Mandos 36n12
Aleaga Pesant
LA HABANA, Cuba, julio (cubanet.sergipeconectado.com) - Al oeste de La Habana, en el municipio La Lisa, se encuentra Barbosa, comunidad de militares rodeada de una frondosa arboleda. Se llega allí a través de la Avenida 25, antes de convertirse en la autopista Novia del Mediodía.
En la comunidad, construida al costado de la antigua Escuela Técnica de Aviación, viven varios de mis compañeros de la escuela de artillería. Todos sirvieron en las tropas antiaéreas y en la dirección de escuelas y academias. Luego de casi treinta años, están a punto de retirarse del servicio activo.
En el ejército cubano el que llega a coronel llega a general. De ahí que sea uno de los ejércitos con más tenientes coroneles del mundo. Ninguno de mis compañeros de curso llegó más allá de ese grado. Ni los más aventajados.
Los generales mantienen férreamente el poder. El armamento es obsoleto y sin mantenimiento. En época de teléfonos móviles las comunicaciones de las tropas se realizan a través de los viejos artefactos rusos de la II Guerra Mundial. La moral de los soldados del Servicio Militar General es tan alta como la de los jóvenes que a principios del 2008 tomaron sus fusiles para huir a territorio norteamericano.
Hace ocho años conversé con el entonces mayor Acosta, en al campo de tiro de Jejenes. Acosta es uno de mis condiscípulos, graduado en el segundo curso superior de formación de oficiales en Ciencias Políticas. Cuando le pregunté sobre el fututo me aclaró que prefería retirarse con esa jerarquía y encontrar una tienda en divisas para istrar y preparar su jubilación.
En El Doral, Florida, el almirante James Stavridis entregó la jefatura del Comando Sur al general de la Fuerza Aérea Douglas Fraser. Según las imágenes dos elegantes, esbeltos y atléticos oficiales. La prensa internacional reseñó que durante su jefatura, el almirante desarrolló proyectos para América Latina, que reflejan los nuevos lazos entre los militares de la región. Entre ellos el recorrido del buque hospital Comfort, que brindó asistencia médica a más de 400 mil personas, el crecimiento de las maniobras en apoyo a la seguridad del Canal de Panamá y ayuda humanitaria.
Además, Stavridis promovió proyecciones de películas, en las que el personal disfrutó de filmes latinoamericanos sobre temas regionales, desde Ernesto Guevara hasta las favelas de Rio de Janeiro. Todo con el propósito de asegurar que sus hombres comprendan la historia y la cultura de la región, sus conflictos y aspiraciones.
En los distintos centros de enseñanza militar de la isla, se gradúan por estos días cerca de mil 500 clases y oficiales. Jóvenes y eufóricos, los nuevos funcionarios del aparato represivo del Estado sueñan con alcanzar un espacio en el mundo.
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