16 de noviembre de 2007
Crnica
16 de noviembre de 2007

A dos manos para La Habana en su aniversario 525j3x

Omar Rodrguez Saludes y Miguel Saludes.

LA HABANA/MIAMI, noviembre -Tiene un nombre compuesto. San Cristbal es el primero. Pero todos le llaman por su segundo, de origen profano: La Habana. Mixtura hispana y aborigen. Evocacin femenina de la capital cubana. Al mismo gnero pertenecen los vocablos Cuba, Isla, Patria. El peso de casi cinco siglos pudiera marcarle con rasgos de ancianidad. Pero su rostro sigue joven, a pesar de los desvelos. Es el que nos muestra la figura pequea y escultural de la emblemtica Giraldilla.

Infinidad de corazones han quedado prendados ante ella. No son pocos los halagos dedicados a la ciudad que se baa con las aguas del Golfo y transpira olor a Caribe. Los bardos le han cantado sus inspiraciones. Si la ciudad tuviera que escoger entre ellas tal vez se inclinara por el Habname de Varela o las sbanas blancas de Alfonso. Tropel de sentimientos donde se mezclan nostalgias, alegras y tristezas.

Cuantos lloran por ver una vez ms sus calles, andar sus avenidas. A pesar del calor exasperante, de los cambios irremediables -no precisamente climticos- y del deterioro que corroe a nuestra Habana, su belleza sigue conquistando amores. Cuantos sufren por la condena de la ausencia, aun sin dejar de estar. Es terrible recordarla en la distancia del exilio. Peor an es hacerlo sabindola al alcance de unos pasos, impedidos por la estructura de un muro, o por el espectro de la alambrada. El dolor que significa sentirla a travs de los barrotes de la celda inspir a Omar Rodrguez Saludes. Es el homenaje que dedica al lugar donde naci y del que ha sido arrancado desde hace cuatro aos. .

Tras un delicado monte
tu belleza se me pierde,
tu cadera entre lo verde
slo veo en el horizonte

Ese abanico del Norte
que oxigena mi sabana,
resuena como campana
en un silencio profundo

Al invitarme a tu mundo
adorada y fiel Habana,
Ciudad de mi calma
que lloras por tus dolores

Dolores que l quiso poner al desnudo. Por hacerlo, padece la tragedia del preso expatriado del entorno familiar, de la cercana de los amigos, del paisaje de su barrio. Por esta ausencia, como por la de tantos cubanos, tambin llora La Habana en su aniversario. Son hijos que le faltan, amores que le han prohibido. Unos vagan perdidos en espacios lejanos. Otros permanecen desterrados en su propio vientre.

Por tu piel aun sin flores
como un valle sin su palma,
por la huella del fantasma,
por la grieta enmohecida

Por la mano adormecida
que desea en la sombra
ser el vuelo de la alondra
en la tierra prometida

Capital de mis latidos
a pesar de todo adoro,
ese amanecer de oro
que da versos encendidos.

La Habana se deja adivinar en las noches de prisin. La luz del Morro no solo rompe la negrura en la que se funden ocano y cosmos para guiar al marinero. Sus haces son guios cmplices que destina a quienes la extraan. En cada rayo del faro les manda el recuerdo de sus esquinas, del muro infinito que la distingue. El Malecn habanero. Nuestro muro de los lamentos. Frontera donde termina la ciudad y comienza el mundo. Lugar privilegiado para desafiar el calor, y de paso echar a volar amores, pesares y aoranzas. En el horizonte se imagina otra vida. A las espaldas bulle la real, la cotidiana. Cada noche lo recorre la bella mestiza, empeada en el encuentro entre culturas. Por el pasa la gente que lucha y sufre sin perder la risa. All rebotan los dicharachos, las malas palabras que ya son naturales. Los nios ya no juegan a robarle una moneda al mar, pero siguen sin camisas. El muro les mira, sumergidos en la contaminacin que le rodea.

Omar capt todas estas imgenes en el lente de su cmara indiscreta. Exponer las manchas que afean a la Giralda fue considerado un acto desleal. La privacin de 27 aos para verla es una condena brutal. Su sacrificio de entrega es la mayor prueba de fidelidad para lo que se ama. Solo por amor se defiende lo querido al costo de la libertad y la vida, si es preciso. Es una cruz muy pesada de llevar.

Tus adoquines fundidos,
la ola del Malecn,
Tu columna, tu balcn,
de trgica serenata,
dedicada a la mulata
de Compostela y Chacn.

Por culpa del desatino
hoy aoro tu marea,
El Vedado, La Corea
Y la Virgen del Camino.

Seora de mi destino
yo te quiero, no te miento.
Yo recuerdo tus cimientos,
tu faro y tu baha.
Es tu tierra la vala
Del ms bello monumento.

Oh, Habana! yo quiero verte
casada y no soltera,
Bailando en la pradera
de flores y no de muerte

Quiero un vestido ponerte
y peinarte de esperanzas;
recitarte una alabanza,
que redoble la Catedral:
ver el brillo sideral
que en tus ojos hoy descansa.

Ms all del encierro los amantes se presienten. La ciudad y Omar no dejan de darse citas. Es una relacin que nada ni nadie podr destruir. Desde el reducto al que ha sido confinado, le canta al recuerdo que llena sus horas de soledad y encierro. El sentimiento de la inspiracin, fruto del desgarramiento humano, es testimonio del mejor cumplido que se puede hacer a nuestra Habana, a pesar de que el desatino, la irracionalidad o el desvaro del poder, nos despojen el derecho de verla, caminarla o poseerla. Ella ser siempre la capital amante de todos los cubanos.

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