Las
consecuencias del apagón
Lucas Garve, I / CubaNet
LA HABANA, septiembre - El hecho del apagón, en sí mismo, trae
consecuencias imprevisibles. El apagón no es sólo quedarse a
oscuras, y ya. Más allá del hecho técnico, el apagón
tiene repercusiones notables.
Por ejemplo, un apagón me costó 800 pesos, que pagué
por el arreglo del motor del refrigerador; además de invertir no poca
energía mental (ésa, la bárbara, la que no se recupera jamás)
en averiguar quién era buen mecánico, porque tampoco es dejarse
llevar por la desesperación debido a la falta de "frío"
y llamar al primer mecánico que aparezca.
También conocí el caso de una jovencita que tuvo como mejor
regalo el día de su cumpleaños, un apagón que duró
de 7 a 11 de la noche. Celebró los 15 a la luz de un quinqué.
Situación que produjo en la joven el convencimiento de que en este país
lo que había que hacer era "irse". Y se fue.
Otro aspecto del mismo problema que examinamos goza de una complejidad
mayor: la afectación del apagón en los matrimonios es evidente. ¡Candela,
chico, se formó!. Si Ud. puede repasar el anuario estadístico del
año 99, comprobará (como yo) que la más alta cifra de
divorcios en los últimos diez años aconteció en 1992 y
1993. (1992, 64 mil 432 divorcios. 1993, 64 mil 938.). Y estas cifras coinciden
con la cifra de consumo de energía en los hogares cuyo dato más
bajo en la década del 90 se observa en el año 93 (2 mil 943,3 gw,
h).
Todo esto se lo explico al lector para demostrarle con cifras que existe una
relación directa entre la falta de luz eléctrica y las disensiones
de la pareja.
Un matrimonio amigo padeció una serie de apagones -habituales y no
habituales- debido a las reparaciones que estaba realizando la empresa eléctrica.
Un mediodía del sofocante agosto, la señora regresó del
trabajo y se encontró sin luz y sin marido, pues ambos se habían
marchado. La rotunda morena se plantó frente a su puerta casi al final
del pasillo a ver si llegaban el esposo y la luz. El marido, al regreso, le dio
más de veinte explicaciones acerca de su paradero. Todo lo dicho quedó
en agua de borrajas. Y aquí paz y en el cielo gloria. Pero la luz...
demoró.
Una buena amiga pasó por casa de un mecánico de autos para
revisar el suyo. El hombre tenía una batería compuesta por varios
acumuladores para huir del apagón. A mi amiga el día le pareció
el más feliz de todos, porque ya vio resuelto los problemas a la hora del
apagón. Ella hizo a su marido infeliz hasta que él encontró
los acumuladores suficientes como para hacerle algo así como una pila eléctrica
recargable gigante. Así, cuando había apagón, al menos podía
mantener el refrigerador funcionando varias horas.
Un caso curioso fue el sucedido a un conocido, quien sorprendido por el apagón
mientras leía un documento importante, lo olvidó en el baño.
Fue a buscar una "chismosa". El hijo pequeño -los niños
son así- se antojó de "hacer caca" en medio de la
oscuridad. Cuando terminó, echó mano de una hoja de "aquel
papel que estaba sobre el inodoro". La que se formó cuando llegó
la luz no fue fácil.
Así, muchas situaciones derivan del hecho del apagón. Como Ud.
puede deducir, el apagón puede afectar el destino de una persona, las
relaciones entre marido y mujer, padres e hijos, vecinos, etc. Hasta entre Ud. y
yo. Porque se fue la luz, y en la casucha, sin luz... ¡no veo!
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