PRENSA INTERNACIONAL
Junio 8, 2006

�Puede usted hacer un buen verso con la palabra 'tr�quea'? 255s6q

La delicadeza literaria de Baldomero Fernndez Moreno mereci el elogio de Jorge Luis Borges y Leopoldo Lugones, pero Amrica lo recuerda por su carnal 'Soneto a tus vsceras'. Por algo era mdico

Ral Rivero. El Mundo, Espaa, 3 de junio de 2006.

El soneto de Baldomero

Conozco varios mdicos que escriben poesa. Uno de ellos, que tiene un apellido relacionado con el ganado vacuno, vive en un limbo delicioso. Se dice que sus colegas de profesin le dispensan su mediocridad como galeno porque tienen la esperanza de que sea un buen poeta. Los poetas, en cambio, le perdonan sus ripios porque consideran que debe ser un buen cirujano.

William Carlos William fue un gran poeta. Parece que haba recibido de su abuela, Emily Dickinson, la voluntad del verso limpio y el desprecio por el adjetivo. Slo buscaba "comprender algo con sus formas y colores propios". Fue, hasta su muerte en 1963, un mdico sencillo y afable, dueo de una consulta en el pueblo de Rutherfor. No s en qu categora lo tuvieron sus compaeros en el complejo universo de la medicina.

Estoy ante la misma situacin con el argentino Baldomero Fernndez Moreno. Un doctor, un poeta, un hijo de comerciantes espaoles que naci en Buenos Aires en 1886 y muri all mismo en 1950.Pas, sin embargo, gran parte de su infancia en Santander y Barcelona despus de realizar sus estudios secundarios en Madrid. Volvi a la capital de Argentina para hacerse mdico.

Vivi y trabaj despus en Chascoms, una ciudad que est al sur de Buenos Aires. Se instal tambin, por un tiempo, en Catril, en Las Pampas. Regres a la capital y en 1924 viaj otra vez a Chascoms. Su obra es espiritual y ertica y nadie ha podido saber nunca quines fueron las dos mujeres a las que dedic toda su poesa amatoria.

Public varios libros de versos: Las iniciales del misal, Ciudad, Por el amor y por ella y Canto de amor, de luz, de agua. Escribi tambin prosa: La patria desconocida y Parva.
Sus poemas estn en todas las antologas de Argentina y de Hispanoamrica. Se recuerdan, se incluyen, se recitan estos textos del poeta Fernndez Moreno: Setenta balcones y ninguna flor, Los amantes, La torre ms alta, Acabo de pasar, amor, por el correo, Contemplacin del beso, Dulce amor de pasillos y Mudable como el viento en tu mejilla.

Era un renovador, un creador a tiempo completo que tena, segn Jorge Luis Borges, "una percepcin genial del mundo exterior" y, a juicio de Leopoldo Lugones, "el don sutilsimo de la observacin instantnea".

Conoc a su hijo, Csar Fernndez Moreno. Poeta y diplomtico, un hombre culto y agradable que muri en Pars a los 65 aos, hace ya mucho tiempo. Desde luego, hablamos en extenso sobre su padre, de la poesa y de la importancia de su trabajo.
Nunca le pregunt qu pensaba el viejo poeta realmente del soneto suyo que ms se reconoce en Hispanoamrica y que tiene que ver tanto con el mdico como con el escritor. Pens, pienso, que Baldomero Fernndez Moreno, que escribi tantos sonetos de amor, tanto verso delicado, intenso y terso a esas dos mujeres misteriosas, no iba a recibir con agrado la noticia de que su pieza ms popular en la posteridad sera el Soneto a tus vsceras.

Esa cancin a una mujer por dentro, esos 14 versos que recorren el interior de un cuerpo femenino y ofrecen al lector un panorama hmedo, ensangrentado y sobrecogedor.
Aunque nadie sabe. Yo lo percibo, en mis relecturas, muy a gusto en el viaje a la matriz profunda y renovada y a la linfa que embebe esos tejidos.

Aqu est la entrada del soneto: Harto ya de alabar tu piel dorada, / tus externas y muchas perfecciones / canto al jardn azul de tus pulmones / y a tu trquea elegante y anillada.

Jueves
Los cuchillos extraos

La poesa que ampara a los presos, la que duerme con ellos en sus camas de hierro, entre los harapos grises y las pesadillas, tiene que ver con los desengaos, los abandonos, la soledad, la lejana y los imposibles.

Son poemas rimados que pasan, copiados y vueltos a copiar a lpiz, de celda en celda para hacer luego pequeos viajes en sobres ajados hasta las mujeres que se suean en las crceles de Cuba.All van corasn y asto como consonantes de pasin y ro con un mensaje desesperado, un reclamo de compaa y la propuesta de resucitar un amor o de inventar otro que sea ilusin y alivio.

En ese mundo desapacible triunfa Jos Angel Buesa, un poeta que muri exiliado en Santo Domingo y negado en su pas, mientras las nuevas generaciones de muchachas enamoradas se aprendan de memoria sus versos que circulaban en libretas escolares en hojas con dibujos de flores sobre inscripciones como sta: "Marta y Robertico se quieren todava".

En las prisiones, en esa atmsfera de violencia, de cuchillos extraos y punzones de plstico, formica y alambrn, la gente se sabe, como se saben los himnos y los bolerones, el Poema del renunciamiento, El collar de perlas, La vejez de Don Juan, Carta a usted, Balada del loco amor y Los cuartetos del transente.

Se saben La lgrima infinita, de Hilarin Cabrisas y declaman a toda voz en la alta noche aquellos versos iniciales de El duelo: "Que cmo fue, seora? Como son las cosas cuando son del alma".

Entonces llegan los presos polticos. Ellos traen las mismas angustias y el mismo desasosiego por el amor y las separaciones, pero traen tambin otros dolores, otros versos y otros poetas.

A veces, los que llegan son los poetas. Los papeles que se unen al flujo de poemas de amor y de delirio, hablan y cantan y llaman a la libertad, describen escenarios diferentes y los textos dicen tambin patria y humanidad y familia y la esperanza que describen es un poco ms universal.

Un grupo de esos poetas, que lleg a las crceles cubanas en la primavera del 2003, aparece ahora en una antologa que acaba de publicar en Italia ediciones Il Foglio.

William Navarrete, el escritor y periodista cubano exiliado en Pars, hizo la seleccin de los textos y escribi el prlogo.La traduccin es de Elisa Montanelli.

Versos tras las rejas se llama el libro que incluye poemas de Ricardo Gonzlez Regis Iglesias, Jorge Olivera, Mario Enrique Mayo y Omar Moiss Ruiz, entre otros.

Navarrete explica que los escritores antologados trabajan en registros poticos muy distintos, pero que un denominador comn da a la antologa un carcter excepcional: "Los poetas aqu reunidos han sufrido en carne propia el ensaamiento de un rgimen contra la libertad de expresin y ninguno de ellos ha vacilado un instante en hacer valer sus derechos de hombres libres contra todo dictamen de oposicin".

Estos poetas cautivos y en peligro, all dentro, donde la verdadera poesa que es sinnimo de libertad est prohibida, reciben un recado secreto cada vez que alguien lee sus versos y pronuncia sus nombres.

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