Desaparecen
budas y torres
Tania Díaz Castro, UPECI / CubaNet
LA HABANA, septiembre - En febrero de este año el mullah
Mohammed-Omar, emir delos fanáticos talibanes de Afganistán dio la
orden a sus seguidores de combatir el amor y el respeto por los ídolos. "Todas
las estatuas -dijo- serán destruidas; usaremos cualquier medio de
destrucción que sea necesario para demolerlas".
Días después, el 1 de marzo, temprano en la mañana,
procedieron los talibanes a realizar estos actos vandálicos contra uno de
los más ricos y antiguos patrimonios de la cultura universal.
Ante los atónitos rostros de los periodistas, el emir talibán
exclamó: "Todas las estatuas serán aplastadas".
Se refería a las estatuas de Buda, conocido por "el sabio",
personaje histórico anterior a Cristo y que cuenta actualmente con
millones de adeptos en todos los continentes.
Ya en 1998, cuando los talibanes tomaron el valle afgano, la gran estatua
del Buda de Bamiyan, de 53 metros de altura y tallada en la roca viva de una
montaña, fue parcialmente destruida. Uno de los comandantes talibán
abrió profundos orificios en la cabeza de la legendaria estatua e insertó
dentro la dinamita. También otro de los grandes Budas afganos, de 35
metros de altura, sufrió severos daños en la cabeza y los hombros.
Ese día lloraron millones de budistas en el mundo entero luego de
leer los cables.
Comenzaron a escucharse protestas en todos los países con el propósito
de proteger esta importantísima herencia cultural afgana. Sin embargo, ya
el mala estaba hecho. Convertidos en ruinas o mutilados, los grandes Budas de
Afganistán desafiaban el odio que un grupo de hombres en el poder sienten
por el Arte y la Historia de la Humanidad.
Seis meses después, el 11 de septiembre de este año 2001,
también temprano en la mañana, las Torres Gemelas (con 110 pisos
de altura), las más altas de la ciudad newyorkina de Estados Unidos, símbolo
del desarrollo de la civilización que ha alcanzado el hombre moderno, se
desplomaban con miles de seres humanos dentro, tras un violento y sorpresivo
ataque terrorista.
Los residentes de Maniatan, durante días, no pudieron dormir. El
mundo llora aún junto a ellos. En Washington, en el edificio del Pentágono,
parcialmente destruido por los mismos terroristas, morían cientos de
personas.
Como las grandes esculturas afganas de Buda, las Torres Gemelas de New York,
gran obra de la arquitectura del siglo XX, fueron blanco de quienes no reconocen
la evolución intelectual del hombre en épocas remotas y contemporáneas.
Como prueba de un odio bárbaro y diabólico, aún están
presentes las ruinas de los Budas y las Torres estadounidenses, presenciando el
desconcierto y la repulsa de todas las personas de buen corazón, en
espera de que se juzgue a los asesinos.
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