La Salud Pública
para el cubano de a pie
Juan Téllez Rodríguez
LAS TUNAS, marzo - Para el cubano de a pie enfermarse es peor que morir.
Porque el médico te consulta, pero los medicamentos escasean.
Por ejemplo, encontrar una farmacia donde haya antibióticos es una
verdadera odisea en la isla calificada de potencia médica por algunos
altos funcionarios.
Si alguien tiene la desgracia de tener que ingresar en el hospital Guillermo
Domínguez, situado en Puerto Padre, ciudad de la provincia las Tunas, el
asunto se complica en extremo. Allí la alimentación que reciben
los enfermos es como para que enfermen más: es un salcocho.
En cuanto a sábanas, fundas, toallas y pijamas decentes sólo
los tendrás si llevas los de tu propiedad, porque los del hospital están
deteriorados y sucios.
En este hospital también faltan las medicinas y los retretes
permanecen todo el tiempo en condiciones antihigiénicas, así como
las salas y los pasillos.
Sin embargo, la cúpula gobernante y los turistas extranjeros sí
tienen garantizado un excelente servicio médico con abundancia de
medicamentos, en instalaciones pulcras y con equipos de última tecnología.
En cuanto a la alimentación, es muy buena y nutritiva.
La propaganda del Ministerio de Salud Pública gira en torno a que
todos los cubanos reciben atención médica, pero fuera del mundo de
los discursos, o sea en la realidad, los enfermos a veces no disponen ni de
aspirinas.
"Candil de la calle y oscuridad de la casa", comentó al
respecto un residente de Vázquez, poblado de Las Tunas.
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