Cardenal cubano que
participar� en el c�nclave cardenalicio es uno
de los ''papables'' 6wp1w
Notimex en La Habana. La
Crnica de Hoy, Mxico, 3 de
abril de 2005.
El cardenal Jaime Ortega marc un hito
en su carrera con la visita a Cuba hace siete
aos del Papa Juan Pablo II y este lunes
viajar a Roma para participar en el eleccin
del sucesor del Sumo Pontfice despus
de concluido el funeral.
El carismtico arzobispo de La Habana
se unir a dignatarios eclesisticos
y civiles, as como de los miles de feligreses
de todo el mundo que lloran la prdida
del Santo Padre que ayud a derribar el
comunismo en Europa.
Con 68 aos de edad, el tambin
presidente de la Conferencia de Obispos Catlicos
de Cuba (COCC) ha sido mencionado como uno de
los prelados latinoamericanos con algunas posibilidades
de ser considerado eventual futuro ocupante del
trono de San Pedro.
El purpurado, que con paciencia ha sorteado la
fra cordialidad del gobierno cubano y
las crticas del exilio anticastrista de
Miami, inici su carrera religiosa en 1956
al ingresar a los 20 aos de edad en el
seminario San Alberto, de la provincia occidental
de Matanzas.
Un punto culminante en la vida del prelado fue
su investidura, el 26 de noviembre de 1994, por
el Papa Juan Pablo II, quien propici as
que la Iglesia Catlica cubana fuera regida,
por segunda ocasin, por un miembro del
Colegio de Cardenales.
Junto con el presidente cubano Fidel Castro,
fue anfitrin de la histrica visita
de Juan Pablo II, del 21 al 25 de enero de 1998,
y lo acompa en sus misas en La
Habana y las ciudades central de Santa Clara y
orientales de Camagey y Santiago de Cuba.
Antes de la llegada de Karol Wojtyla, Ortega
exhort a los catlicos a defender
el creciente espacio ganado por la Iglesia y dijo
que la estada del Sumo Pontfice
podra producir "cambios profundos
en el pueblo cubano".
"Sobre todo en el corazn del cubano.
Las transformaciones sociales y de todo tipo comienzan
con la transformacin del ser humano",
dijo y de hecho sobrevino despus una menor
crispacin de las relaciones entre la Iglesia
catlica y el Estado cubano.
Sin embargo, la visita del Papa, quien segn
una amplia interpretacin hizo caer el
Muro de Berln, pudo hacer muy poco con
Cuba, pese a que los enemigos del rgimen
cubano pensaron que impulsara una verdadera
apertura democrtica en la mayor de Las
Antillas.
Ortega pudo mostrar al Papa el renacer de la
presencia pblica del catolicismo, luego
de tres dcadas el atesmo oficial
y el reto de religiones afrocubanas y movimientos
evanglicos. "Hay un despertar de
la fe en el corazn del pueblo cubano",
proclam.
Una expresin de ese espacio fue la aceptacin
del gobierno de declarar feriado el 25 de diciembre,
en atencin a una peticin papal,
con lo cual la Navidad cristiana comenz
a festejarse desde entonces en la isla, por primera
vez desde su suspensin en 1969.
El purpurado cubano, que haba heredado
una Iglesia pobre en recursos y enfrentada al
gobierno, promovi una mayor presencia
de sta en el escenario nacional, al abordar
en sus mensajes los principales problemas que
agobian a la poblacin.
Temas como libertad, justicia, amor a la patria,
paz y reconciliacin mediante un dilogo
sin exclusiones, abord en sus homilas
este lder catlico, para quien
la Iglesia debe tener desde hace tiempo el espacio
reclamado en la sociedad.
De carcter jovial, fluida conversacin
y sonrisa fcil que cautiva a sus interlocutores,
Ortega naci en Jagey Grande (Matanzas)
el 18 de octubre de 1936, en una familia de clase
media.
Los estudios sacerdotales iniciados en 1956 los
continu en Canad en 1960 y fue
ordenado sacerdote en la Catedral de Matanzas,
el 2 de agosto de 1964 para trabajar durante un
tiempo en la parroquia de la localidad de Crdenas,
en la misma provincia.
En 1965 fue enviado a los campos de trabajo de
las "Unidades Militares de Ayuda a la Produccin"
(UMAP) donde el gobierno recluy a proxenetas,
homosexuales, creyentes y a quienes las autoridades
acusaban de mantener una conducta "antisocial".
A su salida de la UMAP, fue prroco de
la Catedral de Matanzas hasta su designacin
como obispo de Pinar del Ro, en el extremo
occidental de la isla, en diciembre de 1978.
Ortega fue nombrado por el Papa como Arzobispo
de La Habana el 28 de noviembre de 1981 y desde
entonces comenz a establecer mayores os
con las iglesias de Amrica Latina y a
tender puentes hacia la comunidad de exiliados
cubanos en Estados Unidos.
Despus de ms de dos dcadas
de silencio de la Iglesia sobre el gobierno, el
mensaje pastoral del cardenal se hizo ms
frecuente a partir de 1989, coincidiendo con la
cada del Muro de Berln y el colapso
del comunismo europeo.
En una carta pastoral de la Arquidicesis
de La Habana, Ortega rechaz ese ao
la aplicacin de la pena de muerte (como
lo ha hecho con otros casos) al general Arnaldo
Ochoa y a otros tres altos jefes militares enjuiciados
bajo cargos de narcotrfico.
En julio de 1994 exhort al gobierno a
esclarecer las causas y autores del hundimiento
del remolcador "13 de Marzo" frente
a la baha de La Habana, en el que murieron
ms de 40 personas, incluidos nios,
cuando trataban de viajar clandestinamente a Estados
Unidos.
Como presidente de la COCC firm el polmico
mensaje "El Amor todo lo espera", de
septiembre de 1993, que critic al gobierno
y reclam cambios econmicos y polticos,
adems de convocar a un dilogo
reconciliador entre todos los cubanos sin exclusiones.
Tambin se ha pronunciado contra la desigualdad
social, la prdida de valores ticos
y el papel "demasiado amplio" del Estado,
pese a lo cual sectores radicales del exilio de
Miami lo critican y exigen una posicin
ms enrgica.
Ortega tambin critica el embargo econmico
de ms de cuatro dcadas de Estados
Unidos contra Cuba por el sufrimiento que ocasiona
al pueblo, como lo hizo el Papa difunto y lo reconoci
el mensaje gubernamental de "profundo pesar"
por el deceso de Juan Pablo II.
Aunque descarta que la Iglesia Catlica
se convierta en el "partido poltico
de oposicin" que falta en Cuba, reclama
el reconocimiento de su papel en la sociedad a
la que puede aportar "en cualquier momento
su colaboracin para construir una civilizacin
mejor".
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