Ecos de una
exposición
Oscar Espinosa Chepe
LA HABANA, octubre (cubanet.sergipeconectado.com) - La exposición de alimentos y
productos agrícolas estadounidenses en Cuba se efectuó en Ciudad
La Habana entre el 26 el 30 de septiembre, con la participación de más
de 700 representantes de 288 empresas e instituciones pertenecientes a 33
estados del país vecino. El gobernador de Minnesota, Jesse Ventura, fue
la figura de más alto rango de esa nutrida delegación.
En meses previos se sostuvieron conversaciones comerciales entre directivos
de empresas cubanas y de corporaciones estadounidenses, con el resultado de la
suscripción de contratos por valor de 142 millones de dólares en
alimentos, principalmente pollo congelado, huevos, arroz, maíz, manzanas
y grasas comestibles. Estas operaciones se realizaron sobre la base de pagos al
contado, en el marco de la aprobación por parte del Congreso
estadounidense de la venta de alimentos y medicinas a Cuba.
En la exposición se firmaron contratos por 89 millones de dólares,
y se estima que se suscribirán otros acuerdos, los que sumados al pago de
fletes podrían ascender al monto de 112 millones de dólares. Entre
los productos adquiridos en esta ocasión se encuentran el aceite
comestible, la harina de soya, el fosfato de calcio, huevos y carne de pavo.
Llama la atención que cuando la entidad legislativa de Estados Unidos
de América se pronunció por permitir la venta de alimentos y
medicinas a Cuba mediante el pago al contado, las autoridades de la isla
declararon que en esas condiciones no se adquiriría ni una aspirina. Por
tanto, las compras realizadas (que sobrepasan los 200 millones de dólares)
evidencian un cambio radical en la política hacia ese país.
Al parecer, la razón de dicha "flexibilidad" radica en la
comprensión por parte del gobierno cubano de que se han producido cambios
en la política mundial, fundamentalmente a partir del 11 de septiembre de
2001, por lo que se hace indispensable el reacomodo de las relaciones con el
poderoso vecino del norte.
Además de los pasos comerciales hay otros indicios que confirman esta
tesis. Ejemplo de ello fue la "tolerancia" manifestada ante la noticia
de que la Base de Guantánamo sería utilizada como prisión
de los talibanes capturados en Afganistán; la disposición
expresada ante la Asamblea General de Naciones Unidas de negociar la indemnización
de las propiedades estadounidenses confiscadas a principios de la revolución,
y la ejecución de una velada cultural el 4 de julio, Día de la
Independencia de Estados Unidos de América, con la participación
de las más altas figuras gubernamentales, entre otras señales
hacia el "histórico enemigo".
Los pagos al contado tienen que haber representado un gran esfuerzo, en
momentos cuando la crisis que durante años ha azotado a la economía
cubana se recrudece debido al descenso de los ingresos por concepto de turismo,
remesas, inversiones extranjeras y por la disminución de las principales
producciones exportables. Según se comenta, la decisión de
acometerlos conllevó aplazar los pagos de compras realizadas a
suministradores tradicionales, que no han ocultado su disgusto.
De todas formas, el futuro del comercio con Estados Unidos de América
en las presentes condiciones no tiene amplias perspectivas, a no ser que vaya
acompañado de la posibilidad de que sus ciudadanos sean autorizados para
viajar a la isla como turistas. Eso crearía un flujo importante de
divisas que facilitaría el financiamiento de las compras.
Actualmente Cuba tiene un déficit en el intercambio de bienes
superior a los tres mil millones de dólares. Esta situación puede
agravarse aún más debido a la probable disminución de la ya
mermada producción azucarera.
No cabe duda de que, como señaló el gobernador de Minnesota,
la compra de alimentos en Estados Unidos tiene grandes ventajas para La Habana.
Hoy importa leche en polvo por más de 70 millones de dólares
anuales, que en parte proceden de lugares tan lejanos como Nueva Zelandia,
producto que podría adquirirse en el mercado próximo con un ahorro
extraordinario en los costos de transportación. Este análisis es válido
para otros productos.
Por supuesto, lo más sensato sería que muchos de esos
alimentos se produjeran en el país, e incluso que algunos de ellos
pudieran exportarse, pero en las actuales condiciones de ineficiencia y con un
sistema que bloquea la producción es imposible.
De todos modos, la exposición de productos agrícolas y
alimentos de Estados Unidos, a la vez que pudiera ser un paso positivo en la búsqueda
de la normalización de las relaciones cubano-estadounidenses, constituyó
una magnífica oportunidad para que muchos especialistas y hombres de
negocios cubanos pudieran apreciar los avances logrados por la economía
del gigante del norte, lo que seguramente les permitió establecer
comparaciones con el atraso prevaleciente en Cuba en materia agrícola y
de elaboración de alimentos.
Lamentablemente, al pueblo cubano se le restringió la oportunidad de
visitar la exposición, e incluso la televisión nacional mostró
vistas generales y alejadas de los stands, lo suficiente como para que no se
pudieran apreciar los productos, con la intención de que el cubano se
mantenga ignorante de los progresos en asuntos tan importantes.
Tampoco fue correcto que los organizadores visitantes no se interesaran por
mantener os y facilitar el a la exposición de
representantes de la incipiente sociedad civil cubana. Sólo mantuvieron vínculos
con los funcionarios gubernamentales. Esa actitud podría interpretarse
como expresión de estrechos intereses comerciales y de desdén
hacia el pueblo de Cuba.
Esta información ha sido transmitida por teléfono,
ya que el gobierno de Cuba no permite al ciudadano cubano privado a
Internet. CubaNet no reclama exclusividad de sus colaboradores, y autoriza
la reproducción de este material, siempre que se le reconozca como
fuente.
|