SOCIEDAD
El
Panda de Gonzalo 20595o
Luis Cino
LA HABANA, Cuba - Julio (cubanet.sergipeconectado.com) - En
la modesta sala de Gonzalo, bajo la foto enmarcada
del Comandante en Jefe saltando en las arenas
de Girn, est el Panda. Voluminoso,
sofisticado, con un mnimo gasto energtico,
es un lujo literalmente asitico.
A Gonzalo, el Panda le cambi la vida.
Reafirm su fe en la revolucin.
En la vida de Gonzalo, privada de sorpresas y
alegras, hay un antes y un despus
del Panda. Como Cristo, marca las eras con su
nacimiento.
Se lo asignaron como estmulo en su centro
de trabajo. Fue tras una larga y tormentosa asamblea
donde se analizaron y discutieron los mritos
de los 21 aspirantes a la compra del aparato.
Haba dos televisores en concurso.
Nadie poda superar los 30 aos
de Gonzalo en la fbrica, sus varias zafras
voluntarias, sus proezas laborales, su combatividad
y su participacin en las actividades polticas.
No obstante, luego de la reunin, ms
de la mitad de los compaeros de la fbrica
quedaron enemistados con l. Ya ni siquiera
lo saludan. En varias ocasiones ha odo
murmurar a sus espaldas, chivatn, viejo
de mierda y otros insultos. l los perdona.
Sabe que son compaeros necesitados de
un buen trabajo poltico.
Cada atardecer, tras devorar su magra cena, si
no hay apagn programado, Gonzalo se dispone
a operar su televisor. Empua el mando
a distancia y se arrellana en el desvencijado
sof, el nico mueble que le queda.
La programacin televisiva llena el vaco
de sus noches de divorciado.
Pas semanas estudiando minuciosamente
el manual de las instrucciones. Quera
explotar a plenitud sus posibilidades. Le fascinaba
saber que posea un televisor con la ltima
tecnologa disponible. Nunca tuvo ninguno.
Ahora es un experto en la materia. Domina al dedillo
todas las funciones del telerreceptor. Se las
muestra, doctoral, a todo el que lo visita.
El o del mando en su mano le confiere
el don de la ubicuidad. La ilusin de tenerlo
todo bajo su control. Aunque no se detenga a ver
nada, lo ve todo. Su mayor disfrute es obrar con
el aparato a su antojo. Slo la llegada
del chocolatn pudiera culminar su dicha.
En las 21 pulgadas de la pantalla semiplana observa
el mundo que le es permitido ver. Siempre ajustando,
puntilloso y perfeccionista, la nitidez de la
imagen, los colores y el sonido, disfruta, en
xtasis, los logros de la revolucin
donde nico se cumplen a cabalidad, con
brillo y entre sonrisas: en las mesas redondas
y en los noticieros.
En su patrullar continuo por los cuatro canales
de la televisin cubana, nada se le escapa.
Asiste junto al Comandante y a Chvez al
acto inaugural de Petro-Caribe, en su segunda
retransmisin. Luego, simultneamente,
observa los desplazamientos de dos marsopas perseguidas
por una orca en las glidas aguas de Alaska,
la telenovela brasilea, con subtitulaje
"closed caption" para sordos, Universidad
para todos en su curso de italiano y un choque
beisbolero entre Las Villas e Industriales.
Permanece impvido mientras el aparato
retumba o enmudece, despliega en pantalla sus
funciones, aparecen mens, temporiza, bloquea
y desbloquea. La imagen se ampla o se
estrecha. Todo depende de l.
Gonzalo conoci el Panda y vio que era
bueno. Es feliz de tenerlo. Se lo debe a la revolucin.
Cmo hubiera podido reunir los
300 pesos convertibles que cuestan en la tienda?
Le aumentaron el salario, pero no cobra moneda
convertible. Paga 75 pesos mensuales por el aparato.
Demorar casi seis aos en pagarlo.
Tal vez ms. Le falta un ao para
jubilarse.
Carente de todo, se siente otro desde que tiene
el Panda. Se cree el dueo de la tecnologa
ms avanzada. Es libre de elegir opciones,
aunque slo sean los canales de televisin.
En casa, frente al Panda, es su nica oportunidad
de elegir algo.
|