La Habana. EFE. Abril 18, 2001.
D16
El presidente de Cuba, Fidel Castro, aseguró ayer que podría
interpretarse a sí mismo en una posible película histórica
sobre la batalla de Playa Girón (Bahía de Cochinos) o sobre la "crisis
de los misiles" "si me maquillan un poco". Al final del acto de
masas para conmemorar el 40 aniversario de la proclamación del carácter
socialista de la Revolución, Castro aseguró a los concentrados que
podrían ser actores en una película histórica e invitó
a la tribuna al director del Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos,
Omar González. Éste preguntó al líder cubano si él
interpretaría a su propio personaje y Castro respondió: "Yo,
depende si me maquillan un poco hago el mismo papel".
El presidente cubano recordó que varios cineastas estadounidenses,
con el actor Kevin Costner a la cabeza, presentaron la semana pasada en La
Habana la película "Trece días" sobre la "crisis de
los misiles" de 1962 que involucró a Estados Unidos, la antigua Unión
Soviética y Cuba, y colocó al mundo al borde de una guerra
nuclear. Castro aludió a que la película muestra "lo que
ocurrió allí" y no descartó una versión cubana
sobre la misma.
Los cineastas de EE UU se reunieron con Castro y tras plantearle quién
podría interpretar su papel, el líder cubano les respondió
que él mismo.
Más socialismo 40 años después
Sixto Martínez | La Habana
En un acto de masas cargado de simbolismo, Castro dijo: "Hoy no venimos
a conmemorar el 40 aniversario de la proclamación del carácter
socialista de la Revolución. Hoy hemos venido a ratificarlo". Más
de 100.000 personas asistieron el lunes al acto en las calles 23 y 12 del
Vedado, un céntrico barrio de La Habana al lado del cementerio de Colón.
Como hace cuatro décadas, muchos de los manifestantes enarbolaban fusiles
de asalto y vestían uniformes de miliciano o de las tropas de reserva. El
propio Castro, de 74 años, subió a la tribuna con un fusil al
hombro que agitó en el aire en saludo a la multitud.
"Estamos lejos de haber alcanzado toda la justicia necesaria y posible",
apuntó el jefe del Estado, quien prometió que el futuro "será
más brillante y el socialismo más acabado". El presidente señaló:
"Décadas de lucha contra enormes dificultades han fortalecido
nuestras convicciones. El socialismo que hoy concebimos es muy superior a
nuestros sueños de entonces". Castro reconoció que, tras una
década de "periodo especial" en medio de la aguda crisis económica
provocada por el derrumbe del bloque soviético, "un nuevo amanecer
comienza a alumbrar nuestro futuro". Dedicó gran parte de su alocución
a atacar a su tradicional enemigo, Estados Unidos, y al imperialismo, informa
Efe. Su discurso lo cerró con las tradicionales consignas "Hasta la
victoria siempre" y "Patria o muerte". Con el estribillo de "Sin
socialismo...", empezó las frases para enumerar los logros de la
Revolución, sobre todo en educación, salud y reparto de la
propiedad. "Sin socialismo, Cuba no habría podido resistir la
hostilidad de nueve presidentes de EE UU que con excepción de (Jimmy)
Carter (1977-81), debo decirlo con toda honestidad, fueron hostiles o sumamente
agresivos contra nuestra patria", afirmó Castro. Sin citarlo, dedicó
una invectiva a su colega estadounidense George W. Bush. "Habría que
añadir al que acaba de acceder al trono presidencial, que a juzgar por
los primeros pasos dados en la esfera internacional y el lenguaje de sus
asesores y sus aliados de la mafia terrorista de Miami, se evidencia que podríamos
estar ante una istración belicosa y carente de ética",
dijo.
El líder cubano, que en 1961 tenía 34 años, proclamó
el carácter socialista de la Revolución tras el entierro de siete
milicianos que murieron en ataques aéreos contra bases militares de la
isla. Ayer, Castro volvió a tomar a la multitud el mismo juramento de
entonces: "Y por esta Revolución de los humildes, por los humildes y
para los humildes, estamos dispuestos a dar la vida. Obreros y campesinos,
hombres y mujeres humildes de la Patria, ¿juran defender hasta la última
gota de sangre esta Revolución de los humildes, por los humildes y para
los humildes?". Un sonoro "Sí" fue la respuesta.
Castro recordó que en 1961 abandonó la tribuna para ir a
enfrentarse a la fracasada invasión de exiliados cubanos entrenados por
EE UU en Playa Girón (Bahía de Cochinos), que se produjo al día
siguiente y que fue la primera prueba de fuego de la Revolución. En estos
días, Cuba vive momentos de exaltación patriótica y
revolucionaria. Los dirigentes, y hasta los presentadores de televisión,
aparecieron el lunes vestidos de uniforme. Castro invitó a la tribuna a
los comandantes históricos de la Revolución y al padre del niño
"balsero" Elián González.
©CopyrightEdicionesPeriodísticasS.L. Capitán
Haya 1, Madrid (España)
«Hoy no venimos a conmemorar el 40 aniversario de la proclamación
del carácter socialista de la Revolución, hoy venimos a
ratificarlo», dijo Castro ante unas cien mil personas que habían
sido convocadas en la confluencia de las calles 12 y 23, el mismo lugar donde él
mismo habló hace cuarenta años. Después de más de
una década de una crisis económica nunca vista en la historia de
Cuba y durante la que la población ha sido sometida a privaciones
inimaginables, Castro vislumbra ahora «un nuevo amanecer que comienza a
iluminar nuestro futuro, un futuro que será mas brillante, un socialismo
que será más acabado, una obra revolucionaria más
prometedora y profunda». Castro acaba de recibir un gran apoyo político
y económico de China.
TRASPAPELÓ EL DISCURSO
En su discurso leído y a pesar de las confusiones (Castro tuvo que
volver al estrado después de despedirse porque se le había
traspapelado la última hoja), Fidel también se mostró
optimista sobre el resultado de la votación en la Comisión de
derechos Humanos de Naciones Unidas, que hoy está previsto que dictamine
una resolución presentada por la República Checa para condenar la
situación en Cuba. Se considera que la votación está
virtualmente empatada, aunque para Castro la receta es permanecer «tranquilos,
todo el mundo con una gran serenidad y una gran sonrisa, ahí nosotros
ganamos de todas formas, tengamos más votos o menos votos», y hasta
se permitió bromear con el ministro de Relaciones Exteriores, Felipe Pérez
Roque, diciéndole: «No te preocupes tanto por los votos... nosotros
ganamos» porque a los norteamericanos «no les alcanza el tiempo para
presionar» a los países que participan en esta comisión.
También en vísperas de la Cumbre de Canadá para
promover el libre comercio en el continente americano, Castro considera que «la
superpotencia hegemónica tratará de buscar las condiciones de
rendición a los Gobiernos de América Latina» a los que
supuestamente pretende imponer privilegios que «cerrarán el paso a
la competencia comercial y las inversiones de Europa y de los países
industrializados de Asia» en la región. En la cumbre de Canadá
«sabemos que América Latina y el Caribe pueden ser devorados, pero
no podrán ser digeridos» y que «más tarde o más
temprano, como el personaje bíblico, de una forma u otra, escaparían
del vientre de la ballena. Y el pueblo cubano los esperará desde fuera».
«Cuando vemos al sur de Río Grande todo un conjunto de países
balcanizados, aunque todos con la misma lengua, cultura y raíces históricas
y étnicas, a punto de ser devorados» por Estados Unidos, «los
cubanos podemos exclamar qué glorioso mil veces fue aquel día en
que aquí se proclamó el carácter socialista de la Revolución»,
dijo Castro, que desde entonces se ha convertido en el jefe de Estado decano de
América, y Cuba, en uno de los países más atrasados.
AMENAZAS
El fusil que alzaba Fidel Castro y otros cientos de manifestantes presentes
rememoraba también el intento de invasión norteamericana que se
produjo en aquellos días y que desde entonces ha marcado la desmesurada
tendencia del régimen al militarismo. En ese sentido, Castro advirtió
que «los que intenten apoderarse de Cuba no recogerán hoy ni
siquiera el polvo de su suelo anegado en sangre porque no tendrán otra
alternativa que perecer en la lucha». |