Pobre América
Manuel Vázquez Portal, Grupo Decoro
LA HABANA, noviembre (cubanet.sergipeconectado.com) - Si algo ha dañado el
desarrollo económico, político y social de América del Sur
ha sido la presencia del caudillismo y las tiranías. Nunca le ha faltado
a nuestra pobre América un dictador que la ensangrente, oprima o atrase.
En nombre de la libertad, la independencia, la soberanía, han sumido al
continente en la más agobiadora esclavitud y pobreza, hasta convertirla
en lo que hoy somos: un digno representante del Tercer Mundo, hambreado, inculto
y sin vocación democrática.
Pero no escarmienta América. Me aterrorizó ver a un niño
de apenas diez años, quinto grado de escolaridad, con dotes de tribuno
histriónico y farsante, engalanado con alto gorro militar, entorchado
brillante y charreteras doradas, recitar un discurso -evidentemente preparado
por los adultos- frente a los delegados del Encuentro Contra el ALCA realizado
en La Habana.
Cuando lo vi, no pude evitar el amargo recuerdo de la dictadura militar
argentina, de la dictadura militar chilena; no pude evitar el recuerdo de Rafael
Leónidas Trujillo, de Anastasio Somoza, de Duvalier, de Stroessner; no
pude evitar el recuerdo de las atrocidades que los gobiernos castrenses han
cometido en esta parte del mundo.
¿Son los niños con afanes de comandante los que salvarán
la América del futuro? ¿Es esta tendencia militarista la que piensa
América oponer a la Asociación de Libre Comercio para las Américas?
¿No existen vías parlamentarias, democráticas, negociadoras? ¿Hacia
dónde lleva el padre de Barón Leonardo Hidrovo Macías a su
hijo?
La América de hoy y de mañana no requiere de recios militares,
necesita financistas capaces, tecnólogos eficientes, parlamentarios
honrados, agricultores productivos, obreros calificados. No son las armas las
que traerán a América las bonanzas que está pidiendo a
gritos.
Si hubiera venido, Barón Leonardo Hidrovo Macías, con su toga
y su birrete de alumno más brillante de su escuelita en Portoviejo a
traerle al comandante Fidel Castro una foto de Einstein o una manta tejida por
los artesanos ecuatorianos, la impresión hubiera sido otra; pero llegar
vestido de militar y obsequiarle al Presidente un machete manabita, en abierta
alusión a una tendencia guerrerista, no me hizo exclamar otra cosa que: ¡Pobre
América!
No son ya los tiempos en que José Martí o Eloy Alfaro lucharan
contra el dominio español en sus patrias respectivas. América es
libre del coloniaje. No hay una potencia extranjera avasallándola. En
nosotros mismos viven las culpas de que América sea pobre y triste. No la
entristezcamos más sometiéndola a nuevas dictaduras militares.
Enseñémosle al Barón Leonardo y a todos los niños de
América que el desarrollo se alcanza por medio del trabajo, la ciencia,
el arte. No los disfracemos de caudillos. No le inculquemos las ideas de la
guerra. La guerra es hoy contra el subdesarrollo, contra las tiranías.
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