Conversacin en clave de sol 463020
Frank Correa
LA HABANA, Cuba, abril (cubanet.sergipeconectado.com) - Pepe regresaba de una entrevista en la Oficina de Intereses de los Estados Unidos, donde acababan de negarle la solicitud para visitar a su hijo. Hizo seas con la mano a un viejo Dodge del 54 que avanzaba por la calle Lnea. El auto se detuvo. Quedaba un asiento disponible.
Se acomod detrs, entre un hombre que llevaba un portafolio negro y una estudiante de la Escuela Latinoamericana de Medicina.
Delante, junto al chofer, viajaban dos hombres que vestan muy parecidos, tambin con portafolios oscuros sobre sus piernas.
A Pepe los hombres con portafolios le ponan la carne de gallina. Y los muy rasurados, pelados y que vistieran correctamente. Eran casi siempre agentes de la Seguridad del Estado.
Una voz reson en su odo.
-Qu tal, Pepe?
El hombre que viajaba a su lado result ser su viejo amigo Cucho. Disidente. Negociante. Inventor de todo lo humano y divino para sobrevivir. Ms de una vez los haban detenido. Haca ms de un ao que no lo vea. A Pepe le result sospechosa aquella indumentaria de Cucho. Pelado y afeitado. Vestuario impecable, zapatos briosos y aquel portafolios.
-Aqu –le respondi-, caminando mundo, pero dime, Cucho, ests trabajando en Cubacontrol?
S –dijo el amigo con naturalidad, y seal a los dos pasajeros de alante, que llevaban tambin portafolios y vestan como mellizos. Cucho comenz a hablar en clave .
-Qu te parece el sol que est cayendo?
-Terrible! –dijo Pepe-, me est acabando la vista. Precisamente vengo de la ptica, fui a hacerme unos espejuelos, pero los muy cabrones no tienen ni aparato para medir la vista. Y cmo te va a ti?
-Bien. La semana pasada me hicieron vice ministro. All tienen un almacn con todas las graduaciones del mundo.
Los que parecan mellizos miraron de reojo a Cucho. Si alguien hubiera observado atentamente, hubiese notado la leve contraccin de sus orejas cuando se aguzaron para or.
-Pero no te detengas, Pepe, hay que seguir – dijo Cucho-. Recuerdas la vez que perd la yegua rubia y los potricos y tuve que arar el campo con las ua? Y cuando aquello el sol no estaba tan duro!
El sol siempre ha estado igual!
-No, qu va, ahora est ms fuerte y cada vez se pone peor. Deja que llegue el verano de verdad. Por si las moscas estoy pensando en cambiar el caballo.
-Aqu, chofer, djeme aqu!
El auto se detuvo. Pepe pag y se despidi de su amigo. Cucho siempre fue impredecible, pero esta vez le result extrao verlo con ese vestuario y un portafolio. Imagin que andaba metido en algo importante. Camin con desgano hacia su casa. Era la segunda solicitud que le negaban para visitar a su hijo. Cuba tampoco le otorgaba visa al muchacho para venir. Pepe estaba atrapado en un juego familiar donde los gobiernos cerraban todas las entradas y salidas. Se estaba poniendo viejo y sus fuerzas ya no eran las mismas. Sinti que el sol calentaba ms fuerte. De verdad le estaba acabando con la vista.
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