La gran
ausencia
Rafael Ferro Salas, Grupo Decoro
PINAR DEL RÍO, noviembre (cubanet.sergipeconectado.com) - Los primeros en llegar
se sentaron en las gradas de sombra. El estadio se iba llenando poco a poco. Los
vendedores de comida y cigarrillos se paseaban entre la multitud pregonando sus
ofertas.
Por la zona del campo derecho flotaban banderas de todos los colores. Al
otro extremo, en el campo izquierdo, estaban ubicadas las valles de propaganda
gubernamental. No existen vallas con anuncios comerciales en ningún
estadio cubano. Está prohibido por decreto ese tipo de anuncios en todas
las instituciones deportivas de la Isla.
Los obreros encargados del mantenimiento del terreno daban los últimos
retoques al campo. El día anterior había llovido bastante. Alguien
llegó a pensar que no se jugaría, pero el sol brilló desde
temprano, y todo se arregló para alegría de los fanáticos.
Lo cierto es que se va a inaugurar la serie esta tarde y el estadio está
de fiesta.
Detrás de la malla es el sitio desde donde se ven mejor los partidos,
pero esos puestos están reservados para las autoridades del gobierno en
la provincia y para invitados especiales. El público se ubica en las
gradas de los laterales izquierdo y derecho. En juegos como el de hoy hay público
hasta en los muros. Se sube la gente alli, estoicos, dispuestos a soportar el
sol castigador de la jornada.
Hay una algarabía total ahora. Están saliendo los dos equipos
que dejarán inaugurada la serie nacional de la pelota cubana de este año.
El aplauso es unánime. Algunos chiflan emocionados. Al centro del terreno
van los jueces del juego. Por la línea de primera, hasta la segunda base,
se ubica el equipo verde de casa. Al otro extremo, desde home hasta tercera, se
sitúa el conjunto visitante.
Todos los ojos miran al terreno de juego. De repente, uno se da cuenta de
que la gente está triste. El público conoce de memoria el número
de cada jugador, y el nombre. Son muchos años aplaudiendo cada triunfo y
llorando cada derrota. Lo cierto es que en medio de la alegría por la
inauguración de la serie, hay tristeza. Se echa de menos una presencia,
que es ausencia esta tarde.
El público no puede estar del todo contento en un estadio de pelota
sabiendo que a su equipo favorito le faltará para siempre su lanzador
preferido. Un público así tiene que enseñar algo de
tristeza, y los fanáticos pinareños no serán la excepción
de la regla. En medio del aplauso suspiran por el que ha partido para siempre.
Jugará en la pelota de Grande Ligas de los Estados Unidos. Ni este año,
ni ningún otro, va a estar tirando pelotas desde el centro del diamante
pinareño el lanzador José Ariel Contreras, la gran ausencia.
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