando sobre el interior penal de Kilo Cinco y Medio: "Las condiciones de alojamiento son pésimas, camas con chinches, ratas, la calidad del agua es mala y la ponen una o dos veces al día, en cada ocasión por espacio de una hora, no más... hay que
guardar el líquido de un día para otro".
"Las barracas donde encierran a los presos tienen 30-35 metros de largo por 6 de ancho, son almacenes adaptados a prisión, y en cada una de esas naves se alojan entre 100 y 120 hombres, muchos de ellos durmiendo en el piso, sin colchón. Los baños, entre 3 y 5 para todas
esas personas hacinadas allí. Hay una elevadísima promiscuidad, lo que trae como consecuencia violencia de todo tipo: peleas, riñas. Hay mucha agresividad".
"Hay homosexualidad: se ve, es abundante", revela el periodista. "Es tolerada incluso por la Dirección del Penal: en un lugar donde no hay mujeres, el Mayor Inocente Delgado, jefe de Orden Interior, por el mes de abril o marzo no recuerdo exactamente repartió cientos
de preservativos", concluyó el recién liberado preso de conciencia.
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