15 de enero de 2008

Desaparicin de 40 cubanos abruma a sus familias 4f4g56


ALFONSO CHARDY
The Miami Herald

RONNA GRADUS / The Miami Herald

Todava estaba oscuro aquella madrugada a fines de noviembre cuando 40 personas, entre ellas 12 nios, abordaron una embarcacin de pesca deportiva que haba salido de la Florida para recogerlos en la costa norte de Cuba.

El cielo estaba claro pero el mar un poco picado.

Los cubanos, todos de distintos lugares de la provincia de Matanzas, esperaban un viaje sin contratiempos, el mismo viaje que sus familiares, cnyuges, hermanos, hermanas y otros haban hecho para llegar al sur de la Florida, algunos tan recientemente como el ao anterior.

Mientras se dirigan hacia mar abierto despus de las 3 a.m., algunos usaron un telfono que su capitn --conocido slo como El Grifo-- les haba dado para llamar a sus familiares en Miami y Hialeah. Esperaban reunirse en cuestin de horas.

Pero nunca llegaron.

Lo que les sucedi a los pasajeros del yate Wellcraft de 32 pies de eslora, con capacidad para nueve pasajeros --no cuarenta-- sigue siendo un misterio. Si se confirma que el barco naufrag y que sus ocupantes se ahogaron, la tragedia podra ser una de las peores desde que embarcaciones del gobierno cubano se lanzaron contra el remolcador 13 de Marzo en 1994, hundindolo con un saldo de 41 muertos.

El Servicio Guardacostas considera desaparecidos a los 40 nufragos y sospecha que el caso es otra operacin de contrabando humano, una de un nmero cada vez mayor desde que Fidel Castro cedi el poder a su hermano Ral en julio del 2006.

Grupos de exiliados cubanos calculan que miles han muerto en el mar desde que Castro tom el poder en 1959. Se cree que ms de 220 inmigrantes cubanos --entre ellos los 40 de marras-- han muerto en el mar desde enero del 2001.

Oficiales del Guardacostas, frustrados por el aumento de las operaciones de contrabando y las tragedias en el mar, han pedido a la comunidad de exiliados que se pronuncien contra estos peligrosos viajes. Los barcos abarrotados de inmigrantes son un negocio lucrativo para los contrabandistas, que cobran hasta $10,000 por persona.

Si El Grifo era un contrabandista, se preparaba a ganar $400,000 en ese viaje.

La noticia de la desaparicin del barco fue mucho para Regla Jimnez, de 55 aos, que muri en Matanzas el Da de Navidad. Jimnez, cuyos dos hijos ya estaban en el sur de la Florida, sufri un infarto al enterarse que sus nietos --una nia y un nio, ambos de un ao-- y dos nueras haban desaparecido.

Aunque los familiares ados por The Miami Herald en Cuba y el sur de la Florida insisten en que se enteraron del viaje a ltima hora y no saban nada de una operacin de contrabando, los Guardacostas dice que los familiares esperaron mucho --casi dos semanas-- en reportar la desaparicin, un error potencialmente fatal.

''Despus de 12 das el rea de bsqueda habra sido demasiado grande, cualquier punto entre Cuba y Carolina del Norte'', dijo el portavoz del Servicio Guardacostas, teniente de navo Chris O'Neal.

The Miami Herald encontr a 11 familiares --uno en Houston-- de ocho de las familias de los desaparecidos para tener idea de qu pudo haber sucedido. Identificaron a 22 de los 40 en el peligroso viaje. Esto es lo que recuerdan:

Luis Bazn, de 40 aos, estaba preparando la carga de un avin en el Aeropuerto Internacional de Miami el 23 de noviembre cuando su mvil son a las 11 a.m. Era su esposa, Yusmari Rosales, de 27 aos, que lo llamaba desde la embarcacin, que estaba al sur de Cay Sal, en la parte ms al sur de las Bahamas.

Rosales, que hablaba emocionada, le dijo a Bazn que sus hijos, Yalon, de 2 aos, y Yaseel, de 8, estaban con ella. Muchos de los otros pasajeros estaban mareados, le dijo, pero por lo dems todo estaba bien.

''Estaba muy nerviosa, loca de emocin porque dentro de poco llegara y disfrutara de la libertad en este gran pas'', dijo Bazn la semana pasada.

El Grifo estaba esperando que cayera la noche para tomar rumbo norte en la oscuridad y tratar de evitar al Servicio Guardacostas.

El pronstico del tiempo era de cielos despejados con posibilidad de algunos chubascos. Un frente fro se aproximaba desde el norte. El mar tena olas de uno a dos pies 60 millas al sur de los Cayos.

Rosales le prometi a Bazn que lo llamara de nuevo a las 4 p.m.

La llamada nunca lleg.

Ariel Cabrera, un camionero que tena en la embarcacin a su hermano, Reniel, y a su cuada, Idania, dijo que en Matanzas se supo que El Grifo, un pescador, iba a recoger a su familia y podra tener espacio para otras personas.

La hermana de Cabrera, Aranelis, que vive en el poblado de Perico, dijo que la vspera del viaje Reniel mencion que iba a visitar a unos amigos en Crdenas, cerca de donde 40 cubanos haban sido recogidos y un lugar comn de salida de balseros y contrabandistas.

Cuando Jorge Pino, de 42 aos, se despidi con un beso de su esposa Dania Gonzlez, ella no pens en nada de eso. Pino le dijo que iba a Camagey, a unas 260 millas de Matanzas, para visitar a unos familiares y que regresara pronto. Sin embargo, en realidad lo que tena pensado era reunirse con su hermano Raidel Pino en Hialeah.

Los hermanos Lzaro y Osmany Martnez dijeron que no saban que sus esposas e hijos pequeos se dirigan a Matanzas hasta que familiares llamaron de Cuba para preguntar por ellas.

Osmany, de 31 aos y barbero en el sur de Miami-Dade, lleg a Estados Unidos en diciembre del 2006 y desde entonces ha estado tratando de conseguir visas para su esposa Miretsy Gmez, de 27 aos, y para su hija de 1 ao, Diosanay Martnez.

''Deben haberse organizado all'', dijo Lzaro, de 33 aos, jardinero de una comunidad exclusiva del sur del condado. Su esposa Yamiris Ziga, de 26 aos, trabajaba en empleos irregulares en Cuba y cuidaba al hijo de ambos, Marlon Challaane, de 1 ao.

Ambos hermanos han perdido a sus esposas, sus hijos y su madre, que muri el Da de Navidad.

La mayora de los familiares de las 40 personas en La Florida dijeron que los de la familia salieron de la isla porque las condiciones no han cambiado bajo Ral Castro.

''Nunca habr cambio'', dijo Danny Daniel, de 27 aos, cuya esposa, Mayeln Mendoza, de 33 aos, y el hijo de 4 aos, Danny, estn tambin desaparecidos.

El 6 de diciembre el Servicio Guardacostas empez a recibir llamadas de Bazn y de otros.

Al principio las llamadas eran de ms resignacin que ansiedad: esperaban que les dijeran que sus familiares haban sido interceptados y devueltos a la isla, como es habitual cuando los interceptan en el mar. Si los cubanos hubieran tocado territorio estadounidense, es muy probable que se hubiesen podido quedar, a diferencia de otros los que vienen del Caribe y otros pases.

El Servicio Guardacostas sigui el procedimiento habitual y dio a los familiares un telfono para que llamaran a un enlace en Congreso designado para ayudar a los exiliados a localizar a sus familiares perdidos en el mar.

Esa misma tarde, cuando los nombres de las familias no se mencionaron en las listas de desaparecidos, el Servicio Guardacostas orden la bsqueda de una embarcacin, o sus restos, y despach a un avin para sobrevolar la zona. Esto fue 12 das despus que El Grifo sali de Cuba.

Bazn estaba tan ''preocupado'' por lo sucedido que oficiales del Servicio Guardacostas que hablaron con l en diciembre pensaron que tena ''ideas suicidas''. Despus estuvo tres das ingresado en una sala siquitrica.

Desesperado, alquil un avin para buscar el rea de Cayo Sal el 12 de diciembre, con la esperanza de hallar a su familia en algn lugar del Estrecho de la Florida.

El viernes pasado Bazn estall en llanto cuando puso un video de su hijo y la bsqueda del avin sobre Cayo Sal.

''Mi vida sin mis hijos se acab'', repiti Bazn una y otra vez.

Los familiares de los 40 se aferran a la esperanza de que sus seres queridos tal vez estn detenidos en Cuba, o quizs llegaron a Mxico o a las Bahamas y terminaron encarcelados. Sin embargo, las autoridades estadounidenses han saben nada de su destino.

''Hemos investigado tanto en Mxico como en las Bahamas y no hemos detectado nada'', dijo Ana Carbonell, jefa de despacho del representante Lincoln Daz-Balart, republicano por Miami.

Por su parte, funcionarios cubanos han insistido al Servicio Guardacostas que tampoco tienen informacin sobre los 40 desaparecidos.

Mario Galbn, maquinista de Miami-Dade cuyo hermano Jorge, de 44 aos, estaba en el yate con su esposa Yusimi Carvajal, de 37 aos, y dos hijos, Jorge, de 19, y Julia, de 10, dijo que sospecha en la salida participaron contrabandistas.

''No tengo detalles, pero creo que el dinero pas de una mano a otra, o se prometi y nunca se entreg'', dijo Galbn.

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