SOCIEDAD
Viaje
en la memoria 1r321j
Miguel Iturria Savn
LA HABANA, octubre (cubanet.sergipeconectado.com) - Caminar
por las calles de La Habana es como viajar del
paraso a las puertas del infierno. En
la ciudad de las columnas y los portales tropiezas
a diario con el apogeo dionisiaco de las jineteras,
las escaramuzas de los mendigos y otras floraciones
del espanto que parecen vctimas mutantes
de la diplomacia del gruido. Los escndalos
"saludables" de tales actores colindan
con las sucias aguas de la baha y con
el panorama de ruinas, luz y sol que marcan la
vida de la capital cubana.
La ciudad, creada a "ex novo" desde
principios del siglo XVI, es uno de los ejemplos
de la urbanizacin implantada por Castilla
tras la conquista. Las regulaciones de Indias
dictadas por Felipe II en 1576 no pudieron impedir
el diseo arbitrario surgido en los alrededores
del puerto de Carenas. El espacio urbano creci
aceleradamente y adquiri una personalidad
propia delimitada por las edificaciones militares,
pblicas y privadas.
Con el paso de los siglos La Habana se convirti
en paradigma del inmenso territorio colonial de
Espaa. Como centro poltico, marinero
y comercial del imperio hispano pudo desarrollar
un conjunto arquitectnico sorprendente.
Los restos tangibles de ese patrimonio estn
en peligro de derrumbe y extincin.
Una ciudad tan singular como la nuestra puede
ser un factor diferente en un entorno global bastante
uniformado. Los agudos problemas que la asfixian
dependen de recursos, innovacin y audacia.
La solucin de los problemas urbanos conlleva
una sensibilidad que difiere de las ya tradicionales
"tareas de choque" y el clsico
"ordeno y mando".
La reordenacin territorial fue trazada
hace tres dcadas por la Oficina del Historiador
de la ciudad, pero las directrices, los recursos
y el propio personal profesional marchan a paso
lento. Los proyectos priorizan al casco histrico
en detrimento de barrios como Jess Mara,
San Isidro y Cayo Hueso. La cooperacin
internacional se concentra en la recuperacin
del Malecn y en edificaciones puntuales
para la explotacin turstica. Lo
dems parece puro maquillaje, mscaras
exticas para ganar tiempo y obtener dinero.
Ya el tnel de la baha resulta
obsoleto por el gran calado de los buques. Otras
vas de comunicacin acusan un deterioro
notable. Se han convocado foros y encuentros,
conferencias y concursos. Pero el panorama visual
sigue tan deprimente como hace una dcada.
Existe realmente una estrategia cientfica
para enfrentar tales retos? Cules
son los objetivos de la poltica territorial
del gobierno de la capital?
La ciudad es la base de la civilizacin.
Es la forma y el smbolo de una relacin
social compleja que recoge las tensiones entre
tradicin y modernidad y avala la evolucin
histrica de sus espacios y entidades.
El nexo entre innovacin y conservacin,
entre lo pblico y lo privado incide con
fuerza en el mantenimiento de esa memoria histrica
que est en peligro.
La rehabilitacin de nuestra capital no
debe depender de su proyeccin para el
turismo. El desarrollo de esa industria es imprescindible
para el pas. Sus fondos constituyen fuentes
para la inversin y han de tener en cuenta
la red de monumentos, edificaciones, espacios
urbanos y sociales, la geografa, las personas
y los sonidos.
La inmediatez de las reparaciones ha de marchar
pareja con la aplicacin de las nuevas
tecnologas y el protagonismo de los ciudadanos.
Lo artificial se integra al cuerpo urbano como
parte de la nueva cultura metropolitana que exige
renovacin y sostenibilidad. Salvar la
ciudad como escenario de la cultura contempornea
es asumir los retos y exigencias de una urbe que
tiene ms de dos millones de habitantes
sumergidos en problemas de todo tipo.
La convivencia entre lo tradicional, lo contemporneo,
y el deterioro de las edificaciones patrimoniales
de gran escala, son un reto para la aplicacin
de las nuevas tecnologas del transporte,
las comunicaciones y otros ingenios de la poca
post industrial. Al poner en crisis el planteamiento
tradicional afectan la interactividad econmica
metropolitana y obligan a repensar los espacios
pblicos y privados. Es necesario una nueva
sensibilidad medioambiental para lograr el equilibrio
y recuperar creadoramente las estructuras en derrumbe.
La creciente necesidad de inversiones, el avance
desde el centro hacia la periferia y el rescate
del enorme patrimonio creado en el pasado, exigen
soluciones renovadoras ante el vrtigo
delirante de los problemas acumulados. Los actores
y los proyectos deben partir de la complejidad
real.
Hacer ms humana, sustentable y democrtica
nuestra capital, es un reto verdadero, no una
consigna para forjar una ciudad virtual. Hay que
restaurar los tejidos urbanos mediante programas
que promuevan una estrategia territorial imaginativa,
aprovechar las sinergias generadas por la experiencia
y los recursos del turismo para devolver a La
Habana su peculiar personalidad, y una filosofa
de futuro que rescate su pasado y el derecho a
existir en un entorno mas humano.
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