Vivir como persona (I parte) 674259

Laritza Diversent

LA HABANA, Cuba, julio (cubanet.sergipeconectado.com) - Yunia Palacio Sánchez, vive en el Calvario, un barrio periférico de la capital cubana, desde hace 12 años. Sin embargo, esa no es la dirección que consta en su carné de identidad. Su domicilio y lugar de procedencia esta en Santiago de Cuba.  

Tiene 29 años y tres hijos menores, todos frutos de una relación no formalizada. El padre de sus hijos y ella terminaron, aunque continúan viviendo bajo el mismo techo. Sus problemas conyugales comenzaron hace dos años, después que él saliera de prisión bajo libertad condicional.  

Para Yunia se hace insoportable la convivencia. Está desesperada y suplica ayuda. No obstante, su situación la conocen las instituciones estatales del municipio Arroyo Naranjo: los trabajadores sociales, Comité de Defensa de la Revolución, la Federación de Mujeres Cubanas, la Dirección Municipal de la Vivienda, la Comisión Provincial de Prevención y Atención Social de Arroyo Naranjo y el gobierno municipal. 

El padre de sus hijos la expulsa constantemente de la casa. Ella no tiene para donde ir. Recientemente le dio hasta el 6 julio para que abandonara el inmueble, si así se le puede llamar al lugar donde viven. Mientras, con maltratos físicos y de palabra, la conmina a hacer lo que le exige.  

Yunia, en días pasados, recurrió a las autoridades policiales en busca de protección. Pidió auxilio al jefe de sector, agente de la policía que atiende la localidad, por los maltratos físicos y verbales que sufre.  

El agente acudió a su llamado, pero acompañado de un auto patrullero, la trabajadora social, y una inspectora de la oficina del registro de direcciones.  

“La solución que encontraron fue imponerme una multa de 200 pesos moneda en virtud del Decreto 217, de regulaciones migratorias internas para Ciudad de La Habana. Es la tercera multa que me ponen en virtud de esta disposición, la primera de 200 pesos y la segunda de 100.  

Yunia no trabaja, recibe una pensión de 175 pesos mensuales. ¿De dónde sacará más dinero, cuando lo que recibe apenas alcanza para alimentar a sus hijos? De la chequera también le descuentan 60 pesos para el pago del refrigerador que le vendieron a raíz de la “revolución energética”.

Pregunté  su grado de escolaridad y por qué no trabajaba. Muy apenada me confesó que apenas había llegado al quinto grado, y que era una RM. Intrigada indagué el significado. Yunia presenta un retraso mental ligero, es decir, dificultad para aprender, por eso no consigue empleo. En Cuba, para limpiar piso se necesita haber cursado el grado 12.    

Quizás por eso las instituciones estatales del municipio le den siempre la misma respuesta: “Debe retornar con sus hijos al lugar donde tiene su residencia, Santiago de Cuba”. Ella no tiene la capacidad suficiente para cargar con lo precario de su situación. Ni para exigir que le den solución a su caso.

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