PRENSA INDEPENDIENTE
Octubre 4, 2006

SOCIEDAD A rastras con Mart� 544x3s

Luis Cino

LA HABANA, Cuba - Octubre (cubanet.sergipeconectado.com) - La existencia de la Nacin peligra. Lo dice el gobierno. Lo dicen la oposicin y el exilio.

Tantas veces se ha dicho y con tan variadas motivaciones, que ya nadie hace caso. Total, a fuerza de identificarla con el Estado, con la Revolucin o con la voluntad de un hombre, ya ni se sabe a ciencia cierta qu es la Nacin. Por eso, entre otras cosas, peligra. No se sabe cuidar lo que no se conoce y, de tantos que se la quieren apropiar, no se sabe a quin pertenece.

Todos hemos tenido la culpa. Nos parcelaron la nacin en nuestras narices mientras nos entretenamos en aplaudir consignas de caudillos y en soar el futuro. Nuestra heredad fueron minsculos trocitos de la bandera empapados en sangre. Nos arrullaron con fbulas histricas que siempre tenan moraleja y coletilla.

Y hnos aqu, en un nuevo siglo, sin ponernos de acuerdo con nuestro pasado, tropezando tercamente con las mismas piedras y supersticiosamente temerosos del futuro.

Tena que ser as. La historia de los pueblos cuando se transforma en interesados meta relatos teleolgicos de pueblos elegidos y destinos grandiosos no suele traer buenas consecuencias.

Ahora que va quedando tan poco que disputar de la nacin entre todas las facciones que la integran, le toc el turno en la rebatia a Mart.

En realidad, el Apstol siempre estuvo en disputa, slo que ahora, con la ria en su clmax, algunos intelectuales de la dispora aspiran a desmontar el mito martiano. Los ms audaces invitan a enterrar a Mart.

Ser tanta su frustracin y desesperanza que decidieron ceder a Mart, regalarlo en bandeja de plata, dejarlo definitivamente en manos de los que se arrogan el monopolio de la patria?

El castrismo recicl la confusa galaxia que resulta el ideario martiano para dar legitimidad histrica, un toque de marxismo-leninismo aadido a la Revolucin Cubana. Luego de la debacle del mundo sovitico, fue el ingrediente bsico de su nacionalismo enfrentado a muerte con los Estados Unidos.

Ahora que algunos caen en la trampa de no resistir la tentacin de atacar a Mart o desmontar la Cuba heroica, los intelectuales orgnicos del rgimen son los celosos depositarios del Santo Grial.

Deprime y preocupa el espectculo. A ambas orillas del abismo, posmodernos y milenaristas, herejes y oficiantes, todos irresponsables, andan a rastras con Mart.

Todo espanta, pero ya nada asombra. Nos acostumbraron tanto a los hroes inmaculados, al bronce de las estatuas y a las historias perfectas, que terminaron por aburrirnos.

Una triste consecuencia es que hoy muchos cubanos identifiquen las gestas de la patria con el teque y como tal lo rechacen. Para otros, son slo pretextos y coartadas en sus agendas polticas.

Con tan poco a que aferrarnos, corremos el riesgo cierto de vernos convertidos en una descreda y aptica tribu en eterno viaje por el desierto. Siempre en pos de cambiantes espejismos.

Mart no es ajeno a las culpas. Ms all de los errores y autoras que se le achacan, uno de sus peores errores, sabiendo bien para qu serva la palabra, no fue decir, alto y claro, que nuestro vino, si es agrio, es slo y nada ms que eso: vino agrio.

Tal vino no poda ayudar a digerir omisiones y manipulaciones histricas. Era nuestra historia y haba inexorablemente que comrsela. Puede que no sea el momento oportuno para iniciar otra digestin.

Salvar los smbolos de la Nacin no est en manos de los santones idlatras ni de los iconoclastas incendiarios de templos. Es una tarea que rebasa ampliamente las posibilidades de ambos.

La verdad histrica es asunto demasiado serio y vital para un pueblo como para que se la rifen entre gazmoos y perretosos.

A fin de cuentas, a quin puede convenir, si es que conviene a alguien, hurgar a estas alturas de la infravida como Nacin en chismes histricos y pginas de diarios largamente perdidas?

Ser cnico y dolorosamente cierto que algunas mentiras, en adecuadas dosis, ayudan a vivir?

En lo personal, el Jos Mart que sigo prefiriendo, antes que el de los monumentos, es el poeta genial que escribi los Versos Sencillos. Tal vez ser por aquello de que "el arroyo de la sierra me complace ms que el mar".

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