El trágico
camino de la intolerancia
Lucas Garve, I / CubaNet
LA HABANA, septiembre - Son muchos los caminos que conducen al infierno
pero, sin dudas, uno de los más cortos es la intolerancia. La
intolerancia ite variados adjetivos: política, racial, religiosa...
también puede itir calificativos que indiquen la orientación:
derecha o izquierda.
La intolerancia goza aún de un cierto prestigio, sobre todo, cuando
se quiere defender cierta posición a cualquier riesgo y en muchos casos
se traviste en patriotismo.
Al igual que su primo hermano, el totalitarismo, la intolerancia está,
sin embargo, amenazada de muerte. El proceso de globalización que vive el
planeta contribuirá a la larga a aceptar las diferencias.
Hoy, el camino de la intolerancia se torna más dramático al
conducir por fuerza al terrorismo. En este mundo sin campos políticos
antagónicos, el terrorismo es la nueva meta a alcanzar para quienes
recorren el camino de la intolerancia. Enfebrecidos por utopías apocalípticas
constituyen la real amenaza del ciudadano democrático, pues atentan,
enceguecidos por la intolerancia, contra la Ciudad.
Eso sucedió el martes 11 de septiembre en New York y Washington, y
consternó a todos aquellos que vieron las imágenes realmente
escalofriantes de lo que ya se considera como uno de los ataques terroristas más
atroces cometidos contra civiles.
Nadie nunca sabrá realmente cuánta desesperación
albergaron en su interior las personas secuestradas junto con los aviones.
Aquellos atrapados por el fuego y los que repetidamente conocieron el vacío
bajo sus pies.
Las víctimas del siniestro provocado por el ataque terrorista fueron
devoradas por las ansias crueles de la intolerancia en último caso.
Al mediodía del martes 11 de septiembre, cierta conmoción
estremeció a los habaneros. De manera individual y muy propia, cada cual
expresaba su consternación. Entre vecinos, en los ómnibus, en las
tiendas, se podían escuchar los comentarios repudiando el artero hecho y
la consideración sobre la triste suerte de los afectados.
Quizás el cruento resultado del ataque conduzca a la reflexión
más dolorosa sobre las relaciones internacionales, tan necesitadas de
moderación, comprensión y real preocupación por los seres
humanos.
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