Cuba,
triste asignatura pendiente 6p6x5e
Pilar Rahola. El
Pas, Espaa, 6 de abril de
2007.
Mis dudas desaparecieron cuando o sus
declaraciones en los informativos de Cuatro. Reconozco
que no estaba mucho por la labor de escribir sobre
Cuba y el viaje del ministro Moratinos. Quiz
el cansancio que produce la heterodoxia, a veces
tan antiptica en las filas de la izquierda.
Quiz el pesante silencio del pensamiento
crtico, desaparecido en combate desde
hace tiempo. Quiz el hecho de que a Moratinos
ya le he dado mucho, convencida del bajo nivel
de la poltica exterior espaola.
Por cierto, me dicen que ya no es conocido con
el mote de Desatinos, sino con otro de mayor definicin,
Blablatinos... En fin. Pero cuando o a
Julio Villarrubia, secretario general del Grupo
Socialista en el Congreso, hablando de Cuba, la
adrenalina se me activ por arte de estupefaccin,
y decid que, una vez ms, algunos,
ni que sea desde modestos e ignotos rincones del
pensamiento progresista, tendramos que
alzar la voz disidente. Villarrubia us
todos los eufemismos del diccionario para no utilizar
la palabra dictadura, y sus dos frases ms
memorables fueron stas: "En Cuba
hay una situacin especial, complicada
y difcil" y "el Gobierno afronta
las relaciones con la isla con el objetivo de
ayudar a que el pueblo cubano se vaya abriendo
y tenga una democracia ms consolidada
en el futuro". Es decir, para el lder
socialista, existe democracia en Cuba, el atropello
de las libertades fundamentales slo es
una situacin "especial" y darle
la manita a Ral Castro y al resto de la
nomenklatura, es ayudar al pueblo cubano. Bienvenido
Mster Marshall, en versin Compay
Segundo. Cmo era su famoso Chan
Chan?: "El cario que te tengo / Yo
no lo puedo negar / Se me sale la babita / Yo
no lo puedo evitar". A partir de aqu,
lo de siempre, guirigay con la derecha, retrica
sobre las bondades de la bilateralidad con el
rgimen, pose de chulo pirulo porque-la-izquierda-siempre-tiene-motivos-inteligentes-para-perpetrar-despropsitos,
y un jugueteo malvado con los conceptos de la
libertad. Espectculo deplorable que, en
situacin normal, generara un debate
de nivel, sino fuera porque la gran trituradora
de la pelea interpartidos, convierte en desechos
demaggicos las grandes ideas. Lo de Cuba,
pues, ha quedado como una pelea de galifantes
entre la derecha de siempre y su cara de perro,
y la izquierda de siempre, bienintencionada, solidaria
y cabal. En realidad, a todos les interesa ms
jugar con el drama cubano, en funcin de
intereses econmicos y polticos,
que comprometerse seriamente con l.
Cuba es una dura realidad que reprime personas,
destruye derechos, consagra lites corruptas,
y enva al infierno las viejas utopas
Sin embargo, retricas al margen, lo de
Cuba no es entraable. Lo de Cuba no es
"especial". Lo de Cuba no es comprensible
y, sobre todo, lo de Cuba no tiene nada que ver
con la democracia. El hecho de que sea un rgimen
de izquierdas, nacido al albur de ideas transformadoras
que, en su momento, queran cambiar la
injusta realidad, no implica que aos despus,
con sus crceles, sus represaliados polticos,
sus condenas a muerte, su corrupcin estructural
y su falta asfixiante de libertad, se haya convertido
en el ejemplo ms rastrero de una dictadura
caduca, impermeable a los derechos fundamentales.
Desde una perspectiva de radical compromiso con
la Carta Internacional de Derechos Humanos -catecismo
bsico para poder ir honestamente por el
mundo-, Cuba no se aguanta por ningn lado.
Y si hacemos un alambicado circunloquio para intentar
desviarnos de ese compromiso, y convertir a Cuba
en nuestra excepcin razonable, lo nico
que hacemos es traicionar esa Carta Internacional
de Derechos Humanos. En este sentido, el viaje
de Moratinos es exactamente lo que parece: un
considerable e impresentable baln de oxgeno
a favor de un rgimen tirnico que
genera represin, dolor y desespero. Que,
adems, Moratinos haya despreciado pblicamente
a la oposicin cubana, oposicin
que vive en permanente estado de represin,
es un gesto de un impudor poltico sorprendente.
De ninguna manera se aguanta, ni el viaje, ni
el desprecio a los opositores, ni los acuerdos
con Cuba -que no sern fcilmente
sancionados por Bruselas-, ni el simbolismo que
todo ello representa. Peor an, slo
se aguanta si entendemos la poltica exterior
espaola como una improvisacin
permanente, sin otro escrpulo que vender
el producto, ni otro objetivo que militar en el
manual del buen progre, versin adolescente
Che Guevara. En nombre de qu principios
democrticos podemos condenar unas tiranas
y mirar con ternura a otras?
El seor Villarrubia, qu
diccionario usa cuando busca adjetivos para una
situacin de represin poltica?
Porque en mi diccionario no hay paliativos: Cuba
es una dictadura. Y darle apoyo poltico,
enviar altos mandatarios -cartita del Rey incluida-,
cerrar acuerdos, despreciar a la oposicin
y, encima, convertir la represin del rgimen
en una pequeez sin importancia, es una
inmoralidad, a la par que una traicin
a los principios de la libertad.
Estamos siempre en lo mismo, la doble moral.
La izquierda, menos estresada que la derecha en
este tipo de cuestiones, se permite unos mrgenes
muy abusivos con los derechos fundamentales. Ya
no se trata slo de la amnesia que tiene
respecto a sus propias miserias histricas,
sino de la mirada bifocal que proyecta acerca
de las miserias del presente. Por supuesto, hay
unas izquierdas ms ruidosas y reaccionarias
que otras, y para muestra, la perla que me comentaban
de la ltima asamblea del Bloque Nacionalista
Galego (BNG), cuyo tipo ms aplaudido fue
un militante histrico que asegur
que, con todo el dolor de su alma, lo mejor que
poda pasar es que Irn tuviera
la bomba atmica y barriera a Israel del
mapa. Dira que ms que reaccionaria,
hay una izquierda que se ha vuelto literalmente
loca. Pero volviendo a los cauces de la racionalidad,
no es de recibo que un Gobierno que patrimonializa
el sentir progresista de una sociedad, arrastre
ese patrimonio por los barrizales de las dictaduras
amigas. Cuba no es un mito adolescente. Cuba es
una dura realidad que reprime personas, destruye
derechos, consagra lites corruptas, y
enva las viejas utopas al infierno
de las buenas intenciones. Cuba es una vergenza.
El viaje de Moratinos es su eplogo.
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