Tiempo
versado en fuegos 1o2z17
RAUL RIVERO
Madrid -- Se va a acabar otro ao. Se acabar maana
para todo el mundo. Y, en Cuba, donde los expertos y los sabios
anunciaron desde hace meses cambios inmediatos y renovaciones favorables,
se han producido slo variaciones en los partes mdicos
sobre la salud de Fidel Castro y una clara ofensiva de las camisas
rojas de Venezuela y su gorila fundamental.
La zona visible, oficial, exterior del pas,
se ha movido en la misma direccin de siempre. El camino
errtico y tempestuoso del totalitarismo, desde los umbrales
del desfiladero donde vivaquea y organiza piatas, hasta
las regiones ms hondas y espesas en las que un hombre parece
una hormiga. Y es una hormiga.
Los jerarcas se han dejado querer. Han permitido
que se extienda el rumor y que circule por la vieja Europa, por
ciertas geografas del continente americano y por los pasillos
de muchas instituciones internacionales. Han soplado con sigilo
el comentario de que se preparan grandes acontecimientos en las
sombras porque ese los fortalece y les hace caer a todos en la lista
de posibles reformistas y demcratas.
S. Los graves y despiertos sirvientes de
ms alto nivel, los que usan la librea debajo de las guayaberas,
contribuyen a que se riegue --con adornos, frases definitivas, comentarios
agudos-- la idea de que en los mismos gabinetes donde se han escrito
los decretos y las leyes para reprimir y arruinar la nacin
hay grupos de gente iluminada que trabaja con un reloj en hora para
ordenar que comience el tiempo de las transformaciones.
Han dado instrucciones para que a ciertos escribidores
de lobregueces se les permita salirse, con moderacin y miedo,
de las lneas maestras y ayuden a diseminar sus falsos planes.
Se pagaron y se pagan espacios para que esa ilusin, con
races y ambiciones de marab, oculte la realidad
y haga confuso, verde y espinosa la frontera del horizonte.
Pero ellos, en realidad, siguen su ruta. Ms
de 100 presos en menos de un mes, anuncio de pequeos quicios
controlados para que la gente diga lo que todos saben, elecciones
bajo la carpa del teatro, el nuevo paganini de la dictadura que
ahora habla lo mismo en Barinas que en Baragu y el viejo
discurso empalagoso al que le han dibujado unos portones de salida
por temor a que la jquima les queme las manos.
Eso nada ms. Un embuste diferente, ensamblado
sobre la marcha, para continuar en los palacios robados al trabajo
y las vidas de los cubanos y para garantizar la continuidad de sus
privilegios y canonjas que ya les entregan sin caretas y
sin mamparas a los hijos y a los hijos de sus hijos.
Nada cambia en la superficie, en el cielo raso de
ese pas. No pasa nada que ellos no quieran. Desde la firma
de 14 convenios con Hugo Chvez (fue despus a manchar
la tumba de Jos Mart) hasta llevar a Naomi Cambell,
enamorada platnica de Fidel Castro, a visitar una casas
construidas con derivados del petrleo.
Son ellos. Ese es su estilo. La entrega del pas
a un analfabeto de otros rumbos que habla de Cuba como si fuera
el traspatio de su casa y de los cubanos como un refuerzo de su
tropa de tanquistas y gritones.
Pero hay cambios. Se producen todos los das,
cada minuto en la gente que padece bajo esa parlisis, bajo
los globos de los rufianes. Se producen en los grandes sectores
que no creen en las puertas que pintan en las arengas polticas
porque no esperan nada de quien en medio siglo no ha dado nada.
Se transforman y crecen y buscan puntos de unin
los grupos opositores y los bibliotecarios, los periodistas y los
activistas de la sociedad civil. Evolucionan los demcratas
que llevan aos frente a la dictadura y avanzan en la bsquedas
de frmulas que les permitan dejar su marca en el camino.
Y cambian, se hacen invencibles, los presos polticos
en medio de los tormentos y los peligros, en el vecindario de la
muerte porque saben que por ellos est en escena la lnea
ms pura y legtima de la lucha por la libertad: las
Damas de Blanco.
Salud, fuerza, confianza y poesa para
ellos en el ao nuevo.
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