El que quiera
que me crea
Amarilis Cortina Rey, Cuba-Verdad
LA HABANA, mayo (cubanet.sergipeconectado.com) - Nunca me gustó el comunismo, a
pesar que éste se implantó en mi país cuando apenas yo tenía
seis años de edad. Desde esa época mi mente infantil presentía
que el igualitarismo era sinónimo de fracaso, lo cual quedó
demostrado plenamente con el tiempo.
En Cuba nada funciona. Los mecanismos de control de todo tipo se extienden a
lo largo y ancho del país, mientras una tremenda burocracia se encarga de
hacerle la vida imposible a los ciudadanos para que los que ocupan el poder
vivan bien.
Por tanto, no me sorprendió la presencia de una inspectora de ornato
público en mi casa el 2 de mayo. Después de mostrarme su
identificación, la funcionaria me dijo que yo estaba cometiendo una
infracción al tener dos pequeñas jabas desechables con
desperdicios colgadas de la baranda del portal, las cuales estaban allí
porque el carro que debía recogerlas ya había pasado.
Todo fue bien hasta que la inspectora me comunicó que por la infracción
me impondría una multa de cien pesos, igual que le sucedió a otros
vecinos del lugar.
Le comenté que el vehículo a cargo de recoger los desechos no
tiene ni hora ni día fijo para ello, pero la funcionaria me respondió:
"Lo siento mucho, hay que vigilar el carro y si éste no pasa hay que
entrar las bolsas y las latas con basura para adentro de las casas".
Si el salario promedio mensual en Cuba es de unos 240 pesos, cifra
equivalente a 9.23 dólares estadounidenses, ¿cómo podrá
un trabajador pagar casi la mitad de su sueldo cuando lo multen por no vigilar
el carro de la basura y no guardar a tiempo los desechos en casa?
Me dan mucha pena las personas de otras latitudes que centran sus esperanzas
en el sistema político imperante en Cuba y viajan a nuestro país,
ejerciendo las libertades propias de la democracia, para prestarse al juego político
de hablar mal de sus gobiernos en las tribunas abiertas. Ellos no conocen en
carne propia que este sistema quita la alegría y el deseo de vivir.
Una de las personas multadas por la funcionaria de ornato público es
una anciana que ni siquiera recibe una pensión de seguridad social. Y eso
que los voceros del gobierno aseguran que en Cuba la vejez es digna y segura.
Con el documento de la multa en sus manos, esta viejecita me comentó:
"Bueno, de lo que me regalen mis hijos y mis nietos este día de las
madres sacaré el dinero para pagar la multa".
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