El viejo
Ryde y su estrés
Carlos Alberto Domínguez, Cuba-Verdad
LA HABANA, septiembre - Le hablaré de una persona de las que en Cuba
llaman "de la tercera edad", o sea, de un anciano. El se llama Ryde y
como cualquier otro viejecito cubano no es feliz.
¿Alguien ha pensado en lo difícil que es ser anciano en Cuba,
donde lo único seguro para las personas de la tercera edad es la escasez
y la muerte?
Ryde tiene 73 años y trabajó 45, por lo que ahora es un
retirado. "Trabajé casi medio siglo como instalador de maquinarias
para diferentes industrias", me dijo. El recibe una pensión de 140
pesos mensuales que, al cambio oficial vigente de 1 por 22, equivalen a 6.36 dólares.
Dejé de ver a Ryde y comencé a preocuparme por él.
Alguien me informó que estaba hospitalizado, que se le presentó un
accidente vascular encefálico, al parecer porque se le descompensó
la presión. El anciano es hipertenso y ahora dicen que padece de estrés.
Lo del estrés se vincula directamente con la sobrevivencia en medio
de una crisis cuyo final sólo la vislumbran los periodistas
gubernamentales en sus escritos.
Al fin le dieron de alta a Ryde. Lo volví a ver. Ahora siempre se le
ve alterado. Me dio tristeza verlo en semejante estado. Trataba de localizar a
cierta persona que le iba a comprar una camisa de color rojo. "La vendo
porque no me gusta el color y porque necesito algún dinero para comprar
alimentos; ahora llegó la sardina y necesito resolver", me explicó
el anciano refiriéndose a la lata de sardinas que le corresponde por la
libreta de racionamiento.
A Ryde no le gustan las sardinas, pero el hambre no deja espacio a las
preferencias. Sardinas es lo que venden por la cartilla de racionamiento y
sardinas hay que comer. Es cuestión de vida o muerte, no hay otra opción.
Al cabo de dos días Ryde encontró al comprador de la camisa
roja, pero no tuvo suerte, porque el individuo se había gastado todo el
dinero en ron. Se emborrachó, según le dijo al viejo, "para
desconectar".
Por supuesto, Ryde se deprimió muchísimo, comenzó el
estrés, trató de reír pero le salió una mueca. "¿Tú
crees que alguien en Cuba pueda hacer debidamente el tratamiento médico
para no alterarse emocionalmente?", me preguntó.
Traté de cambiar el tema, pero Ryde sentenció: "El
gobierno norteamericano no es el enemigo de Fidel Castro, el enemigo es el
pueblo cubano".
Lo acompañé hasta su casa. Allí le compré un
diccionario. Ryde lo está vendiendo todo para sobrevivir. La pensión
no le alcanza porque el costo de la vida es muy alto.
Me enseñó un par de perras que tiene. "No me deshago de
ellas porque son viejitas. Comen boniato y duermen. Es todo lo que hacen".
Antes de abandonar el lugar oí al viejo mascullar: "Ya se me fue
mi hija para Estados Unidos cuando se sacó el sorteo de visas, y el varón
también quiere marcharse del país de cualquier modo. Yo me quedaré
con ustedes (se refería a las perras), para salcocharles los boniatos. Y
con el estrés".
Esta información ha sido transmitida por teléfono,
ya que el gobierno de Cuba no permite al ciudadano cubano privado a
Internet. CubaNet no reclama exclusividad de sus colaboradores, y autoriza
la reproducción de este material, siempre que se le reconozca como
fuente.
|