SOCIEDAD
Un barrio chino sin chinos (Final) 3u5015
Oscar Mario Gonzlez
LA HABANA, Cuba - Marzo (cubanet.sergipeconectado.com) - Si
se quiere ser fiel a la verdad, hay que decir
que el gobierno revolucionario surgido el 1ro.
de enero de 1959, nunca ofreci un trato
diferenciado a esta comunidad, ms an,
nunca se ocup de los chinos en el justo
sentido de la palabra.
La participacin de los chinos en la vida
poltica ha estado afectada por consideraciones
demaggicas y patrioteras. Estos hombres
consagrados al trabajo honesto y laborioso e imbuidos
de un secular apego al hogar y a la familia no
se sentan muy atrados por los
avatares del mundo poltico, siempre plagado
de intrigas, componendas y bretes. Cuando se deca
que una persona estaba "en China" o
alguien ante algo se distanciaba diciendo que
"era chino", en ambos casos, aluda
a un individuo ajeno al chisme, al "tiqui
tiqui" y a la "jodedera" tan propia
del criollo. El chino preferentemente empleaba
su tiempo cuidando el hogar y a la familia.
En el siglo XIX vivan en condiciones de
semiesclavitud y ello determin que su
participacin en la Guerra de Independencia
estuviera motivada, en lo fundamental, por aspiraciones
de emancipacin y repudio al sistema esclavista;
semejantes propsitos movan tambin
a los esclavos incorporados a las filas mambisas.
Durante la repblica los participantes
en las luchas polticas eran, por lo general,
descendientes de los nativos.
Cierto es que miles de estos asiticos
pertenecieron al ejrcito mamb
y que en el monumento a su memoria ubicado en
L y Lnea est la frase de Gonzalo
de Quesada: "Nunca hubo un chino cubano traidor,
nunca hubo un chino cubano desertor". Y este
ha de ser un sentimiento de gratitud eterna hacia
los hijos de la tierra de Confucio.
No fui sino hasta principios de los aos
noventa del siglo pasado que los chinos reaparecieron
en escena como parte de los esfuerzos del gobierno
por desarrollar el turismo. Hasta entonces y durante
cuatro dcadas estuvieron relegados a alguna
que otra actividad, cuyo teln de fondo
eran los festejos por el triunfo de la revolucin
maosta. La poca cordialidad de las relaciones
entre los gobiernos de Cuba y China comunista,
mantenan a estos festejos en franco anonimato.
Sobre el ao 1992 se cre el llamado
"Grupo Promotor del Barrio Chino" subordinado
al gobierno local, cuyo propsito era rescatar
las tradiciones ancestrales y "asiatizar"
a una comunidad de cuya pujanza apenas quedaba
un leve recuerdo.
No dudamos de los ingentes esfuerzos que realiza
este grupo en pos de revivir a la otrora prspera
barriada. Pero a nuestro entender el milagro de
la resurreccin es privativo nicamente
del Espritu Santo.
El Barrio Chino falleci o lo mataron,
los embates de estos casi cincuenta aos
de revolucin. Los simpticos y
hacendosos "paisanos", los queridos
narras, estn en peligro de extincin.
Muchos emigraron; otros tantos han muerto. A falta
de nuevos inmigrantes queda un residuo de ancianos
endebles y achacosos. Alguna que otra vez se les
ve andar sorteando grietas y baches por las ptridas
calles del otrora Barrio Chino. Los ms,
yacen en hospitales y asilos. El nmero
de ellos cada da se reduce al paso inexorable
de la muerte.
No importa que para el ao nuevo lunar
se realicen suntuosos festejos con fuegos artificiales,
"gangarrias" y rugientes dragones; no
importa que en aparatosa intencin se cierre
el trfico de las calles y avenidas aledaas
al Capitolio Nacional. El Barrio Chino ha muerto
y los causantes de su muerte hoy quieren revivirlo.
Yo pienso en una Cuba futura donde la prosperidad
y la democracia operen el milagro de un Barrio
Chino con nuevos integrantes, que junto a los
actuales descendientes hagan renacer lo que un
da fue orgullo de la nacin cubana
y envidia del continente.
Un
barrio chino sin chinos (I)
Un
barrio chino sin chinos (II)
|
Esta
informaci�n ha sido transmitida por tel�fono, ya que el gobierno de Cuba controla
el a Internet. CubaNet no reclama exclusividad de sus colaboradores,
y autoriza la reproducci�n de este material, siempre que se le reconozca como
fuente. |