29 de noviembre de 2007
Crnica
29 de noviembre de 2007

Un Kcho de Furtwngler 6p5h32

Aleaga Pesant

LA HABANA, Cuba, noviembre (cubanet.sergipeconectado.com) - El pintor Alexis Leyva (Kcho), present en el cierre de la Feria Universitaria del Libro y la Lectura (FULL), en La Habana, una instalacin consistente en un librero de madera con forma de estrella, donde se acumularon cientos de libros de Fidel Castro para, en gesto de amor al lder, ser tomados de manera gratuita por decenas de fanticos.

Junto a l estuvieron de alguna manera rindindole culto al rgimen, otros artistas, poetas, msicos y creadores como Roberto Fernndez, Vicente Bonachea, Eduardo Abela, y por supuesto el ministro de Cultura Abel Prieto.

Kcho, como firma sus obras y es conocido en el medio, compite entre los artistas cubanos que demuestran ms amor a Castro, por lo menos pblicamente. Con acciones plsticas y genuflexiones ante los medios de prensa, Kcho patentiza constantemente su talento en funcin del gobierno.

No es el nico, muchos artistas y creadores cubanos muestran constantemente su fidelidad y amor al gobierno comunista, con el objetivo, muchas veces, de acceder a las prebendas que tal comportamiento reportan: un auto, un viaje al exterior, un discreto retiro en moneda convertible, la publicacin de un libro, o el permiso de venta en el exterior de sus obras.

En la Alemania nazi, un hombre encarn para la posteridad la sumisin de los artistas a la dictadura: Wilhelm Furtwngler (1886-1954), director de la Sinfnica de Berln. Aunque salio airoso de los juicios seguidos a los nacional socialistas, luego de la derrota del Reich, no pudo borrar su colaboracin con los fascistas.

Fuera de su inclinacin poltica a Furtwngler se le considera un promotor del concepto filosfico de la msica. Demostr su poderosa y expresiva forma de ver la msica, en la direccin, a la vez que desarroll el rico sonido de las cuerdas de la orquesta. Curs estudios durante varios aos con el prestigioso terico Heinrich Schenker, con quien estudi partituras musicales. De las interpretaciones de Furtwangler se conservan para la posteridad registros discogrficos de obras de Bla Bartk, Beethoven, Johannes Brahms, Joseph Haydn, Franz Liszt, Richard Strauss e gor Stravinsky entre otros.

En la Orquesta Filarmnica de Berln, durante la dictadura nacional socialista, nadie pregunt qu sucedi con los msicos judos, quin borr del repertorio a Flix Mendelssohn y, sobre todo, por qu daban un gran concierto cada ao el 30 de abril (cumpleaos del Fhrer) en las reuniones del partido en Nuremberg o en la apertura de los juegos de Olmpicos de 1936.

La Filarmnica funcionaba como una sociedad de responsabilidad limitada al borde de la ruina, hasta la llegada de Hitler al poder, en que pasa a depender del Ministerio de Propaganda, dirigido por Goebels. Casi de inmediato, los pocos msicos judos de la orquesta emigraron de Alemania. Los arios que se quedaron en la orquesta eran seres privilegiados para el nazismo. Estaban exentos de ser llamados a fila an en plena guerra. Podan traer de sus giras del extranjero productos escasos en Alemania, como caf y tabaco, que comercializaban en el mercado negro. En la Filarmnica se viva como bajo una campana de cristal.

Fue la conformidad, no hacer preguntas, aprovecharse de la situacin, negarse a ver la realidad que sostena a la dictadura. “No era una orquesta nazi” es una frase que repiten los que la sobrevivieron.

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