14 de mayo de 2008   IMPRIMIR   VOLVER AL INICIO
 
CRÓNICA
 

Camisa de once varas 2k301o

Tania Díaz Castro

LA HABANA, Cuba, Mayo (cubanet.sergipeconectado.com) - Para el movimiento anticomunista surgido en Cuba desde los primeros albores del régimen castrista, representa un triunfo el hecho de continuar existiendo dentro y fuera del país, frente a dos fuerzas muy poderosas, como camisa de once varas: por una parte, la dictadura cubana, que se niega a reconocer a sus como honestos y valerosos opositores, llamándolos mercenarios, y por otra, la Agencia Central de Inteligencia -CIA-, creada por el gobierno de Estados Unidos en 1947, y cuyo objetivo precisamente es luchar a favor de la democracia y la libertad.

La colaboración que han prestado los gobiernos de Estados Unidos, nada encubierta por cierto, a esos movimientos opuestos a regímenes comunistas en el mundo entero, puede conocerse fácilmente en la Enciclopedia Encarta 2007, si se busca la historia pública de la CIA.

Nada extraño es que esa organización, uno de cuyos objetivos es combatir el comunismo, quiera cooperar con aquellos movimientos que defienden los derechos humanos.

El Movimiento de Derechos Humanos de Cuba, surgido en 1976 gracias a la creación de un comité a cargo de un pequeño grupo de intelectuales encabezado por Ricardo Bofill Pagés y la señora Martha Frayde, y compuesto hoy por numerosas organizaciones con más de 25 mil en toda la isla, también ha sido acusado de recibir ayuda de Estados Unidos, un pretexto usado por Fidel Castro para no aceptar criterios opuestos al suyo, como ha ocurrido siempre en regímenes totalitarios.

La propia Encarta 2007 aclara que entre las actividades de la CIA está la subvención a partidos, grupos o políticos extranjeros considerados demócratas, la lucha contra la subversión y los golpes de estado en países democráticos y la prevención de ataques terroristas, el crimen internacional organizado y el tráfico de drogas, entre otras. En su historia aparece el apoyo brindado a los exiliados cubanos que desembarcaron en Bahía de Cochinos, así como a la guerrilla anti sandinista de los años ochenta en Nicaragua.

Pero, ¿en qué podría haber ayudar la CIA a un movimiento que sólo ha contado para su trabajo pacífico con al amor y la perseverancia a lo largo de sus 32 años de fundado?  Estamos ante un Movimiento que sólo cuenta con algo muy propio: valor.

Será una vergüenza histórica para el régimen castrista haber encarcelado a opositores pacíficos y periodistas independientes que sólo desean para su pueblo una democracia donde se respete la individualidad de cada ciudadano.

Ricardo Bofill me dijo una vez que las dictaduras totalitarias, totalitarias de verdad, no como fue la de Fulgencio Batista, duraban largos años. Ha ocurrido así. También dijo que solas se caen, sin nadie que las empuje.

 

 

 

 
 
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