Las relaciones con Cuba 2e3ej
Mientras el canciller Bielsa
reclam a Fidel Castro respeto por la Argentina,
nuestro embajador en La Habana defini
que se daaron por el caso Molina.
La
Prensa, Argentina, 17
de Diciembre de 2004.
No estaba ni sospechado en la apretada agenda
imaginaria de Nstor Kirchner que, despus
de haber venido a Buenos Aires a saludarlo en
el acto de asuncin de la primera magistratura,
y ya en la primera parte de la gestin
presidencial para la que fue elegido, tuviera
una confrontacin de resonancia internacional
con el lder revolucionario y comunista
cubano Fidel Castro. Y no fue por el temeroso
reclamo que de vez en cuando se le hace para que
pague la deuda financiera que tiene con la Argentina,
sino en el tema que a los dos les resulta sumamente
delicado mantenerlos en equilibrio: los derechos
humanos. Para el mundo, el dinero tiene mucho
valor y por l todos los pases
pasan por momentos angustiosos, pero ya ha prendido
en las naciones y en todos los foros el respeto
por los siempre avasallados derechos que hombres,
mujeres y nios tienen naturalmente para
vivir con respeto, libertad y dignidad. Hoy, las
relaciones entre la Argentina y Cuba estn
daadas por el caso de la doctora Hilda
Molina y sus familiares argentinos. Ella no puede
salir de La Habana para venir a Buenos Aires,
y los dems no quieren ir all porque
entienden que en Cuba no tendrn las garantas
para regresar, despus que Castro le enviara
la conflictiva carta a Kirchner rechazando su
pedido de autorizar la salida de la cientfica
y ex diplomtica de Cuba. No hay declaraciones
definidas, salvo la que hacen los afectados y
con mucha cautela para explicar la actitud que
tomaron. Impera el silencio, y no por prudencia
sino por complicidad, y por encontrarse desubicados
todos los defensores de los derechos humanos argentinos
que, curiosamente, son procastristas, de la ms
dura izquierda y de algunos indefinidos sectores
que simpatizan con Cuba vistiendo remeras con
la cara del "Che" Guevara.
Alguien puede desmentir el caso Molina?
No, porque sta es la ms indubitable
prueba que muchos necesitaban ver para creer lo
que se le imputa al rgimen cubano. No
es un caso aislado sino paradigmtico,
por cuanto tendr efectos diplomticos,
como que ya salieron a la luz con el enojo del
canciller Rafael Bielsa en Washington y la molestia
que hay en el Gobierno argentino porque alguien
le dijo no a un pedido de Nstor Kirchner.
Y viniendo esa negativa de quien lo recibira
en unos meses en la isla bajo los efectos de una
mutua iracin con base puramente ideolgica.
Y los efectos en el campo diplomtico no
pueden estar divorciados de lo poltico,
por lo que la Argentina y Cuba hoy disienten dentro
del elocuente silencio a que nos referimos y ello
debe tener un efecto de definicin por
amar la verdad sin la cual no se puede gobernar
con transparencia. Por ello, puede Kirchner
abstenerse otra vez en la prxima votacin
de la cumbre de las Naciones Unidas cuando se
le pregunte si condena o no a Cuba por el tratamiento
que le da a los derechos humanos? Es una incgnita.
Porque quiz no quiera volver a la condena
de Eduardo Duhalde, su antecesor y padrino de
su presidencia, como tampoco a coincidir con la
abstencin de Ral Alfonsn
cuando debi darle vida al advenimiento
de la democracia a la Argentina. Suceda lo que
suceda con los Molina, el caso desnud
otra vez el carcter desalmado de Fidel
Castro.
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