Un
Kcho de Furtwngler 6p5h32
Aleaga Pesant
LA HABANA, Cuba, noviembre (cubanet.sergipeconectado.com) - El
pintor Alexis Leyva (Kcho), present en el cierre de la Feria
Universitaria del Libro y la Lectura (FULL), en La Habana, una instalacin
consistente en un librero de madera con forma de estrella, donde
se acumularon cientos de libros de Fidel Castro para, en gesto de
amor al lder, ser tomados de manera gratuita por decenas
de fanticos.
Junto a l estuvieron de alguna manera rindindole
culto al rgimen, otros artistas, poetas, msicos
y creadores como Roberto Fernndez, Vicente Bonachea, Eduardo
Abela, y por supuesto el ministro de Cultura Abel Prieto.
Kcho, como firma sus obras y es conocido en el medio,
compite entre los artistas cubanos que demuestran ms amor
a Castro, por lo menos pblicamente. Con acciones plsticas
y genuflexiones ante los medios de prensa, Kcho patentiza constantemente
su talento en funcin del gobierno.
No es el nico, muchos artistas y creadores
cubanos muestran constantemente su fidelidad y amor al gobierno
comunista, con el objetivo, muchas veces, de acceder a las prebendas
que tal comportamiento reportan: un auto, un viaje al exterior,
un discreto retiro en moneda convertible, la publicacin
de un libro, o el permiso de venta en el exterior de sus obras.
En la Alemania nazi, un hombre encarn para
la posteridad la sumisin de los artistas a la dictadura:
Wilhelm Furtwngler (1886-1954), director de la Sinfnica
de Berln. Aunque salio airoso de los juicios seguidos a
los nacional socialistas, luego de la derrota del Reich, no pudo
borrar su colaboracin con los fascistas.
Fuera de su inclinacin poltica a
Furtwngler se le considera un promotor del concepto filosfico
de la msica. Demostr su poderosa y expresiva forma
de ver la msica, en la direccin, a la vez que desarroll
el rico sonido de las cuerdas de la orquesta. Curs estudios
durante varios aos con el prestigioso terico Heinrich
Schenker, con quien estudi partituras musicales. De las
interpretaciones de Furtwangler se conservan para la posteridad
registros discogrficos de obras de Bla Bartk,
Beethoven, Johannes Brahms, Joseph Haydn, Franz Liszt, Richard Strauss
e gor Stravinsky entre otros.
En la Orquesta Filarmnica de Berln,
durante la dictadura nacional socialista, nadie pregunt
qu sucedi con los msicos judos,
quin borr del repertorio a Flix Mendelssohn
y, sobre todo, por qu daban un gran concierto cada ao
el 30 de abril (cumpleaos del Fhrer) en las reuniones
del partido en Nuremberg o en la apertura de los juegos de Olmpicos
de 1936.
La Filarmnica funcionaba como una sociedad
de responsabilidad limitada al borde de la ruina, hasta la llegada
de Hitler al poder, en que pasa a depender del Ministerio de Propaganda,
dirigido por Goebels. Casi de inmediato, los pocos msicos
judos de la orquesta emigraron de Alemania. Los arios que
se quedaron en la orquesta eran seres privilegiados para el nazismo.
Estaban exentos de ser llamados a fila an en plena guerra.
Podan traer de sus giras del extranjero productos escasos
en Alemania, como caf y tabaco, que comercializaban en el
mercado negro. En la Filarmnica se viva como bajo
una campana de cristal.
Fue la conformidad, no hacer preguntas, aprovecharse
de la situacin, negarse a ver la realidad que sostena
a la dictadura. “No era una orquesta nazi” es una frase
que repiten los que la sobrevivieron.
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