SOCIEDAD
Como
la cucarachita Martina 4p2p3j
SANTA CLARA, agosto (cubanet.sergipeconectado.com)
- "No tenemos jabn de bao,
ni grasa para la comida", me dijo mi esposa
una maana reciente. Y enfatiz:
"Necesitas una mquina de afeitar,
no hay carnes, ni viandas"
Dirijo mis pasos hacia la "shooping"
ms cercana y hago el cambio de moneda,
con uno de esos jvenes que discretamente
dicen "dlares", cuando pasas
por su lado. Ahora poseo slo 55 centavos
de dlar dentro de mi mano derecha. Entro
en la tienda y voy revisando los precios: jabones
de bao 0.35, mquinas de afeitar
0.50, aceite vegetal 1.95 el litro, pollo 2.25
el kilogramo. Ni pensarlo! Saco cuentas.
Resuelvo quedarme sin rasurar. Compro un jabn
y con los 20 centavos restantes, no puedo adquirir
nada ms.
Salgo. Llamo al vendedor de la moneda dura. Los
20 centavos deban representar 6 pesos
nacionales, pero menuda sorpresa:
- No, seor -dice. Vendemos a 1.50 y compramos
a uno.
"Que bien!", exclamo y pienso
que son stos los fundamentos del mercado.
A la placita de la esquina haca meses
que no vena nada, pero a media maana,
un camin de Acopio trajo pltanos
fruta, pltanos burros y guayabas. Qu
podra adquirir con slo cuatro
pesos? No obstante, hago la cola. Al menos dos
libras de guayaba a 1.50 podra llevar
a casa. Era mi turno y pido las guayabas, cuando
detrs de la cola se escucha la voz de
Violeta, -una vecina de pared con pared, de sas
que son como familia- que dice: "Ridculo,
toma estos 10 pesos y cmprale platanitos
a tu hija".
Los colores corrieron por mi rostro y el concepto
de "hombra", me hizo sentirme
ridculo ante el vecindario. Una
mujer tenerme que prestar dinero! Conozco la escena
de la cola, pero debemos aprovechar cuando viene
algo al mercado, es una de esas pruebas por la
que tiene que pasar el hombre una y otra vez,
en un pas como el mo, donde el
cubano est atado de pies a cabeza. No
soporto las colas, porque es como rebajarse a
los ms bajo de la existencia, como pedir
limosnas o estar atado a un narign de
"alguien" que te ofrece los alimentos
a cuentagotas y cuando l quiere.
Hasta cuando estaremos soportando esta
infamia y sumisin? Ya vamos por ms
de cuatro dcadas y no se vislumbra en
la distancia, un futuro luminoso con este sistema.
Es la penuria, donde las necesidades se agolpan
alrededor de la familia, obligndote a
salir a la calle en busca del "pan nuestro
de cada da".
Hace algn tiempo, un amigo me hizo la
ancdota del "modus operandi"
de Stalin. Dijo que en cierta ocasin,
alguien se le acerc al mandatario sovitico
para recordarle que el pueblo se estaba quejando
de los problemas que existan en el pas.
El mandatario con absoluta frialdad le contest
que eso era bueno, lo malo sera que el
pueblo no tuviera preocupaciones.
Hice rpida abstraccin y traslad
ese principio de direccin partidista a
otra poca, otro continente, otro pas,
otra cultura. En la Cuba actual, son pocos los
que no tienen que preocuparse ante las necesidades
diarias del hogar; la mayora pertenece
a la alta nomenclatura y la otra, a la pequea
burguesa que ha ido apareciendo con la
tenencia del dlar. Ahora, esa gran masa
uniforme, que vive con el estmago vaco
o semivaco y mantiene la dentadura lista
para morder algn alimento, aunque sea
de psima calidad y esttica, es
la que se ve obligada a recordar todos los das
los nombres de la mxima direccin
del pas.
Es precisamente esa multitud, la que masivamente
asiste a las marchas pblicas, a las tribunas
abiertas; es la que grita consignas revolucionarias,
es ella la que millonariamente firma el proyecto
de modificacin de la Constitucin.
Pero es tambin ella la que suea
abandonar el pas, la que critica entre
paredes todas las medidas que se dictan desde
arriba
Sumido en mis pensamientos, apenas sin darme
cuenta, ya estaba de regreso en casa:
A la hora del almuerzo, arroz y frijoles colorados
con un pedazo de pan. Del bao salimos
olorosos al estrenar el jabn. En la comida,
se repetan el arroz con los grandes frijoles,
pero eran nuevos los platanitos de fruta maduros.
Sentados los tres a la mesa, sabamos que
tenamos guayabas frescas de postre. Pero,
en acto infantil, con toda la ingenuidad del mundo,
Nayi me dice: "Papito, tienes que afeitarse
porque as luces muy mal"
Le respond con un s seco. Me
agach sobre ella y le di un beso en la
frente. La madre y yo nos miramos. Sabamos
que maana al igual que hoy, no tendremos
aceite, ni plato fuerte, ni. Un nudo se
apoder de mi garganta al recordar que
hoy mi billetera se haba quedado vaca
y poseo una deuda de 10 pesos. Y eso que
dicen que soy un asalariado del imperio! cnet/46
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