La imagen en el espejo
Lucas Garve, I
LA HABANA, marzo - Casi nunca coinciden los críticos en sus juicios
con los del público. Así sucede una y otra vez.
También ahora, con la popularidad de la recién estrenada película
cubana "Un paraíso bajo las estrellas", de Gerardo Chijona, se
produjo el mismo fenómeno.
Filmada en buena parte en el cabaret Tropicana -de ahí el título
tomado del añejo slogan del establecimiento-, esta película obtuvo
la mayor acogida del pública desde Fresa y Chocolate.
Aunque en verdad, como película, en lo particular es un logro
mediano, los contextos que recrea la convierte en favorita.
Al cubano le gusta verse. ¿Narcisismo? ¿Vanidad? Creo que no. La
cuestión queda reducida a que la visión ofrecida por la media
oficial cubana, la marcada por el aparato propagandístico del régimen,
no refleja los rasgos más pertinentes de la vida real del cubano de hoy.
Por otra parte, vale la pena disfrutar el show de Tropicana por sólo dos
pesos, algo impensable para los cubanos de la calle, porque el precio de entrada
va de 40 a 75 dólares.
Además de gozar con los enredos de sus personajes protagónicos,
aliñados con una salsa que les incorpora los ingredientes de la
actualidad: la presencia del dólar en la vida de todos, el problema
racial, el socorro prestado por las creencias religiosas, la necesidad de
subsistir, los choques entre la mentalidad de los mayores de edad aferrados al
pasado y la informalidad omnipresente en cualquier solución que provoque
un cambio, todo con ese humor de sainete tan apreciado en la Isla desde hace
mucho.
Pero los críticos no hablan de eso porque no pueden. Y desperdician
el tiempo proponiendo razones que pocos escuchan.
Aquí bajo las estrellas no hay ningún paraíso. Después
del espectáculo sobre el escenario, entre bambalinas, discurre la vida
real llena de luchas, mezquindades y otros forcejeos necesarios para sobrevivir
en la Isla del socialismo caribeño.
CubaNet no reclama exclusividad de sus colaboradores y
autoriza la reproducción de este material informativo, siempre que se le
reconozca como fuente.
|