Jorge Maspons. Publicado el martes, 17 de abril de 2001 en
El Nuevo Herald
New Orleans, Louisiana -- Hoy es el aniversario número cuarenta de la
invasión de Bahía de Cochinos. Es importante que recordemos esta
operación militar porque, de haber tenido éxito, la primera
dictadura comunista en el hemisferio occidental hubiese sido liquidada, no hubiéramos
tenido tantos problemas en la América Central, y hoy Cuba sería
una nación libre e independiente y prooccidental. Y no hubiéramos
tenido la crisis de los misiles en octubre de 1962.
El ejército de Estados Unidos no tenía igual en las técnicas
de desembarcos anfibios en costas hostiles. Decenas de miles de americanos en
desembarcos brillantemente planeados y ejecutados en las playas de Omaha y Utah
en Normandía, Anzio en Italia, Iwo Jima, Saipán, Inchón en
Corea y otros más aseguraban la victoria para nuestras fuerzas militares.
Esta pericia equivalía a una garantía de veloz y pronto éxito
en las costas de Cuba.
La pregunta que los americanos deben hacerse a sí mismos es ¿por
qué fracasó la invasión? La contienda que condujo al
fracaso no fue librada en Playa Girón, como los cubanos llaman a la Bahía
de Cochinos, sino en Washington, D.C. La acción militar en la costa
cubana fue condenada por decisiones de Washington antes de que las primeras
tropas de asalto hubieran desembarcado. Aunque el destino de Cuba estaba en
juego, ningún cubano participó en las decisiones críticas
que se tomaron.
El aspecto trágico de la operación, según se
desarrollaron los acontecimientos, fue que los de la Brigada 2506 tenían
una fe ciega en el gobierno de Estados Unidos. Estaban muy seguros de que sus
amigos americanos nunca los dejarían solos.
Los instructores americanos estaban asombrados del fervor y entusiasmo
manifestado en el programa de entrenamiento por los brigadistas. La certeza de
que estaban trabajando con representantes de la nación más grande
y poderosa del mundo siempre estuvo presente en la mente de los voluntarios.
Ninguno concibió nunca la posibilidad de derrota.
Pero entonces, ¡el desastre! Los ataques aéreos fueron
cancelados y los aviones llamados de regreso a sus bases. La Brigada fue
abandonada en la playa, todas la peticiones de ayuda negadas. Los marineros en
el portaviones USS Saratoga lloraban porque no se les permitía ayudar a
sus amigos cubanos.
Durante meses no hubo duda sobre la complicidad de Estados Unidos, una
complicidad con la tiranía para la traición y el fracaso de los
brigadistas. La "opinión mundial'', por la cual los liberales de
Washington estaban tan ansiosos de sacrificar el honor nacional, se volvía
ahora agudamente contra Estados Unidos. Para aquellos americanos que se daban
cuenta de lo que había sucedido y por qué, el dolor se unió
a la humillación y la vergüenza.
El ejército de Estados Unidos no tenía igual en la técnicas
de desembarcos anfibios
El heroísmo de la Brigada Cubana 2506 fue recompensado con traición,
derrota, muerte para muchos y prisión cruel y larga para el resto.
Siempre recordaré las palabras y promesas del ex presidente John F.
Kennedy de devolver la bandera de la Brigada a los brigadistas en una Habana
Libre. Palabras y promesas que nunca fueron cumplidas. Y hasta el día de
hoy no se les permite a los cubanos emprender ningún intento de liberar a
su patria. Algún día la historia reconocerá verdaderamente
la traición contra la Brigada 2506 y reconocerá a los brigadistas
como los héroes que son, que fueron a liberar su patria sin ningún
interés personal.
Comprendo hasta cierto punto la frustración de esos hombres de la
Brigada 2506. Después de venir a Estados Unidos, durante la guerra de
Vietnam me alisté voluntariamente en el ejército norteamericano y
serví en Vietnam en una unidad de combate. Antes de que mi "tour de
servicio'' llegara a su fin, se me ofreció la ciudadanía americana
y así fui naturalizado mientras estaba aún en servicio activo.
Fuimos enviados a Vietnam del Sur de la misma manera que la Brigada 2506 fue
enviada a las costas de Cuba, a una guerra perdida. No había intenciones
de ganar en Cuba y no había intenciones de ganar en Vietnam. Y así,
en ambas ocasiones, una oportunidad de avanzar la causa de la libertad fue
desperdiciada.
Cubanoamericano, es veterano del ejército de Estados Unidos.
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