CUBANET... INTERNACIONAL 194j2n

Julio 9, 2001



Noticias de Cuba

El Nuevo Herald

Publicado el 9 de julio de 2001 en el El Nuevo Herald

Se cierra el círculo sobre los negocios privados

Tony Smith / Associated Press. LA HABANA

En una concurrida fila de taxis de La Habana, entre mucha chatarra oxidada, el Buick Electra 1959 de Javi Rodríguez se destaca por los brillantes fulgores que desprenden sus ornamentos metálicos bajo el sol de la tarde.

El vehículo, comprado por $2,000 y cuyas reparaciones ascendieron a otros $2,000, es un símbolo de lo que los pequeños empresarios privados pueden lograr en Cuba, aunque tienen cada vez menos oportunidad de hacerlo.

Dos mujeres cargadas con pesadas bolsas de víveres hacen muecas de desaprobación, cuando ven a Rodríguez hablar con un ``gringo'', y parten entonces en un auto destartalado que deja una estela de humo negro.

``Hay mucha gente que prefiere viajar en mi taxi porque está limpio y bien mantenido. Es bonito'', dijo el ex técnico naval, de 34 años.

Rodríguez no puede llevar a ``gringos'' en su auto. Desde que las reglas para los taxis privados cambiaron hace cerca de un año, sólo tiene permitido llevar a cubanos, quienes normalmente pagan no más de un dólar por el viaje. Los extranjeros son atendidos por autos estatales.

``Ahora gano menos'', dijo Rodríguez, esquivando hablar sobre sus ganancias. ``Antes, cuando podíamos dar servicio a los extranjeros, hacíamos un negocio bastante bueno''.

El gobierno comunista de Cuba inicialmente permitió operaciones a los pequeños empresarios privados al caer su economía en barrena, a comienzos de la década pasada, cuando desapareció su principal benefactor, la Unión Soviética.

De un golpe, la economía de Cuba se contrajo cerca de un 40% y el gobierno declaró el llamado ``período especial'', que trajo consigo racionamientos de comida similares a los de tiempos de guerra, cortes eléctricos y otras medidas de ajustes al cinturón.

Con una actitud pragmática, el gobierno comenzó a galantear con los inversionistas extranjeros. También permitió a los cubanos tener dólares y practicar una suerte de capitalismo en 157 rubros autorizados para trabajos privados, desde la carpintería hasta las reparaciones de colchones y la apertura de pequeños restaurantes, llamados ``paladares''.

Con un puñado de billetes verdes enviados por sus familiares en el extranjero y ayudados con un auge del turismo, los cubanos se abocaron a hacer negocios.

Para 1997, operaban en toda la isla cerca de 210,000 ``cuentapropistas'', como se denomina aquí a los dueños de los pequeños negocios privados.

Hoy esa cifra se ha reducido a unos 150,000, debido en gran parte a mayores impuestos y controles oficiales, que muchos pequeños empresarios consideran creados precisamente para impedir un ``exceso de éxito''.

Casado, con dos pequeños niños y propietario de un pequeño negocio familiar, un cubano que se identificó sólo como José asegura que hoy día es virtualmente imposible mantener un pequeño negocio.

En 1995, José abrió un paladar --con las 12 sillas máximas permitidas-- cerca de la costa habanera, y, cuando el negocio era bueno, lograba tener ganancias mensuales hasta de $1,250. Cuando abrió su negocio, pagaba $150 mensuales en impuestos, pero para este año la tabla impositiva ha subido a unos $850. Debió cerrar.

``Y yo era de los más optimistas. Pero ahora no'', dijo José. ``Hoy es prácticamente imposible trabajar por cuenta propia... Las cuentas no cuadran''.

Cada visita del departamento de higiene, trabajo, infraestructura e inspectores del fisco le costaba unos $100 en sobornos, aseguró. ¿La alternativa? Multas hasta por $1,500.

``Las reformas fueron un producto de la necesidad que el gobierno tenía... de dar una imagen de apertura para estimular la inversión extranjera'', aseguró José. ``Era una válvula de seguridad que permitía al gobierno respirar. Ahora estamos de nuevo en una fase de política''.

Quizá lo más importante para el gobierno es que, aunque el sector privado representa sólo un 1% de la economía, algunos ``cuentapropistas'' pueden obtener en un día lo que empleados estatales reciben en un mes. Un profesor, por ejemplo, lleva a casa un salario mensual de $8, mientras un médico gana unos $15.

Entretanto, muchos cubanos siguen haciendo negocios, de forma ilegal.

El vicepresidente Carlos Lage recientemente estimó que un 62% de los cubanos manejan dólares. Parte de ese dinero se utiliza para complementar las raciones de comida, pero otros dólares se aplican a la adquisición de artículos o servicios ingeniosos, pero casi siempre ilegales, con que los cubanos tratan de ``resolver'', es decir, conseguir lo que consideran más importante en un momento dado.

En una pequeña casa cerca del aeropuerto de La Habana viven ocho personas: Ramón y Flora, sus dos hijos, su hija, su yerno y los dos hijos de la joven pareja.

Para completar los ingresos mensuales de la familia, que suman unos $30, Ramón, que es vigilante nocturno en un almacén de la construcción, también vende pintura, mientras Flora se dedica al alquiler de películas grabadas en vídeo.

Las cintas de vídeo las graba secretamente en casa de un vecino, quien oculta una antena satelital dentro de un tanque de agua en su azotea.

Cada casete le cuesta unos $3, y debe pagar a su vecino un dólar adicional por grabar cada película en su casa. Flora alquila luego los casetes a 25 centavos de dólar por noche, a unos 40 clientes que prefieren pagar para ver películas extranjeras antes que sintonizar los canales cubanos --todos oficiales--, que en su mayoría transmiten debates políticos.

Los taxis particulares son oasis de libertad

A. Cortina / Cuba-Verdad. La Habana

Este verano castiga duramente a los cubanos de la isla. Los que pueden toman un taxi para trasladarse de un lugar a otro de la capital evitándose así montar en los camellos, o sea en esos camiones de carga que el gobierno adaptó para transportar a las personas.

Abordar un taxi en Ciudad de La Habana tiempo atrás era como sacarse la lotería. Como buenas propiedades del estado, esos vehículos casi nunca se dirigían hacia donde iban las personas que los detenían en la vía pública, a no ser que se le ofreciera al chofer entregarle una cantidad superior a la que registraría el taxímetro al final del viaje.

Por algún motivo desconocido, a alguien en las altas esferas del gobierno (que tampoco se sabe quién es y de seguro no necesita del servicio de taxis ni viaja en camellos) se le ocurrió extenderle licencias de choferes de alquiler a los propietarios de carros que así lo solicitaran. Esta medida duró poco tiempo, pero fue suficiente para que centenares de personas pusieran sus viejos carros al servicio del transporte público.

A riesgo de innumerables trabas, altos impuestos, inspecciones constantes y el acoso de la policía, estos trabajadores por cuenta propia recorren la ciudad de un lado a otro en busca de obtener mayores ganancias. Y aunque hay gente que deja escapar estos taxis privados, quizás por no contar con los diez pesos que cuesta la carrera, generalmente esos autos circulan llenos y en las horas de más afluencia de pasajeros se hace difícil conseguir plaza a bordo de ellos.

Sin embargo, no es sólo el confort que aún pueden brindar estos carros americanos de las décadas del 40 y 50 del siglo pasado o los ``modernos'' Ladas de la desaparecida era soviética, que difícilmente resisten el paso del tiempo como sus homólogos capitalistas, ni el deseo de librarse de los infernales camellos lo que hace que las personas viajen en ellos, sino también la sensación de libertad que siente la gente cuando se traslada sobre vehículos privados.

Cuando se aborda un taxi se tiene la impresión de librarse de ataduras, se quita la mordaza que le han impuesto e inevitablemente surge el tema de conversación de ``lo malo que está todo en el país''.

Basta que alguno de los pasajeros, o el mismo chofer, pronuncien alguna expresión referente al desespero en que viven los cubanos para que fluyan libre y espontáneamente todo tipo de opiniones en contra del sistema político.

En ocasiones los debates se prolongan de tal modo que, cuando las personas llegan a su destino, siguen la charla contestataria parados en las esquinas.

Una avalancha de nombres raros inunda la isla

Agence Presse. La Habana

La revista Cuba Foreign Trade se preguntó en su mas reciente número cómo se llabmaran los empresarios cubanos dentro de 20 años, tomando como referencia la avalancha de nuevos nombres y sus variaciones que ya inunda el béisbol.

En las últimas tres décadas, los juzgados cubanos han sufrido fuertes dolores de cabeza debido a una creciente variedad de nombres fruto de la imaginación popular, que cada vez se aleja más de los heredados de la cultura española.

El asunto se extendió al sistema educacional, donde los viejos maestros deben convertirse en verdaderos artífices de la fonética para poder pronunciar la lista diaria en el aula.

Los nombres de 68 peloteros en activo comienzan por la letra y, como por ejemplo Yosvanny, Yobal, Yuslán, Yunier, Yulieski, Yohanet, Yoandry, Yadel, Yunior, Yordanis, Yolber, Yoennis, Yoendri, Yisnel, Yalier, Yonger e Yandri.

Pero además, la raíz española se ha perdido en muchos casos de nombres y se verifican algunos ``importados'' de lo más variados lugares.

Por su parte, la estrecha relación de tres décadas con la desaparecida Unión Soviética dejó en la pelota cubana nombres como Alexei, Pavel, Vladimir, Mijail, Serguei y Dimitri, entre otros, a pesar de que nadie vió jamás un ruso practicando el deporte de los guantes y los bates.

8 de julio de 2001

Discreta distensión en la base de Guantánamo

Pablo Alfonso. El Nuevo Herald

La base naval norteamericana de Guantánamo, que ha sido una constante manzana de la discordia entre Estados Unidos y Cuba, se ha convertido ahora en un elemento de cooperación y posible distensión en las siempre tensas relaciones entre ambos países.

Autoridades estadounidenses del Hospital Naval de la Base de Guantánamo y funcionarios cubanos del Hospital Provincial Clínico Quirúrgico Agostino Neto, de la ciudad de Guantánamo, intercambiaron visitas a mediados del pasado mes de junio en la primera actividad de esta naturaleza que se lleva a cabo en los últimos 41 años.

``Lo que está en estudio es un proyecto para cooperar en la atención a víctimas de posibles desastres naturales en la región'', dijo a El Nuevo Herald una fuente oficial en Washington.

El funcionario, que pidió no ser identificado, explicó que la iniciativa toma en cuenta que ambos centros hospitalarios están ubicados en una zona alejada de las principales vías de comunicación en la isla, y que ``en el caso de terremotos, ciclones u otros desastres naturales'', estos hospitales podrían ayudarse mutuamente.

``El hospital de la ciudad de Guantánamo tiene una sala de quemados que no tenemos nosotros en la Base, y de la misma forma nuestro hospital tiene otros equipos y facilidades que ellos no tienen'', subrayó la fuente. ``Se trataría de un intercambio de este tipo''.

Ric Evans, oficial de Relaciones Públicas de la base naval, confirmó la visita, pero explicó que ésta se produjo ``durante un ejercicio conjunto de seguridad en la cerca fronteriza'', que rodea a la instalación militar.

``Dos oficiales de la Marina de Estados Unidos visitaron el hospital de la ciudad de Guantánamo'', dijo Evans, citando como fuente al capitán Robert A. Buehn, de la Base Naval de Guantánamo.

Periodistas independientes de la ciudad de Guantánamo indicaron que la visita se realizó el domingo 17 de junio a la 1:30 p.m. Los oficiales norteamericanos llegaron al hospital de Guantánamo acompañados del teniente coronel Eriberto Bongo Ronquillo, de las Tropas Guardafronteras de Cuba, y fueron recibidos por el doctor Jaime Lobo, director de ese centro hospitalario.

El recorrido por la instalación incluyó la sala de observación del cuerpo de guardia, la sala de quemados, las de terapia intensiva y terapia intermedia, todas ellas restauradas recientemente.

``Pacientes ingresados en las salas de medicina, sala de parto, sala de cirugía y demás salas, que no fueron remodeladas, preguntan por qué no llevaron la visita a esas áreas, donde los enfermos tienen que acostarse en camas tendidas con sábanas rotas, con escasez de agua y donde llegada la noche los murciélagos se pasean como si estuvieran en su casa'', afirmó desde Guantánamo Ferdinando Castro, delegado del Partido Democrático 30 de Noviembre.

Según Castro, durante la visita de los oficiales norteamericanos todo el personal médico y trabajadores del hospital se mantuvieron en sus respectivos departamentos y nadie podía transitar por los pasillos.

``El hospital se encontraba tomado por fuerzas conjuntas de la Contrainteligencia Militar, el Departamento de Seguridad del Estado y la Policía Nacional Revolucionaria'', dijo Castro.

Llegan más entrenadores a Venezuela

Agence Presse

CARACAS

El presidente venezolano, Hugo Chávez, anunció ayer que el próximo miércoles llegarán más de 270 entrenadores deportivos y 30 médicos cubanos para trabajar en el interior de las provincias venezolanas.

El arribo de los médicos y entrenadores cubanos ``ha sido recibido con júbilo a lo largo y ancho de todo el país'', dijo Chávez en su programa semanal ``Aló Presidente''. En cuanto lleguen, se dispersarán hasta los lugares más apartados porque ya tienen su destino establecido, añadió.

``Vienen a reforzar la revolución deportiva'', insistió el mandatario.

Desde que otro grupo de entrenadores llegó al país procedente de La Habana, los venezolanos han obtenido éxitos deportivos, destacó.

Chávez comentó que su programa radial también se escucha en La Habana y, luego de pedir un ``aplauso de agradecimiento a Cuba'', le dijo al presidente cubano, Fidel Castro, que se ponga la gorra cuando vaya a hablar cinco horas, haciendo alusión al reciente desmayo que Castro sufrió en un acto público.

``Debemos agradecer al presidente cubano, a nuestro amigo Fidel Castro y a todo el equipo que trabaja para atender a tantas personas afectadas de la salud. Mil gracias y que Dios siga iluminando los caminos de la Revolución''.

LA ISLA

CubaNet, AFP

DESPIDO/ El sindicalista independiente Francisco Correa quedó definitivamente suspendido del deporte del ciclismo, el cual practica desde hace más de dos décadas. Según los comentarios del propio afectado, quien reside en la provincia de Guantánamo, el director de la academia de ciclismo, licenciado Luis Abel Griñan, le expresó personalmente que ``ya no podía competir en esa disciplina por una decisión ajena a su voluntad, y que con su despido cumplía órdenes de la Seguridad del Estado, a las cuales no podía oponerse''. Correa Delgado es el vicedelegado provincial del Consejo Unitario de Trabajadores Cubanos (CUTC), en la provincia de Guantánamo.

CONVENIO/ México y Cuba firmaron un convenio de colaboración en materia de salud que incluye vigilancia epidemiológica, sida, salud bucal, mental, ambiental y del anciano; ortopedia, traumatología, rehabilitación y trasplantes de órganos y tejidos, informó ayer la Secretaría de Salud de México (SS) en un comunicado.

El acuerdo, firmado por el Secretario de Salud, Julio Frenk, y su similar de la isla caribeña, Carlos Dotres, destaca la necesidad de unir esfuerzos para concretar proyectos que lleven bienestar para la población de ambas naciones.

Según el comunicado, Dotres puso énfasis en que esta es una nueva etapa en las relaciones entre ambas naciones, y el convenio concreta 15 actividades importantes en la situación de salud de los países.

SANGRE/ Un nuevo sistema para estimular las donaciones de sangre fue puesto en vigor en el banco de sangre provincial de Villa Clara, situado en la ciudad de Santa Clara: se paga en especie a los donantes.

Todo el que done 750 centímetros cúbicos de sangre dos veces al mes recibirá a cambio cinco kilogramos de pollo, dos paquetes de leche en polvo, dos paquetes de perros calientes y un litro de aceite comestible. El valor de estos productos se calcula en unos 18 dólares. Fuentes confiables vinculadas a Salud Pública revelaron que 750 centímetros cúbicos de sangre se cotiza en el mercado internacional en más de 200 dólares. De acuerdo a informaciones proporcionadas por el sindicalista independiente Jesús Eloy Alberto, muchos residentes de Santa Clara acuden por necesidad a donar sangre, sin detenerse a pensar en el daño que le inflingen a su salud con ese procedimiento indiscriminado.

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