Roberto A. Weill. Publicado el martes, 24 de abril de 2001
en El Nuevo Herald
A 40 años de la epopeya de Girón se hace de ineludible deber,
en honor a nuestros patriotas de la Brigada 2506, rememorar en contexto histórico
el devenir de estas cuatro décadas.
Múltiples libros (One Hell of a Gamble, The Kennedy's and Cuba, etc.)
revelan hoy con amplia evidencia de documentación desclasificada la razón
de la derrota, la abyecta traición de la istración Kennedy a
los freedom fighters de la 2506. Esta traición se extendió a los
valores libertarios de la Declaración de Independencia de Estados Unidos.
Lo anterior quedó plasmado en el memorandum del 20 de febrero de 1962 de
Edward Lansdale, jefe de la Operación Mongoose contra Castro ordenada por
Kennedy, quien argumentó "que los cubanos libres deben recibir ayuda
internacional, pues históricamente los americanos pudieron hacer su
revolución gracias a la ayuda militar, política y económica
de otras naciones''. Girón fue la peor mácula de la ilustre
historia de Estados Unidos, la cual está aún por expiarse.
La historia convalida meridianamente hoy la heroica gesta acometida en Girón.
Cuba yace en ruinas de genocidio político, económico y social
después de 42 años de dictadura comunista, y en Estados Unidos el
décimo presidente, George W. Bush, todavía confronta a un país
esclavo a tan sólo 90 millas de su costa sur.
Por lo que respecta a los cubanos libres, la historia también
registra cómo jamás hemos bajado la guardia y hoy hemos hecho de
Cuba una nación con dos países, el territorial destruido, y el del
exilio, potente, respetado y irado. La ciudad más importante de Cuba
no está en la isla; es Miami. Un verdadero orgullo nacional que
inevitablemente se verá coronado con su victoriosa llegada a las playas
de la Perla de las Antillas.
Este exitoso éxodo nacional, no obstante, presenta algunos casos,
aunque pocos, del síndrome de desgaste de voluntades. No son eventos
aislados en la historia del devenir de los humanos. Acabamos de ver cómo
cinco de la Brigada 2506 se prestaron para un show internacional y
cayeron en la redada del genocida, quien hábilmente utiliza todo tipo de
argucias para erosionar al enemigo y oxigenarse en el poder. Esto no es nuevo en
la historia de las guerras, calientes o frías. Recordemos que en 1959 el
genocida le declaró una estratégica guerra (fría) al pueblo
cubano, con las armas de su lado, con el objeto de invadirlo militarmente desde
intramuros. Esta guerra persiste aún y es la savia alimentadora de su
sistema. La Rosa de Tokio radialmente trató de minar por años el
espíritu de combate de las tropas norteamericanas. Los norteamericanos
respondieron con dos bombas atómicas y una rendición incondicional
del enemigo, después de haber enviado a campos de concentración a
japoneses ciudadanos americanos. Múltiples otros ejemplos abundan, como
la intransigencia de Churchill versus la debilidad de Chamberlain, etc.
En su libro Freedom Betrayed, el académico Michael Ledeen nos ofrece
un paralelismo entre los "éxodos viejos y los nuevos''. El caso más
viejo de transición de la esclavitud a la libertad, el de la liberación
de los judíos en Egipto, explica claramente la dificultad de sacudirse
una mentalidad de esclavos. Posterior a cruzar el Sinaí y al arribar a la
frontera de la Tierra Prometida, los judíos insistieron con Moisés
en enviar espías de vanguardia para reportar sobre posibles dificultades.
Dios, aunque ofendido ante la duda sobre su promesa de entregarles a los judíos
una tierra bella, colmada de leche y miel, aprobó el plan a regañadientes.
Josué salió entonces como líder de una misión de
espionaje de 12 hombres, quienes regresaron a los 40 días. Todos
reportaron que, en efecto, la tierra era bella y llena de riquezas, pero que los
habitantes eran más corpulentos y fuertes que los judíos, armados
y fortificados, por lo que sugirieron abandonar la misión y regresar a
Egipto, en donde por lo menos sus vidas no correrían peligro. Josué
y Caleb intransigentemente se opusieron, rememorando los muchos sacrificios y
milagros que les permitieron salir de Egipto, cruzar el Mar Rojo y el vasto
desierto en pos de la libertad. No obstante, el pueblo no escuchó a sus líderes
y solicitó la remoción de los intransigentes Moisés y Aarón,
atacándoles a pedradas.
Ello forzó la intervención de Dios, quien montó en cólera,
considerando esto una indignidad y traición insoportables, procediendo a
planificar la destrucción total del pueblo incrédulo y débil
en sus convicciones, así como exigió crear otra nación tan
sólo con Moisés y su familia. Dicha medida fue cancelada gracias a
la intervención disuasiva de este último y sustituida por otra
donde no se les permitió la entrada a Israel a los traidores, castigándoles
a permanecer en la diáspora por 40 años, un año por cada día
de la misión de espionaje.
¡Gracias, Brigada 2506, por vuestro sacrificio excelso y vuestro
ejemplo de 40 años de digna intransigencia patriótica!
Fundador y presidente de la Universidad Latinoamericana de la Libertad
Friedrich Hayek.
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