Nefasto, la msica y los cubanos 5qk3s

Vctor Manuel Domnguez, Sindical Press

LA HABANA, Cuba, abril (cubanet.sergipeconectado.com) - Si la msica fuera protena los cubanos seramos las personas mejor alimentadas del mundo.

Hay que or cunto exceso, qu dedicacin pone la ciudadana en demostrar sus gustos, la potencia de su equipo y el aguante de sus resquebrajados edificios para soportar tantos felices decibelios.

Y no es slo el vecino quien muestra su alegra pre-suicidio, post potaje con arroz y huevo frito en un pas diseado para sordos de can. Las instalaciones culturales y recreativas tambin.

Para morir de un infarto glorioso provocado por guarachas, sones, baladas, rock o reguetn no es necesario quedarse entre las cuatro paredes de la casa. Salga, camine, convirtase en la vctima ms feliz de un ataque de msica que lo haga vibrar de convulsiones, perder el control de un lagrimal, y hacerse asiduo interlocutor (por seas) de un otorrino.

Slo tiene que entrar al bulevar de San Rafael, desde Galiano a Prado, y sabr de la mezcla inigualable de un arroz frito con toques de tambor a toda voz en la tienda Belinda.
Dos pasos ms adelante, frente al Arlequn, saborear con ritmo y taquicardia un helado con sabor a mentol chino baado con una salsa de Andy Montas.
Pero si prefiere la dcada prodigiosa, tmese a estrpito completo dos ostiones en los portales de la tienda Domin, en la prxima esquina, y dar saltos de placer escuchando a Los Brincos.

Sin embargo, la mayor variedad de msica cubana y ruido humano la encontrar al cruzar el Parque Central, pues en cuanto ponga un pie en los adoquines de Obispo no podr dejar de reconocer que en Cuba s hay donde gozar (siempre que tengas dura la moneda).
El recorrido Turismo musical con las tripas vacas o Por los caminos del sado masoquismo meldico, comienza en Obispo y Aguacate. All, desde la Casa del Escabeche, junto con el efluvio humeante de Tilapia en cazuela con ajonjol, te atacar como un len el montuno de Son de la loma, que te llevar subiendo hasta el Bosque de Boloa.

Ya frente a este espacio ensordecedor donde lo mismo te suenan por las orejas un ritmo de Jazz fusin con la comparsita, de Lecuona, y el infaltable Hasta siempre, Comandante, de Carlos Puebla, podrs sentarte a llorar de felicidad hasta el prximo suplicio que contina en La dichosa, ms conocida por La bullanguera.

Y ah, bajo la magia seductora de La dichosa, te nombrars dichoso si entre los ensordecedores acordes de los estribillos de Pica mi caballo, La vida es un carnaval y Oxgeno, puedes percatarte que t esposa est sentada en el contn de la acera con las manos taponendole los odos.

Pero todo es dicha, felicidad y ruido en esta calle Obispo, pues con slo pasos ya estars ubicado frente a La lluvia de Oro. Y que conste, no es oro lo que recibes, sino tormentas de ritmos, tempestades de ruidos que hacen temblar los adoquines con bolerotes al estilo Hoy como ayer, Convergencia y Perfidia.

La otra parada musical es ms feliz, ya que en el Caf Pars, que si bien nada tiene de la Ciudad Luz, potencia un nivel de ruidos equivalente al que provocan diez bombarderos, podrs declararte sordo de can al ritmo del chequer, las maracas y el saxo, en una mezcla de samba con rock como para chuparse los dedos de desesperacin.

Para culminar la bola (perdn, el recorrido musical), llguese hasta La Mina, y all, envuelto en El Camisn de Pepa, podr continuar viaje en un Chan-Chan que, antes de llevarlo al Alto Cedro, Cueto o Marcan, lo deje alelado en el muro del malecn con la mezcla infinita de los msicos-soperos.

Nada, que si la diversidad de msica que se escucha y amplifica en Cuba elevara los niveles de calidad de vida de la poblacin, los cubanos de seguro viviramos en el cielo, aunque sea tocando panderetas.

Y cuando los vecinos insomnes preguntan al delegado de la circunscripcin:
-Y el decreto ley que penaliza el ruido?

-Guardados –le va a responder.

-Y los policas ubicados cada cuatro adoquines del casco histrico de la capital?
-Bailando, seor, bailando, que no se puede dar una mala imagen a los turistas.

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