Indagación del bateo 5x1ry
Moisés Leonardo Rodríguez
LA HABANA, Cuba, julio En el lenguaje coloquial cubano el término bateo equivale a una protesta airada en demanda de algo que corresponde por derecho al reclamante. Se entiende así que los cubanos digan que está dando un bateo el niño que, para satisfacer su derecho a la alimentación adecuada, llora en demanda del pecho materno.
Los padres dan con frecuencia bateos a los hijos desobedientes. Junto al programa de educación preescolar bautizado como Educa a tu hijo, habrá que desarrollar uno titulado Educa a tus padres, con el fin de mejorar la debida comunicación familiar.
Bateo es también lo que dan los compradores cuando detectan que les han vendido un producto defectuoso o se les roba unas onzas a la hora de pesar una mercancía. Es lo que dan los unos a los otros al abordar un ómnibus repleto, demandando los que quedan abajo a los que están en el pasillo que den un pasito atrás para que ellos puedan subir.
También bateo lo dan los s de los comedores obreros cuando la sopa está aguada o los chícharos se sirven con gorgojos. Las esposas dan bateos al marido cuando llegan tarde y pasados de de tragos.
Bateo están dando los cubanos en estos días por los recortes de electricidad, alimentos y transporte, lo que da al traste con las promesas de “cambiar lo que deba ser cambiado” –según palabras de Raúl Castro.
De bateo en bateo han pasado cincuenta años. De generación en generación se ha trasmitido la capacidad de reclamos de todo tipo por la escasez impuesta. La universalización y la supuesta gratuidad de la educación en Cuba no han logrado modificar la capacidad de comunicación interpersonal, y eliminar esta forma de reclamo público.
La injerencia de la política en lo que debe ser asunto exclusivo de profesionales, familiares de los educandos, ha logrado las metas del poder pero no el mejoramiento humano.
Instruir es bueno, educar imprescindible. Elevar las virtudes y las buenas maneras es el camino a seguir para lograr que las naciones sean mejores. Esto hay que reclamarlo. Sin dar bateo.
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