27 de noviembre de 2007
Crnica
27 de noviembre de 2007

Sobre la corrupcin y otros demonios 4t5j3j

Oscar Espinosa Chepe

LA HABANA, Cuba, noviembre (cubanet.sergipeconectado.com) - El pasado 17 de noviembre se cumplieron dos aos del discurso pronunciado por el presidente Fidel Castro en el Aula Magna de la Universidad de La Habana con motivo del aniversario 60 de su ingreso en ese alto centro docente. Sus palabras estuvieron entre las ms importantes de las millones pronunciadas por l durante su larga y agitada vida, no tanto debido al objetivo anunciado, sino porque aprovech la ocasin para dar amplios detalles sobre el acelerado ascenso de la corrupcin en la sociedad cubana.

Hasta ese momento se haba evitado tratar el problema abiertamente. Entre sus planteamientos estuvo que la corrupcin - hasta entonces- haba alcanzado niveles tan altos en Cuba que poda constituir un factor de destruccin de la revolucin. Reconoci as la gravedad de la situacin. Asegur que el complicado escenario de crecimiento de las ilegalidades y otros hechos negativos sera arreglado por el pueblo y la revolucin.


Transcurridos dos aos de ese llamado de alarma, el escenario no ha cambiado. Incluso puede afirmarse que la corrupcin ha aumentado, lo cual implcitamente fue reconocido en el IV Encuentro Internacional sobre la Sociedad y sus Retos frente a la Corrupcin, efectuado en La Habana del 7 al 9 de noviembre. El vicefiscal general de la Repblica, Carlos Ral Concepcin Rangel, iti que “en los ltimos 10 aos se ha observado un cierto auge de este mal”.

En realidad la aseveracin de tan alto funcionario ratifica lo vivido diariamente por todos los cubanos, pues el proceso de corrupcin imperante no se aminora, sino crece sin cesar. En el comercio interior se reconoci que en 2006 hubo prdidas y faltantes por 270 millones de pesos, segn declaraciones del ministro del ramo, Marino Murio Jorge, y se arrastran de otros aos prdidas de 416,9 millones de pesos por las mismas razones.


Tambin de acuerdo con informaciones oficiales, el Ministerio de Comercio Interior (MINCIN) detect deficiencias en el 90,0% de las 33 843 inspecciones efectuadas en la red estatal de comercio y servicios en 2006. En distintas inspecciones realizadas durante 2007, se han encontrado 125 000 deficiencias. Cifras que slo indican la parte detectada del grado de corrupcin existente, por tener nicamente en cuenta los fraudes hallados en las entidades de comercio interior, sin considerar los volmenes de delitos cometidos diariamente contra la poblacin, todo lo cual, si fuera agregado, dara valores varias veces superiores a los denunciados.

En modo alguno los problemas de las ilegalidades y la corrupcin en general estn restringidos al comercio y la gastronoma. En varios artculos publicados en el peridico Juventud Rebelde, desde hace meses, fundamentalmente en sus ediciones dominicales, se aprecia que la problemtica est presente en todos los sectores de la vida nacional. Van desde los desvos de recursos, estafas, precios alterados, falsificaciones de productos, agio, especulacin y muy variadas actividades ilcitas. Incluye sectores que durante aos han sido puestos como ejemplos, como la educacin y la salud pblica. En el caso de los ltimos se destacan los pagos por debajo de la mesa, como las “agroconsultas”, obsequios de alimentos para recibir mejor tratamiento mdico, y una privatizacin creciente paralela al deterioro de la calidad de los servicios.

Aunque es positivo que en los ltimos meses estos males se estn denunciando en la prensa oficial, los mecanismos empleados para contrarrestarlos no responden a las medidas necesarias, ya que se insiste en las disposiciones legales como leyes y decretos que amplan la represin, soslayndose que las races de la corrupcin en Cuba residen en una sociedad cada vez ms enferma, en la cual el trabajo honesto deja de ser el medio fundamental para conseguir los ciudadanos un nivel de vida decoroso.

As tambin, se continan empleando llamados y consignas para combatir la corrupcin y las ilegalidades, que por repetidos han perdido toda validez al chocar con un ambiente social propicio para cualquier cosa menos la virtud. Se insiste en culpar de la corrupcin al “perodo especial”, por cuanto ha llevado a incrementar los os con empresas extranjeras, cuando el problema real est en un sistema generador de la ineficiencia generalizada que ha desembocado en salarios de hambre y miseria, lo cual obliga a los trabajadores al delito para sobrevivir. Un sistema que con su quiebra ha auspiciado mtodos de distribucin como la aeja libreta de racionamiento, una ilgica variedad de mercados y precios para el mismo producto, dualidad monetaria, formas de control disfuncionales que hacen al 60,0% de las empresas tener contabilidad no confiable y otros males.

Resulta absolutamente errneo afirmar que la corrupcin se limita a la parte istrativa y econmica, cuando tambin acta en la poltica y la espiritualidad de la nacin. Acaso la doble mortal, el engao y la mentira usados como mtodo, y la seleccin de los dirigentes por la fidelidad poltica, sin considerar sus capacidades, no son pruebas fehacientes de corrupcin?

Acaso el oportunismo promovido por un partido nico, sin cuyo carn es imposible progresar istrativa y econmicamente, no est en el sustrato del problema?
No puede decirse que las medidas legales no sean necesarias en el contexto actual, pero definitivamente no constituyen la principal herramienta para combatir el mal que lentamente corroe el pas. Ver las cosas slo desde un punto de vista jurdico, nicamente coadyuvar a empujar a ms ciudadanos a las ya hacinadas crceles. El problema radica en un sistema que aceleradamente ha destruido la economa, al tiempo que ha actuado perversamente en el alma de los cubanos, creando una doble moral que ha desdibujado las fronteras entre el bien y el mal.

Si se quieren exorcizar los maleficios de la corrupcin y otros demonios, deber con urgencia procederse al desmontaje del sistema poltico, econmico y social que casi por 50 aos los ha promovido.

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