31 de diciembre de 2007

Tiempo versado en fuegos 1o2z17


RAUL RIVERO


Madrid -- Se va a acabar otro ao. Se acabar maana para todo el mundo. Y, en Cuba, donde los expertos y los sabios anunciaron desde hace meses cambios inmediatos y renovaciones favorables, se han producido slo variaciones en los partes mdicos sobre la salud de Fidel Castro y una clara ofensiva de las camisas rojas de Venezuela y su gorila fundamental.

La zona visible, oficial, exterior del pas, se ha movido en la misma direccin de siempre. El camino errtico y tempestuoso del totalitarismo, desde los umbrales del desfiladero donde vivaquea y organiza piatas, hasta las regiones ms hondas y espesas en las que un hombre parece una hormiga. Y es una hormiga.

Los jerarcas se han dejado querer. Han permitido que se extienda el rumor y que circule por la vieja Europa, por ciertas geografas del continente americano y por los pasillos de muchas instituciones internacionales. Han soplado con sigilo el comentario de que se preparan grandes acontecimientos en las sombras porque ese los fortalece y les hace caer a todos en la lista de posibles reformistas y demcratas.

S. Los graves y despiertos sirvientes de ms alto nivel, los que usan la librea debajo de las guayaberas, contribuyen a que se riegue --con adornos, frases definitivas, comentarios agudos-- la idea de que en los mismos gabinetes donde se han escrito los decretos y las leyes para reprimir y arruinar la nacin hay grupos de gente iluminada que trabaja con un reloj en hora para ordenar que comience el tiempo de las transformaciones.

Han dado instrucciones para que a ciertos escribidores de lobregueces se les permita salirse, con moderacin y miedo, de las lneas maestras y ayuden a diseminar sus falsos planes. Se pagaron y se pagan espacios para que esa ilusin, con races y ambiciones de marab, oculte la realidad y haga confuso, verde y espinosa la frontera del horizonte.

Pero ellos, en realidad, siguen su ruta. Ms de 100 presos en menos de un mes, anuncio de pequeos quicios controlados para que la gente diga lo que todos saben, elecciones bajo la carpa del teatro, el nuevo paganini de la dictadura que ahora habla lo mismo en Barinas que en Baragu y el viejo discurso empalagoso al que le han dibujado unos portones de salida por temor a que la jquima les queme las manos.

Eso nada ms. Un embuste diferente, ensamblado sobre la marcha, para continuar en los palacios robados al trabajo y las vidas de los cubanos y para garantizar la continuidad de sus privilegios y canonjas que ya les entregan sin caretas y sin mamparas a los hijos y a los hijos de sus hijos.

Nada cambia en la superficie, en el cielo raso de ese pas. No pasa nada que ellos no quieran. Desde la firma de 14 convenios con Hugo Chvez (fue despus a manchar la tumba de Jos Mart) hasta llevar a Naomi Cambell, enamorada platnica de Fidel Castro, a visitar una casas construidas con derivados del petrleo.

Son ellos. Ese es su estilo. La entrega del pas a un analfabeto de otros rumbos que habla de Cuba como si fuera el traspatio de su casa y de los cubanos como un refuerzo de su tropa de tanquistas y gritones.

Pero hay cambios. Se producen todos los das, cada minuto en la gente que padece bajo esa parlisis, bajo los globos de los rufianes. Se producen en los grandes sectores que no creen en las puertas que pintan en las arengas polticas porque no esperan nada de quien en medio siglo no ha dado nada.

Se transforman y crecen y buscan puntos de unin los grupos opositores y los bibliotecarios, los periodistas y los activistas de la sociedad civil. Evolucionan los demcratas que llevan aos frente a la dictadura y avanzan en la bsquedas de frmulas que les permitan dejar su marca en el camino.

Y cambian, se hacen invencibles, los presos polticos en medio de los tormentos y los peligros, en el vecindario de la muerte porque saben que por ellos est en escena la lnea ms pura y legtima de la lucha por la libertad: las Damas de Blanco.

Salud, fuerza, confianza y poesa para ellos en el ao nuevo.

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