PRENSA INTERNACIONAL
Diciembre 29, 2003

Claudia 5z112z

Adolfo Rivero Caro. El Nuevo Herald, 26 de diciembre de 2003.

El optimismo, para m, tiene un bello rostro de mujer. Y se llama Claudia. S, yo s que es fcil sentirse pesimista. Sobre todo cuando uno est solo o ve el poco respaldo que los colombianos le han dado a Uribe, o la creciente penetracin castrista en Venezuela. Por no hablar de la desesperada resistencia de los fascistas iraques o de esa quinta columna que en Estados Unidos, a nombre de la libertad de expresin, lucha por convertir en derrotas los histricos triunfos de Afganistn e Irak. Y, sin embargo, tengo entre las manos una revista que se llama De Cuba. Y el pesimismo se retira avergonzado. Es una revista hecha en Cuba, a mimegrafo, por un grupo de periodistas independientes. Es el rgano de la Sociedad de Periodistas Carlos Mrquez Sterling, miembro de la red internacional de Reporteros sin Fronteras. Tras el encarcelamiento de su editor, Claudia Mrquez se ha convertido en su espritu animador y su desafiante directora. Claudia tiene 26 aos, una nia pequea y el esposo en la crcel. Se trata de Osvaldo Alfonso, dirigente del Partido Liberal Democrtico, condenado a 18 aos de prisin. Tras su encarcelamiento, Claudia ha editado tres nmeros de la revista y ha publicado varias columnas, en ingls, en importantes peridicos de Estados Unidos. No le publican por gusto. Esta joven mujer escribe con una gracia y una lucidez excepcionales. Es increble. Prenden a un dirigente y surge otro.

Claudia pertenece a una plyade de mujeres extraordinarias que, dentro de Cuba, estn en la primera lnea del combate por la libertad. Son las dignas herederas de aquellas mujeres que iluminaron la larga noche del presidio histrico cubano: las Cristina Cabezas, Polita Grau, Ana Lzara Rodrguez, Isabelita Rodrguez, Cary Roque y Carmina Trueba, o Amparo Posada Boyle, la viuda de Plinio Prieto, luchadora contra Batista y contra Castro. Y slo menciono unas pocas. La mayora sali de la crcel, est con sus esposos o con sus hijos y nietos y vio el colapso de la Unin Sovitica y del sistema comunista mundial. Es cierto que las batallas no se acaban nunca y que Cuba no es libre. Pero han podido constatar que tuvieron razn cuando el resto del mundo las crea equivocadas. Y saben que han ganado la guerra aunque, como en Irak, siga habiendo bajas y sufrimiento.

Qu fracaso el de la dictadura cubana! Cmo se parecen Saddam Hussein y esos lderes baasistas a Fidel Castro y sus seguidores! Y tambin a Chvez, por cierto! Tanto rifle en alto, tanto machismo, tanto anuncio de resistencias hasta la ltima gota de sangre (la de los dems) para que Saddam se rindiera mansamente. Como se rindi Fidel Castro, por cierto, tras la derrota del Moncada. O como se rindi Chvez cuando aquel susto.

Se acuerdan mis lectores de Granada en 1983? Cuando Castro anunci que todos los trabajadores cubanos haban muerto peleando contra los soldados americanos? Cuando dijo que los ltimos se haban inmolado abrazados a la bandera? Es lo mismo que, aos despus, soaba Saddam Hussein: que los iraques se inmolaran masivamente para defender su dictadura. En vez de eso, sus ejrcitos se disolvieron prcticamente sin resistencia. Claro que Cuba no es Irak. En Cuba hay muchsimas ms simpatas por los americanos. Es ridculo que Castro siga vociferando que el gobierno de EEUU teme invadir a Cuba porque sta sera ''la madre de todas las batallas''. En realidad, para lo nico que sirve el aparato de represin cubano --seguridad, ejrcito y tropas especiales incluidas-- es para intimidar a mujeres indefensas. Sin conseguirlo, por cierto.

Marta Beatriz Roque est en la crcel, pero qu cantidad de mujeres desafiantes en la calle! Quin no conoce a Blanca Reyes, la indomable esposa de Ral Rivero, o a Gisela Delgado, la de Hctor Palacios, el director del Centro Independiente de Estudios Sociales? Quin no lee lo que escriben periodistas independientes como Tania Daz Castro o Fara Armenteros? Y qu decir de Berta Soler Fernndez? No la conocen? Es la esposa de Angel Moya Acosta, un len de disidente, en prisin por cuarta vez, siempre por motivos polticos, y ahora condenado a 20 aos. Cuando Berta fue a visitarlo en agosto, le dijeron que, para demostrar que no tena nada escondido, tena que desnudarse y ponerse en cuclillas delante de una oficial del Ministerio de Interior. ''T ests muy equivocada'', le dijo Berta. Y pidi hablar con el jefe de la prisin. Este le dijo que si l estuviera preso, su esposa lo hubiera hecho. Berta le contest: "Si usted cae preso es por corrupcin o por malversacin, pero estos hombres estn aqu por sus ideas. No son drogadictos, ni delincuentes, estn presos por no pensar igual que el gobierno''.

Cualquiera de estas mujeres tiene ms testosterona que esos plaideros profesores que, para estar a la moda, ceden a las presiones del antiamericanismo (sostn ideolgico de Fidel Castro), denuncian con voz de flauta la vulgaridad y la intransigencia de Miami y se convierten, casi sin darse cuenta, en defensores del encuentro en la capitulacin y de la sucesin con los amigos de Ral y de Ramiro. Todo a nombre de un realismo sin fronteras y sin vergenza.

Estamos en medio de una lucha de carcter mundial y enorme importancia. Los captulos ms importantes en la historia de la oposicin cubana estn por escribir. Nunca ha habido ms solidaridad internacional con la disidencia cubana. Y, una vez ms, sus mujeres estn iluminando esta larga y terrible noche de nuestra historia. En estos das navideos, los recordamos a todos con iracin y cario, y les deseamos un cercano arribo de la libertad.

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