PRENSA INTERNACIONAL
Julio 31, 2006

Eruditos del mundo, acu�rdense de vivir 6v3af

No se engaen por su aspecto profesoral, porque Alfonso Reyes fue suficientemente sabio como para no abandonar la poesa. Ni la vida ni el amor.

Raul Rivero, El Mundo, Espaa, 29 de julio de 2006.

Martes

Poesa de Reyes

Lo primero que public en su vida Alfonso Reyes fueron tres sonetos en 1905 (tena 16 aos) en un peridico de Monterrey. Lo ltimo, el 23 de diciembre de 1959 -cuatro das antes de su muerte-, el obituario de Fernndez McGregor. Entre los versos iniciales y esa nota necrolgica est la obra monumental (por su alcance y por sus dimensiones) de uno de los intelectuales ms importante del siglo XX en Hispanoamrica.

Fue un ensayista y un pensador de primera lnea que recibi honores y doctorados hasta el bostezo y el empalago. Fue diplomtico, profesor, conferencista, escribi novelas, teatro, poesa, cuentos y un tratado sobre cocina y gastronoma.

Haca un estudio sobre el Siglo de Oro en Espaa igual que traduca a Chesterton y deslizaba unos textos de dos lneas que llamaba briznas; segua con cartas, biografas, casi de todo... Hasta dejarle a Mxico y a la literatura espaola ms de 100 libros y alguna decena de investigaciones abiertas.

Dijo que l escriba como respiraba. Su trabajo iba con facilidad de los temas ms profundos y eruditos a juegos de palabras. De un acercamiento a los escritores ses que ms le interesaban, Marcel Proust o Montaigne, pasaba -como para descansar- a escribir divertimentos, versos de cortesa, de saludos, festivos y amenos.

Toda la gloria del mundo cabe en un grano de maz, haba dicho el poeta Pepe Mart, enamorado en Zaragoza y exiliado en Mxico.Eso lo saba Reyes porque la erudicin explica el mundo pero no lo justifica, ni le quita los dolores, ni produce remedios ni siquiera de los pasajeros.

Esa medicina urgente o los envos que reclam para enamorarse y asomarse a la noche cuando dejaba las pginas de los libros, los encontraba el hombre que fue Reyes en la poesa, esa compaera silenciosa y arisca que conserv siempre cerca de la inmensidad de sus observaciones como estudioso de los griegos y de las literaturas (s, en plural).

Reyes se acordaba de vivir y para vivir escribi 21 libros de poesa. Su acercamiento a ese gnero no era el del docto letrado fro y seguro. Su llegada al verso se realizaba con sigilo, miedos, sobresaltos. Con la delicadeza de quien sabe que si no entra por el nico puerto autorizado, no puede alcanzar la salvacin.

Asustadiza gracia del poema:/ flor temerosa recatada en llema, dice en su arte potica donde, enseguida, compara la poesa con la flor sensitiva que se muere si la llega a tocar la mano de un hombre.

Creo que Reyes fue siempre un poeta que miraba al mundo con lucidez, alguien a quien su sabidura le regal, antes que cualquier otra cosa, una licencia de sueos para que todo no fuera explicable y real, para que quedaran parcelas que su inteligencia no poda entender. Ni mucho menos, dar sobre esos misterios una disertacin a los dems.

Jorge Luis Borges dijo que Reyes escribi la mejor prosa castellana de esos tiempos y el poeta Jos Emilio Pacheco la describe as: "Una prosa siempre en movimiento que nunca se detiene y jams se estanca y es que ser siempre modelo inimitable de precisin, concisin, suavidad y, en primer trmino, de naturalidad".

Con esos truenos y otros que vienen de Octavio Paz y Carlos Fuentes y de los ms relevantes escritores de aquellas tierras, puede haberse desatado -con el tiempo que es siempre implacable- un olvido o un extravo inconsciente de las resonancias de la obra potica de Don Alfonso Reyes.

Eso mismo pasa con su periodismo. Pero es natural, el periodismo sale a relucir nada ms que cuando faltan unos prrafos para redondear una biografa. Este gnero menor, infectado de precipitaciones, no tiene vela en este entierro.

Lo tuvo para Reyes, cuando lo dejaron cesante de su cargo diplomtico en Francia, en 1914, y vino a Madrid a ganarse la vida como redactor y traductor. Y a lo largo de toda su existencia, porque sigui como colaborador de muchos diarios y, al final, porque se despidi de sus lectores con una simple nota periodstica.

Cuatro versos finales para recordar al poeta Alfonso Reyes. El alma que empuaba al erudito: Qudate solo y callado/ casi todo huelga y sobra/ ningn gesto se recobra/ ni vale el oro cambiado.

Jueves

Mar confuso con mujer sola

Hay un hombre que se llama Wilson Bueno y naci por all por Jaguapit, cerca de las orillas del ro Paran, en Brasil. Hizo un acto de magia hace unos aos y le concedi un mar a la geografa paraguaya. Es un ocano que no se va a secar porque lo dej escrito y publicado y se alimenta de tres ros vivos.

Hablo de la novela (o nivola, poema en prosa, ensayo ) titulada Mar paraguayo, que Bueno escribi en tres idiomas: espaol, portugus y guaran. Cuenta los sueos de una mujer entrada en aos, en mucho aos, que est magnetizada por un joven. Al mismo tiempo, narra su vidita diaria al lado de un hombre viejo con quien inciner su juventud.

Pienso que el personaje principal del libro es la entonacin que se consigue en la coalicin de idiomas. La lectura en voz alta de un prrafo o de un captulo deja en la experiencia de uno los ruidos de una msica diferente, de armonas difciles, donde navegan sobre las olas grandes barcos de arpas, guitarras y tambores.

La historia pasa en el balneario brasileo de Guaratuba, un sitio a donde se va de vacaciones la clase media paraguaya. El lugar hacia donde huy el dictador Alfredo Stroessner. Bueno escenifica all otra funcin de magia porque disuelve las fronteras y funda un territorio sin leyes para los hombres ni para los idiomas.

Mar paraguayo es una obra que tiene mucha importancia en la historia de la literatura en Hispanoamrica y, en particular, en el Cono Sur. Su autor haba publicado ya Bolero Bar y Manual de zoofilia.

Para dejarla fra en un archivo, sta es una novela neobarroca de amor, pero su autor no est tan seguro: "Narrar s, pero a partir de que los relatos fuesen atomizados por la poesa. Yo siempre busqu una prosa que no descalificase la cintilacin con la poesa".

Hay quien cree que el halo potico del texto se recibe de inmediato porque est escrito en portuol, rociado con elementos simblicos del guaran. Mar paraguayo es comprensible para cualquier lector de lengua castellana, aunque a veces piense que naufraga en un vocablo guaran de fuerza cinco.

A juicio de muchos crticos, a pesar del matrimonio con el portugus y de las apariciones del guaran en esa desapacible convivencia, la novela se inscribe en la tradicin de las literaturas hispanoamericanas.

Lo que conjuga Bueno en este mar es, adems de las corrientes de palabras de los tres idiomas y la prosa y el verso, una variedad de razas, culturas y mitos.

Wilson Bueno crea un mar y esta catica rebambaramba de lenguajes para llegar a un prrafo como ste: "Mi desamparo sera menor acaso non houvesse a estas horas tan y tantas estos silencios longos, diagonais del abismo: la octaedra florita de consistencia imortal: la persigo de pao y pauelo: la consistencia: el nudo vivo microscpica acentuacin de que todo pueda embaralharse en una sola agujada: fatal".

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