Vigilados 225v54
Rafael Ferro Salas, Abdala Press
PINAR DEL RO, noviembre (cubanet.sergipeconectado.com) - Dej
de llover y cada cul sigui su camino. El grupo haba
estado por espacio de dos horas en el portal del establecimiento
comercial. La lluvia los haba obligado a estacionarse all.
El portal del mercado es el ltimo sitio que escoge la gente
del barrio para estacionarse. Hay una razn muy fuerte para
evitar ese lugar, all estn las oficinas del jefe
del sector de la polica.
Mientras estuvo cayendo la lluvia, el jefe del sector
se dedic a llamar a unos cuantos. Primero seal
a un viejo que llevaba una jaba. El anciano entr despacio
en la oficina, como contando los pasos. Al rato sali con
un cigarro apagado en sus labios. Alguien del grupo le ofreci
una caja de fsforos. Es un hecho simple que alguien le ofrezca
fsforos a uno para encender un cigarro pero en circunstancias
como esas el gesto se ve como un apoyo solidario. El viejo devolvi
los fsforos y le dio una larga chupada al cigarro.
-Trescientos pesos de multa de dnde
saco yo ese dinero ahora, dios mo?
-Le pusieron una multa, abuelo? –pregunt
el hombre que le haba ofrecido al viejo los fsforos.
El viejo asinti con la cabeza. Llevaba puesta
una gorra azul, desgastada y con algunos letreros que an
podan verse. El mulato vio que ya el viejo no tena
la jaba.
-Y la jaba que usted llevaba cuando lo llam
el polica, abuelo?
-Me la quitaron tambin.
El hombre movi la cabeza contrariado. Iba
a decir algo, pero entonces sali el polica y llam
a un muchacho del grupo.
-Ven t.
Cuando el polica entr, el muchacho
pas cerca del hombre y el viejo. Dej caer algo en
la mano del hombre.
-Gurdeme eso ah hasta que yo salga,
por favor.
El hombre se llev la mano al bolsillo de
la camisa para guardar lo que el muchacho le haba dado.
Ni siquiera se preocup por saber qu era. Lo nico
que le interesaba en ese momento era ayudar al jovencito.
Un rato despus, sali el joven de
la oficina. El hombre le devolvi lo que el muchacho le haba
dado. Era una pulsera de goma de color blanco. El joven suspir
aliviado y le dijo:
-Gracias, amigo. Si ese polica llega a saber
que tengo esto yo no estuviera aqu ahora hablando con usted.
-Y qu tiene de malo esa liga, muchacho?
–indag el viejo.
-En esta liga est escrita la palabra CAMBIO.
Nadie puede usar estas pulseras. Los policas detienen a
los que las llevan puestas, las confiscan y ponen multas –dijo
el joven en voz baja.
El polica llam entonces a dos mujeres
del grupo. Una llevaba en la mano una bolsa de color azul. Fue en
ese momento que dej de llover y la gente empez a
salir del lugar. El muchacho se fue acompaado por el viejo
y el hombre. Caminaban sorteando los pequeos charcos de
agua formados con la lluvia.
As transcurri otro da.
Aqu todos caminan por las calles sintindose vigilados,
es parte de las costumbres. Algo tan normal como mirar la lluvia
un da cualquiera y esperar a que escampe en un sitio, a
merced de ser llamado por el polica del barrio para ser
interrogado o multado por cualquier causa simple. Tan simple como
llevar una jaba con unos panes de ms, tener en una mueca
una liga con la palabra CAMBIO, o llevar una bolsa azul. La edad
no importa para nada. Usted puede ser un viejo, un joven o una mujer
que escogi ese da para salir de casa. Siempre van
a sobrar razones para sentirse vigilados.
CubaNet no reclama exclusividad de sus colaboradores,
y autoriza la reproduccin de este material, siempre que
se le reconozca como fuente
|