En Cuba
beber no es un placer, sino una evasión de la realidad
LAS TUNAS, 9 de febrero (Juan Téllez Rodríguez) - Toma bebidas
alcohólicas, según dice, para olvidarse de la pesadilla que vive.
Su nombre es Marcos Báez Serrano y reside en calle Julián Grimau
#117, Vázquez, un pueblo de la provincia Las Tunas.
El señor Báez reveló que hace 14 años trabaja en
una empresa pecuaria cerca de La Veguita, en Vázquez, donde chapea,
desyerba y hace cualquier trabajo que le permita ganar honradamente el sustento.
Es un hombre de campo, sencillo y de lenguaje directo.
Según el hombre, hace cuatro años que no le suministran
zapatos para trabajar. "Los que traigo puestos los compré por fuera
(en el mercado ilegal), en cien pesos", explica. No obstante, están
llenos de remiendos.
"Vendieron un pantalón de trabajo hace unos dos años,
pero camisa no", recordó Báez, a quien le pagan
aproximadamente unos cinco dólares al mes (105 pesos), en dependencia de
las ventas de la empresa donde labora.
Pero, Báez enfrenta un problema adicional. "Hace un mes que no
me pagan, esto es el colmo. Dicen los jefes que no tienen dinero", reveló.
La empresa pecuaria se dedica a cultivar cebollino, ají, maíz,
boniato y otros productos.
"La mayoría de las veces el desayuno está ausente de mi
dieta. La bolita de pan muchas veces no la puedo consumir porque la panadería
está rota. Leche no tengo. Un litro cuesta 2.50 pesos. Y del café
ni hablar, este gobierno vende una onza por persona cada siete días. ¡Esto
se dice y no se cree, pero es la realidad!", declaró Báez.
Respecto al almuerzo en el centro de trabajo Báez explica: "Generalmente
es un caldo de chícharo con alguna vianda". La cena la efectúa
en su casa, según él asegura, "cuando hay".
"Así no se puede trabajar, mire lo flaco que estoy", me
espeta mientras se abre la camisa para que yo pueda ver sus bien delineadas
costillas.
"En ocasiones tomo bebidas alcohólicas, es cierto, para
olvidarme de la pesadilla que estoy viviendo", dice lentamente como si le
costara trabajo pronunciar las palabras.
Como el señor Báez, en Cuba hay miles. Quizás cientos o
miles de miles que, según ellos, beben alcohol "para olvidar".
Lo que hace pensar en un modo sui generis y masivo de evadirse de la crisis que
afecta a la sociedad cubana y para la cual no se vislumbra solución ni a
corto ni a mediano plazo.
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