La incre�ble simpat�a
con la Cuba de Fidel 4c543y
Por Rosa Montero, De El Pas.
La Nacin
Line, Argentina, 31 de marzo de 2005.
MADRID.- Leo en El Pas (de Espaa)
que Fidel Castro acaba de legalizar la olla a
presin. Lo repetir una vez ms
para que podamos darnos cuenta cabal del desatino:
la olla a presin ha estado prohibida en
Cuba hasta hace unos das. El totalitarismo
es as, desarrolla sus censuras e imposiciones
en todos los mbitos de la vida, desde
el pensamiento hasta los pucheros.
Parece mentira que haya personas que sigan manteniendo
cierta simpata por este tirano. Ya lo
dice Martin Amis en "Koba el temible"
(Anagrama), su estupendo libro sobre Stalin: mientras
que el totalitarismo nazi est reconocido
como la atrocidad que fue, el totalitarismo comunista
sigue vindose con una indudable empata
emocional. Amis se pregunta por qu los
intelectuales no denunciaron en su momento (ni
nunca claramente, a decir verdad) la barbarie
sovitica, por qu Auschwitz es
para nosotros sinnimo de horror, pero
Kolym no nos dice nada, por qu
todo el mundo ha odo hablar de Himmler
pero nadie conoce quin es Yeyov.
Esta ignorancia pertinaz, este deseo de no saber,
permite seguir manteniendo una idea romntica
e incluso heroica del comunismo en general, como
si los excesos de Stalin no fueran sino la excepcin
de un proyecto poltico tal vez equivocado
en parte pero hermoso, cuando lo cierto es que
se trata de una ideologa siniestra que
ha producido infiernos por doquier, un sistema
totalitario en el que lo excepcional son ms
bien los comportamientos decentes.
En Espaa, dadas las distorsiones ideolgicas
que provoc la dictadura, hubo muchas personas
estupendas que se encuadraron en el PCE. Pero
las buenas intenciones no disminuyen los errores
de fondo. El Crculo de Lectores acaba
de sacar "Gulag", del polaco Kizny,
con fotos tremendas de esos campos de concentracin
soviticos en los que murieron, entre 1929
y 1980, decenas de millones de personas. Por no
hablar de nuestra guerra civil, de la intolerancia
comunista y de la terrible represin contra
el Partido Obrero de Unificacin Marxista.
S, creo que habra que hacer una
profunda revisin del comunismo. Pero,
en vez de eso, celebramos simpticas cenas
de homenaje a (Santiago Solares) Carrillo [histrico
dirigente comunista espaol], por ejemplo,
sin que nadie mencione los errores ni los horrores.
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