Las
veletas del neo anexionismo giran hacia el Sur 27349
Miguel Saludes
MIAMI, noviembre. -Las declaraciones de Felipe Prez Roque
sobre intenciones futuras que afectan a la soberana cubana
provocaron numerosos comentarios en el exterior. Durante su estancia
en Nueva York el funcionario asever que Cuba estaba dispuesta
a renunciar a su bandera y estatus de nacin soberana para
integrarse en una confederacin con Venezuela.
La polmica desatada por las palabras del
representante de la diplomacia cubana apenas ha sido divulgada en
la Isla. Pero ante el revuelo generado en crculos externos
y algunos internos, el Presidente de la Asamblea Nacional Ricardo
Alarcn aclar, a su manera, este desborde con marcado
carcter anexionista. Lejos de restar credibilidad o desautorizar
lo dicho por el titular de relaciones exteriores, Alarcn
afirm que Cuba siempre ha aspirado a formar parte de una
''patria grande'' latinoamericana. El representante del poder, con
facultades absolutas para interpretar la voluntad nacional, aclar
que la materializacin de ese deseo an est
lejana.
La idea, expresada de manera tan abierta por Prez Roque,
no es original de su pensamiento. El tema viene tomando cuerpo desde
hace meses, tal vez aos, y sus progenitores son los regimenes
de Caracas y La Habana. Hay afirmaciones de que uno de los artculos
de la reforma constitucional que apresura Chvez en su pas,
contiene un artculo que prev la concrecin
de ese acontecimiento. Durante su ms reciente visita a la
isla caribea, el mandatario esboz la posibilidad
de una unidad entre ambas naciones. Aunque Ral Castro matiz
las palabras del presidente venezolano, en ocasiones anteriores
se han mostrado avances del proyecto confederativo cubano venezolano.
Carlos Lage dio un anticipo al asegurar que ambos pueblos contaban
con dos presidentes.
Muchos opinan que estas manifestaciones no deben ser tomadas en
serio. Otros sealan que se trata de pura retrica
y que el plan es irrealizable. Un artculo publicado en El
economista de Cuba bajo la firma del Dr. Fidel Vazcos-Gonzlez,
ofrece elementos que demuestran el nivel alcanzado en esta diligencia.
El titulo que encabeza el texto- Hacia una confederacin
de estados- no puede ser ms sugerente. El periodista se
remite a sendas reuniones celebradas a finales de abril en la capital
venezolana, bajo la sombrilla del ALBA y que al parecer dejaron
sentadas las bases de la futura fusin. Por su parte Hugo
Chvez abog por conformar una Confederacin
de Estados identificados con la iniciativa bolivariana.
Algunos detalles de la proyectada Confederacin hablan de
que los pases integrantes conservan su personalidad e independencia
tanto en la vida interna como en la externa, salvo en lo referente
al plano internacional, que es objeto de la Unin. Esto va
mucho ms all de objetivos econmicos y culturales.
Segn Vazcos-Gonzlez, existen tres obstculos
que conspiran contra este objetivo. El primero, como es de suponer,
Estados Unidos. El segundo lo ponen las oligarquas nacionales.
Y la tercera barrera a superar est compuesta por propias
nacionalidades, a las que el periodista tilda de factor subjetivo.
Este es el punto que preocupa a los anexionistas de nuevo tipo.
Para salvar el escollo proponen un intenso trabajo de educacin
poltica e ideolgica que permita a los pueblos identificar
la unin que deben repudiar (el ALCA) y la que deben promover
(la patrocinada por Chvez y Castro). Todo parece indicar
que la parte cubana ofrecer el aporte educativo, pues cuenta
con amplia experiencia en el arte de convencer a las masas.
El fundamento de todo este embrollo se sostiene
en la esencia de un discurso pronunciado por Fidel Castro en 1972
justo durante un aniversario del 26 de Julio. El escritor resea
el fragmento donde el Comandante proclama la posibilidad de diluir
la Nacin en aras de integrarla a una comunidad mayor, junto
al movimiento revolucionario latinoamericano y en contra del imperio
norteamericano. Aquellos eran tiempos de CAME. Los ojos integracionistas
estaban puestos muy lejos, allende los mares. El idioma ruso tena
prioridad en este rincn del Caribe. Se preparaba el texto
de una Constitucin donde por vez primera se haca
reverencia a una potencia extranjera. Los rostros de Carlos Marx,
Engels y Lenin, desplazando a pensadores y patriotas cubanos, ocuparon
un sitial de honor junto a los de Mart, Maceo y Gmez.
A pesar de lo que algunos consideran la rusificacin de Cuba,
este proceso no lleg a extremos como los que se anuncian
ahora.
Es paradjico que mientras los funcionarios del gobierno
cubano hacen gala de este tipo de manifestaciones, asumiendo pblicamente
la posibilidad de una unidad multinacional que conlleve a la desarticulacin
nacional, en las crceles de la Isla se encuentran hombres
acusados de mercenarios y pro anexionistas. El gran delito cometido
por estos ha sido luchar por la libertad de expresin y el
ejercicio soberano del pueblo. Jams alguno de ellos esgrimi
como identidad de su pensamiento la renuncia a los valores patrios
ni la subordinacin por intereses ante poderes externos.
Puede que los especialistas lleven toda la razn y nada de
esto merezca el menor esmero. Pero si por una parte la fantasa
parece difcil de realizar, incluso impracticable, lo que
pesa en ella es la intencin. La misma existe en la mente
de un grupo dispuesto a todo por conservar el poder totalitario,
incluso a renunciar a bandera, himno y patria. Para colmo, sin el
menor decoro, no vacilan en justificar sus anhelos manipulando el
pensamiento de Jos Mart.
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